Frente a un nuevo Bretton Woods
El embajador Néstor Stancanelli analizó el mundo de la post crisis y las posibilidades que se abren para los países de América Latina de ganar un mayor protagonismo en la toma de decisiones a nivel global. El director nacional de Negociaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, en una conferencia organizada por la Cámara Argentino Brasileña, CAMBRAS, resaltó que los problemas estructurales por los que está atravesando hoy Estados Unidos, que se traducen en sus déficits gemelos, ya no son sustentables, lo que hace cada vez más necesario unirse al resto del mundo, como lo demuestra el fortalecimiento del G-20. "Estamos a las puertas de un nuevo Bretton Woods", anticipó, dado que las condiciones que llevaron a la economía estadounidense al escenario actual aún persisten y exigirán un cambio. América Latina se enfrenta a una oportunidad única para ganar peso en el Grupo de los 20 y hacerse de un lugar en el nuevo orden, aseguró.
No son pocos los que opinan que el mundo está asistiendo a la última fase del sistema económico basado en los activos financieros, donde cada vez más las economías centrales se muestran interesadas en la cooperación con los emergentes, y en la que América Latina se enfrenta a una oportunidad única para ganar peso en el Grupo de los 20 y hacerse de un lugar en el nuevo orden. El embajador Néstor Stancanelli, director nacional de Negociaciones Económicas Internacionales, coincidió con quienes opinan que tras la crisis que sacudió al mundo "estamos viviendo los finales del sistema que se instaló después de la Segunda Guerra Mundial". El grupo de países centrales que marcaban el pulso de la economía mundial desde el G-8, articulados por el Fondo Monetario y el Banco Mundial desde el acuerdo de Bretton Woods, deberán encarar ahora una reconversión decisiva o el mundo, como dice Stancanelli, "les pasará por encima".
El primer hecho que respalda esta proyección es la irrupción del G-20, que terminó por reemplazar al G-8 y que otorga un lugar inédito a los nuevos protagonistas de la economía del futuro, entre ellos Argentina y Brasil. "El mundo en desarrollo adquirió un papel protagónico que no había tenido antes, llegando a cerca del 44% del PBI desde el 25% que representaba al finalizar la Segunda Guerra Mundial, con un aporte al crecimiento de más de 50%", recordó Stancanelli durante el encuentro organizado por la Cámara de Comercio Argentino-Brasileña (CAMBRAS).
Stancanelli encabezó el debate "Efectos post-crisis financiera: Perspectivas y posibilidades 2010", donde señaló como una de las grandes tendencias que -a pesar del boom que se vio en los últimos años- quizás el comercio exterior ya no juegue un rol preponderante en las próximas décadas. "Esto significa que tal vez la expansión fenomenal del comercio a la que hemos asistido no sea la misma de ahora en adelante", indicó el experto, y otra vez los números lo respaldan: aunque el comercio internacional creció 7% en 2007, por encima de la tasa de 5,2% de la producción, en 2008 el ritmo de incremento de cada uno ya eran equivalentes. Y para el cierre de 2009 -según la mayoría de los pronósticos- la retracción que mostraría la producción sería de 1%, ínfima si se la compara con la baja de 11% estimada para el comercio. "Para 2010 ya se habla de un aumento de la producción por encima del incremento del comercio exterior", apuntó Stancanelli.
Tendencias en el comercio
Además del probable menor peso del comercio en la economía mundial, hay algunas tendencias que se empiezan a adivinar en el escenario de la post crisis. Una de ellas se refiere al menor peso de la producción agrícola frente a la manufacturera, propensión que -aún con alguna mejora por diferentes factores- seguramente se afianzará en las próximas décadas. Stancanelli recordó que la producción agrícola y sus derivados aumentó cuatro veces desde 1950 en tanto las exportaciones del sector lo hicieron más de siete veces, mientras que la producción de las manufacturas aumentó 12 veces en 57 años, con un comercio que se incrementó 64 veces. "Todo indica que el sector más dinámico en la demanda internacional seguirá siendo la manufactura -sostuvo el diplomático- Las necesidades humanas son ilimitadas en cuanto a demanda de bienes pero bastante limitadas en lo que hace a bienes primarios y si bien con China como motor de consumo puede haber un incremento, en términos generales no va a cambiar la tendencia de fondo", resumió Stancanelli. Cabe recordar que mientras la agricultura redujo su participación en el valor de las exportaciones mundiales de 46% en 1950 a 8% en la actualidad, el sector manufacturero la incrementó de 39 a 72%. "Este cambio estructural está indicando hacia dónde deben dirigirse ahora los países cuando diseñan su política económica -advirtió Stancanelli- aunque no por eso se debe dejar de lado el hecho de que los países de nuestra región son fuertes exportadores agrícolas".
El cambio al que se refiere el especialista se refleja también en la variación que ha sufrido la composición geográfica de las exportaciones mundiales entre 1970 a 2007: Estados Unidos pasó de 14% a 8%; el grupo de Brasil, India y Sudáfrica se mantuvieron en 3%; China creció de 1% a 9% de manera similar al Sudeste asiático (de 2 a 6%); mientras que el resto de la región sudamericana cayó de 25 a 20%. En el caso específico de Argentina, Stancanelli destacó que el país logró mantener su participación (0,4%), aunque no escapó a la generalidad del grupo, que en las últimas décadas no ha logrado diversificar su estructura productiva.
Frente a un nuevo Bretton Woods
Otra tendencia fundamental anticipada por Stancanelli tiene que ver con el agotamiento del modelo que dominó el panorama luego del fin de la Segunda Guerra Mundial, instrumentado sobre la base del dólar como la moneda de reserva internacional. El embajador resaltó que los problemas estructurales por los que está atravesando hoy Estados Unidos, que se traducen en sus déficits gemelos, ya no son más sustentables, lo que hace cada vez más necesario unirse al resto del mundo, como lo demuestra el fortalecimiento del G-20. "Estamos a las puertas de un nuevo Bretton Woods", anticipó, dado que las condiciones que llevaron a la economía estadounidense al escenario actual aún persisten y exigirán un cambio. De hecho, Estados Unidos no es el único en esa situación, como lo muestra la evolución que ha tenido a partir de los '90 el déficit de balance de cuenta corriente, que empieza a adquirir proporciones alarmantes en casi todos los países desarrollados, siendo EE.UU. responsable de casi 80% de ese rojo.
Otro aspecto a analizar en el futuro es el sobredimensionamiento de la intermediación financiera, que en porcentaje del PBI trepó exageradamente desde la década del '70 hasta 2007, siendo sin duda el origen de la debacle más impresionante que haya visto el mundo desde la Gran Depresión. En 1970 el peso del sector de intermediación financiera en el PIB pasó de 15,7% a 27,7 en Japón; de 16,5 a 30,7% en EE.UU.; y de 13,6 a 25,5% en la Unión Europea, por citar algunos ejemplos. Sin razones claras que justifiquen semejante sobrevaluación para una actividad que simplemente cumple el rol de canalizador de ahorros, se encuentra allí la explicación del estallido de la burbuja de las subprime.
Conclusiones y desafíos
• En las últimas décadas los países emergentes han estado negociando en los distintos foros mundiales para subsanar el problema de las asimetrías en las reglas del comercio, y ahora como nunca, el mayor peso que han adquirido sus economías les abre nuevas posibilidades para participar activamente en el diseño de la nueva estructura económica mundial. "Estamos peleando por cambiar las reglas asimétricas en el comercio, pero eso viene de la mano del mayor peso de los países", recalcó Stancanelli. Hay allí entonces un primer desafío ya que si bien las posiciones en los distintos ámbitos internacionales de discusión "distan de ser armónicas, hoy existe el convencimiento de los países centrales de que su bienestar depende del de sus vecinos", afirmó el embajador.
• Los países sudamericanos en general han resistido mucho mejor esta última crisis mundial, fundamentalmente por el superávit fiscal y comercial que lograron, el aumento de reservas, el desendeudamiento y el ordenamiento de diversas variables macro. "También tuvo que ver con que estas economías se basaron mucho en el mercado interno y porque además reorientaron su comercio exterior", señaló. Pero en el caso de Argentina y Brasil hay que "trabajar más estratégicamente ya que de esa forma podremos superar muchos de los problemas estructurales que estamos teniendo", agregó Stancanelli.
• Para el mundo, el mayor desafío es entender que la reciente crisis fue de carácter estructural y que el modelo que existió hasta mediados de 2008 no puede continuar igual. Uno de los más grandes cambios que serán necesarios es que el sector financiero sea capaz de sustentar la producción.
• Se precisan cambios en el sistema monetario mundial y la reorientación del Fondo Monetario Internacional para encaminar el financiamiento con un criterio igualitario para todos los países; también es necesario un giro del Banco Mundial -que en las últimas décadas se había transformado en un complemento del FMI- para volver a funcionar como una entidad internacional abocada a la promoción del desarrollo.
• Los estados deben analizar la calidad del gasto público, sobre todo en economías centrales en las que ha sido preponderante el gasto en materia de defensa, para dirigir los recursos en mayor medida a la salud y la educación.
• El debate por el cuidado del medio ambiente también será fundamental. Esto incluye analizar formas de preservación del agua, el manejo de los recursos naturales, el reciclado de productos, el cambio climático, y otros aspectos que requieren una visión de largo plazo. Stancanelli recordó que la emisión de gases no es uniforme sino que varía en gran medida entre los países, lo que abre la puerta a una suerte de mercado de comercialización de permisos de emisión. "Sería factible que algunos países, para evitar cumplir con sus compromisos de mitigación de gases, intenten pagar con esos permisos para que otras naciones reduzcan su cuota, con lo cual estarán limitando el proceso de desarrollo de estas economías emergentes; por lo tanto, allí hay una agenda fundamental que el Mercosur debe debatir", sintetizó.
• Para el Mercosur, Stancanelli recomendó fijar un mecanismo compensador en el intercambio comercial que prevea la utilización de los saldos para comprar más a los países vecinos. "De esta forma aseguramos que todos crezcamos y vamos a tener un peso distinto a nivel mundial", finalizó.
El primer hecho que respalda esta proyección es la irrupción del G-20, que terminó por reemplazar al G-8 y que otorga un lugar inédito a los nuevos protagonistas de la economía del futuro, entre ellos Argentina y Brasil. "El mundo en desarrollo adquirió un papel protagónico que no había tenido antes, llegando a cerca del 44% del PBI desde el 25% que representaba al finalizar la Segunda Guerra Mundial, con un aporte al crecimiento de más de 50%", recordó Stancanelli durante el encuentro organizado por la Cámara de Comercio Argentino-Brasileña (CAMBRAS).
Stancanelli encabezó el debate "Efectos post-crisis financiera: Perspectivas y posibilidades 2010", donde señaló como una de las grandes tendencias que -a pesar del boom que se vio en los últimos años- quizás el comercio exterior ya no juegue un rol preponderante en las próximas décadas. "Esto significa que tal vez la expansión fenomenal del comercio a la que hemos asistido no sea la misma de ahora en adelante", indicó el experto, y otra vez los números lo respaldan: aunque el comercio internacional creció 7% en 2007, por encima de la tasa de 5,2% de la producción, en 2008 el ritmo de incremento de cada uno ya eran equivalentes. Y para el cierre de 2009 -según la mayoría de los pronósticos- la retracción que mostraría la producción sería de 1%, ínfima si se la compara con la baja de 11% estimada para el comercio. "Para 2010 ya se habla de un aumento de la producción por encima del incremento del comercio exterior", apuntó Stancanelli.
Tendencias en el comercio
Además del probable menor peso del comercio en la economía mundial, hay algunas tendencias que se empiezan a adivinar en el escenario de la post crisis. Una de ellas se refiere al menor peso de la producción agrícola frente a la manufacturera, propensión que -aún con alguna mejora por diferentes factores- seguramente se afianzará en las próximas décadas. Stancanelli recordó que la producción agrícola y sus derivados aumentó cuatro veces desde 1950 en tanto las exportaciones del sector lo hicieron más de siete veces, mientras que la producción de las manufacturas aumentó 12 veces en 57 años, con un comercio que se incrementó 64 veces. "Todo indica que el sector más dinámico en la demanda internacional seguirá siendo la manufactura -sostuvo el diplomático- Las necesidades humanas son ilimitadas en cuanto a demanda de bienes pero bastante limitadas en lo que hace a bienes primarios y si bien con China como motor de consumo puede haber un incremento, en términos generales no va a cambiar la tendencia de fondo", resumió Stancanelli. Cabe recordar que mientras la agricultura redujo su participación en el valor de las exportaciones mundiales de 46% en 1950 a 8% en la actualidad, el sector manufacturero la incrementó de 39 a 72%. "Este cambio estructural está indicando hacia dónde deben dirigirse ahora los países cuando diseñan su política económica -advirtió Stancanelli- aunque no por eso se debe dejar de lado el hecho de que los países de nuestra región son fuertes exportadores agrícolas".
El cambio al que se refiere el especialista se refleja también en la variación que ha sufrido la composición geográfica de las exportaciones mundiales entre 1970 a 2007: Estados Unidos pasó de 14% a 8%; el grupo de Brasil, India y Sudáfrica se mantuvieron en 3%; China creció de 1% a 9% de manera similar al Sudeste asiático (de 2 a 6%); mientras que el resto de la región sudamericana cayó de 25 a 20%. En el caso específico de Argentina, Stancanelli destacó que el país logró mantener su participación (0,4%), aunque no escapó a la generalidad del grupo, que en las últimas décadas no ha logrado diversificar su estructura productiva.
Frente a un nuevo Bretton Woods
Otra tendencia fundamental anticipada por Stancanelli tiene que ver con el agotamiento del modelo que dominó el panorama luego del fin de la Segunda Guerra Mundial, instrumentado sobre la base del dólar como la moneda de reserva internacional. El embajador resaltó que los problemas estructurales por los que está atravesando hoy Estados Unidos, que se traducen en sus déficits gemelos, ya no son más sustentables, lo que hace cada vez más necesario unirse al resto del mundo, como lo demuestra el fortalecimiento del G-20. "Estamos a las puertas de un nuevo Bretton Woods", anticipó, dado que las condiciones que llevaron a la economía estadounidense al escenario actual aún persisten y exigirán un cambio. De hecho, Estados Unidos no es el único en esa situación, como lo muestra la evolución que ha tenido a partir de los '90 el déficit de balance de cuenta corriente, que empieza a adquirir proporciones alarmantes en casi todos los países desarrollados, siendo EE.UU. responsable de casi 80% de ese rojo.
Otro aspecto a analizar en el futuro es el sobredimensionamiento de la intermediación financiera, que en porcentaje del PBI trepó exageradamente desde la década del '70 hasta 2007, siendo sin duda el origen de la debacle más impresionante que haya visto el mundo desde la Gran Depresión. En 1970 el peso del sector de intermediación financiera en el PIB pasó de 15,7% a 27,7 en Japón; de 16,5 a 30,7% en EE.UU.; y de 13,6 a 25,5% en la Unión Europea, por citar algunos ejemplos. Sin razones claras que justifiquen semejante sobrevaluación para una actividad que simplemente cumple el rol de canalizador de ahorros, se encuentra allí la explicación del estallido de la burbuja de las subprime.
Conclusiones y desafíos
• En las últimas décadas los países emergentes han estado negociando en los distintos foros mundiales para subsanar el problema de las asimetrías en las reglas del comercio, y ahora como nunca, el mayor peso que han adquirido sus economías les abre nuevas posibilidades para participar activamente en el diseño de la nueva estructura económica mundial. "Estamos peleando por cambiar las reglas asimétricas en el comercio, pero eso viene de la mano del mayor peso de los países", recalcó Stancanelli. Hay allí entonces un primer desafío ya que si bien las posiciones en los distintos ámbitos internacionales de discusión "distan de ser armónicas, hoy existe el convencimiento de los países centrales de que su bienestar depende del de sus vecinos", afirmó el embajador.
• Los países sudamericanos en general han resistido mucho mejor esta última crisis mundial, fundamentalmente por el superávit fiscal y comercial que lograron, el aumento de reservas, el desendeudamiento y el ordenamiento de diversas variables macro. "También tuvo que ver con que estas economías se basaron mucho en el mercado interno y porque además reorientaron su comercio exterior", señaló. Pero en el caso de Argentina y Brasil hay que "trabajar más estratégicamente ya que de esa forma podremos superar muchos de los problemas estructurales que estamos teniendo", agregó Stancanelli.
• Para el mundo, el mayor desafío es entender que la reciente crisis fue de carácter estructural y que el modelo que existió hasta mediados de 2008 no puede continuar igual. Uno de los más grandes cambios que serán necesarios es que el sector financiero sea capaz de sustentar la producción.
• Se precisan cambios en el sistema monetario mundial y la reorientación del Fondo Monetario Internacional para encaminar el financiamiento con un criterio igualitario para todos los países; también es necesario un giro del Banco Mundial -que en las últimas décadas se había transformado en un complemento del FMI- para volver a funcionar como una entidad internacional abocada a la promoción del desarrollo.
• Los estados deben analizar la calidad del gasto público, sobre todo en economías centrales en las que ha sido preponderante el gasto en materia de defensa, para dirigir los recursos en mayor medida a la salud y la educación.
• El debate por el cuidado del medio ambiente también será fundamental. Esto incluye analizar formas de preservación del agua, el manejo de los recursos naturales, el reciclado de productos, el cambio climático, y otros aspectos que requieren una visión de largo plazo. Stancanelli recordó que la emisión de gases no es uniforme sino que varía en gran medida entre los países, lo que abre la puerta a una suerte de mercado de comercialización de permisos de emisión. "Sería factible que algunos países, para evitar cumplir con sus compromisos de mitigación de gases, intenten pagar con esos permisos para que otras naciones reduzcan su cuota, con lo cual estarán limitando el proceso de desarrollo de estas economías emergentes; por lo tanto, allí hay una agenda fundamental que el Mercosur debe debatir", sintetizó.
• Para el Mercosur, Stancanelli recomendó fijar un mecanismo compensador en el intercambio comercial que prevea la utilización de los saldos para comprar más a los países vecinos. "De esta forma aseguramos que todos crezcamos y vamos a tener un peso distinto a nivel mundial", finalizó.
Silvia Martínez