La búsqueda de un modelo de integración propio

Fracasada y fuera de época, la integración vía mercado, debemos trabajar en una integración conducida políticamente, liderada por nuestros Estados, con la integración productiva como prioridad para nuestro bloque, aseguró la funcionaria de Cancillería en Montevideo.


En el marco de las Segundas Jornadas Internacionales: Prospectiva de la Integración Regional en América Latina, desarrolladas en la sede del Centro de Formación para la Integración Regional (CEFIR), la secretaria de relaciones internacionales de la Cancillería argentina, expuso en el Panel “Agenda Estratégica para pensar el futuro del Mercosur”.

“Desde el año 2003 estamos en un Mercosur diferente. En un Mercosur que incorporó a la política como una dimensión esencial, pero no a la política en vías de la economía sino a la política como conductora y contracara necesaria de la economía, pero que también avanzó en las dimensiones sociales. La Cumbre Social del Mercosur hoy es un hecho que se repite cumbre, tras cumbre y que muestra la relevancia que para nosotros, como países, tiene el dar a este Mercosur una base esencial de sustento. Nosotros tenemos una deuda de seguir construyendo más en esa dirección, pero tenemos una base.

“Nuestros pueblos se reúnen cada 6 meses y discuten Mercosur, discuten derechos sociales, discuten sobre justicia social y apuestan al proceso de integración.

“Hoy tenemos también un Mercosur que tiene un FOCEM que es, sin duda, pequeño y por eso estamos trabajando para aumentarlo, en su financiamiento, en el tipo de proyectos que se pueden financiar. Pero ante todo tenemos un instrumento que busca atacar de plano un elemento central y que limita cualquier proceso de integración y que son las asimetrías, pero somos concientes de que todo el salto en la calidad de este proceso de integración tendría que seguir construyéndose en relación a la integración productiva.

“Hoy la integración productiva es prioridad para nuestro bloque. Estamos trabajando en esa dirección pero, de nuevo, desregular es mucho más fácil que regular, privatizar es mucho más fácil que construir empresas públicas, eficientes y capaces de probar servicios básicos y capaces para nuestra población. Bajar tarifas y eliminar aranceles, sin duda, es mucho más sencillo que construir una estructura arancelaria sofisticada compleja como las que tienen las principales economías del mundo, que tienen aranceles que no son como los nuestros, de un máximo del 35% como Japón, la UE o EE.UU. O sea construir una estructura arancelaria sofisticada acorde a las necesidades de nuestro proceso de integración que contemple las necesidades de los diversos países. Era más sencillo el trabajo que se hacía antes en otros grupos, por ejemplo el Grupo de Monitoreo Macroeconómico del Mercosur, era un grupo que en el año 2000 fue creado con una serie de objetivos macroeconómicos muy puntuales, incluyendo metas de inflación, cuestiones vinculadas con la base monetaria y demás, bien típicas del esquema de integración europeo y de la coordinación macroeconómica a la europea y muy poco que ver con nuestros propios procesos.

“Todavía seguimos con una impronta vieja, pero en los aspectos más importantes, esta impronta ya se viene cambiando, y cada vez avanza mucho más. Como decía el presidente Mujica: “Es difícil. El desafío es grande y realmente construir en estos procesos es mucho más complejo, que destruir o ir en una dirección fácil y de atajos”. Pero la dirección en la que se está trabajando es la correcta, porque nos está ayudando a construir este modelo de integración. Y evidentemente, caídos los modelos fáciles y las recetas de 10 puntos a los consenso de Washington en el mundo, habiendo fracasado ya las soluciones que en algún momento nos trataron de imponer desde afuera, hoy no nos queda otra que seguir trabajando en esto nuestro propio modelo, con sus falencias, dificultades y desafíos, pero con una profunda convicción que está intacta, no sólo política, sino estratégica. Porque el Mercosur que tenemos hoy con Venezuela es, sin duda, una política de Estado que va más allá de los gobiernos y que requiere un salto cualitativo en esta nueva etapa que se nos abre. Porque, como lo recordaron los presidentes en Brasilia, pasamos a ser la quinta economía del mundo. Todos juntos tenemos voz, tenemos una capacidad de usar esta voz en el mundo, además pasamos a tener un mercado que crece, que se incorpora a nuestros habitantes y que cada vez más nos tiene que servir de plataformas para relacionarnos juntos con el mundo.

“Sin duda hoy aún estamos fallando en nuestras estrategias de vinculación, con muchas economías importantes. Pero somos conscientes de esto.

“Hace no muchos meses cuando estuvo aquí el primer ministro de la República Popular China, tuvo una conferencia con nuestros presidentes, en conjunto, y pudieron hablar de la necesidad de avanzar en una estrategia coordinada a nivel Mercosur de una vinculación con China.

“Son desafíos abiertos y vigentes pero, sin duda, la conducción y la línea en la cual estábamos trabajando, nos está mostrando hace muchos años que hay un Mercosur diferente y multidimensional que se hace cargo de su lugar en el mundo, y que está construyendo la dirección en la cual nuestros presidentes lo marcaron a nivel nacional y, cada vez más, trabajan ahora a nivel regional.

“Esto requiere que empecemos a dar un salto en la planificación de nuestro proceso de integración, así como están nuestros países trabajando en planes de desarrollo, industriales, agropecuarios científicos y tecnológicos. Así como el Estado tiene una conducción clara y concreta en el proceso de desarrollo a nivel nacional, que ocupe el liderazgo en el control y en la regulación de ese proceso de desarrollo. Es importante que, fracasada y evidentemente fuera de época, la integración vía mercado, trabajemos en una integración conducida políticamente, liderada por nuestros Estados y, sin duda, con el objetivo último de nuestro proceso, que es mejorar el estilo de vida de los millones de latinoamericanos que viven en nuestros países.


*Secretaria de Relaciones Económicas Internacionales, Cancillería argentina
Graciela Baquero