La Cumbre de Lima y las relaciones birregionales

El 16 y 17 de mayo se realizará en Lima la V Cumbre América Latina y el Caribe-Unión Europea (ALC-UE). También durante los días 14 y 15 de mayo, se realizará la Cumbre Empresarial ALC-UE, con una agenda similar a la de la reunión oficial. La Cumbre de Lima abre una oportunidad para introducir impulsos políticos a una relación bi-regional cuya dinámica no logra siempre adaptarse a la actual realidad internacional. Al menos tres son los ejes que articulan hoy la relación institucionalizada entre América Latina y Europa. Ellos son el del diálogo bi-regional, el de la agenda de intereses comunes a ambas regiones y el del tejido de una red de acuerdos bi-regionales que, por su variedad, permitan captar múltiples realidades e intereses que se perciben en ambos lados del Atlántico. Parecería ya excluido que en Lima se produzcan, al menos en el plano formal, avances en las negociaciones pendientes entre el Mercosur y la Unión Europea. Ellas siguen estando condicionadas por los resultados aún inciertos de la Rueda Doha. Si una reunión ministerial de la OMC en mayo próximo permitiera finalmente concluir este año la Rueda Doha, las negociaciones bi-regionales podrían también ser concluidas durante el segundo semestre, período en que el Mercosur estará presidido por el Brasil y la Unión Europea por Francia. O, eventualmente, en el caso de una postergación prolongada de la Rueda Doha, podrían abrirse caminos para opciones alternativas en las relaciones bi-regional. Un análisis de Félix Peña*


El 16 y 17 de mayo próximo se realizará en Lima la V Cumbre América Latina y el Caribe-Unión Europea (ALC-UE). Según la información divulgada, se espera contar con la asistencia de sesenta Jefes de Estado y de Gobierno de los países de ambos lados del Atlántico (sobre la V Cumbre ALC-UE, ver http://ec.europa.eu/world/lac/index.htm y http://www.vcumbrealcue.org).

La agenda de la Cumbre ha sido estructurada en torno a dos grandes temas. El primero es el de la pobreza, la desigualdad y la inclusión social. El segundo, el del desarrollo sostenible, el cambio climático, el medio ambiente y la energía.

Pero también en Lima los líderes gubernamentales apreciarán el estado de avance de las negociaciones bi-regionales pendientes (con el Mercosur, con la Comunidad Andina de Naciones y con los países centroamericanos, respectivamente) y, eventualmente, adoptarán decisiones orientadas a concluirlas en plazos razonables.

Asimismo, durante los días 14 y 15 de mayo, se realizará en Lima la Cumbre Empresarial ALC-UE, con una agenda similar a la de la reunión oficial. El tema central será el de “Inversión para el Bienestar, el Desarrollo Sostenible y la Inclusión” (para el programa y otros detalles ver http://www.alcue2008.com/content/index.php).

La Cumbre de Lima abre entonces una oportunidad para introducir impulsos políticos a una relación bi-regional cuya dinámica no logra siempre adaptarse a la actual realidad internacional. La idea de una asociación estratégica bi-regional, delineada cuando se originó en 1999 el actual sistema de Cumbres, ha ido perdiendo su frescura inicial y su credibilidad. Los resultados logrados, si bien importantes, distan de ser los que originalmente se habían planteado.

¿Por qué esta Cumbre puede ser relevante y cuáles pueden ser sus resultados?

En el actual contexto internacional, marcado por fuertes turbulencias e incertidumbres, reafirmar la idea de una asociación estratégica en las dos regiones puede significar una contribución positiva a la gobernabilidad global, en la medida que fuera acompañada de hojas de ruta concretas con respecto a sus conclusiones.

Cabe tener presente que más allá de múltiples asimetrías – entre otras, de grados de desarrollo de sus países y de institucionalización del respectivo espacio geográfico –ambas regiones comparten vínculos históricos, intereses económicos y, visiones comunes en torno a valores esenciales de la vida en sociedad y de las relaciones entre naciones. En particular, mantienen intereses compartidos en la defensa de un multilateralismo global eficaz. Gobernabilidad mundial, paz y democracia, son ideas centrales de su vocación al trabajo conjunto.

La agenda de Lima, pone el acento en otras cuestiones comunes relevantes, como son pobreza, desigualdad, exclusión y migraciones, y también cambio climático, medio ambiente y energía. Pero, sin embargo, es en la idea del desarrollo de un espacio económico bi-regional basado en el libre comercio, donde aparecen conos de sombra y donde más se concentrará la atención sobre los resultados de esta V Cumbre.

Al menos tres son los ejes que articulan hoy la relación institucionalizada entre las dos regiones.

El primer eje es precisamente el del diálogo bi-regional. Cada dos años, la Cumbre simboliza y expresa la voluntad de un diálogo organizado y sistemático en procura de avanzar en objetivos comunes, que han sido definidos como los de una asociación estratégica. Pero tal diálogo no está, ni podría estar, limitado a instancias gubernamentales. Para ser eficaz, debe también expresar la rica diversidad de matices e intereses de múltiples instancias de las respectivas sociedades civiles. De allí la importancia que tiene la Cumbre Empresarial a realizarse en Lima.

El segundo eje es el de los intereses comunes a ambas regiones. En Lima se reflejará, por un lado, en el interés compartido en cuestiones sustantivas y relevantes, como son las de su agenda oficial. Y, por otro lado, se manifestará en lo que se decida en relación a cómo seguir avanzando para institucionalizar, a través de una variedad de acuerdos de asociación, una relación bi-regional que sea significativa, sostenible y equilibrada (ver al respecto nuestra columna titulada “Relación aletargada”, publicada en la revista AméricaEconomía, Santiago de Chile, abril 2008, en http://beta.americaeconomia.com/revista/relacion-aletargada-).

. Y el tercer eje es precisamente, el del tejido de una red de acuerdos bi-regionales que por su variedad, permitan captar múltiples realidades e intereses que se perciben en ambos lados del Atlántico.

Un diálogo fructífero en Lima, en la medida que haya sido debidamente preparado, será entonces aquel que logre impulsar acciones comunes en torno a la agenda bi-regional, que puedan ser canalizadas a través de una red de acuerdos de asociación adaptados a cada situación concreta (ver al respecto nuestro artículo, “América Latina y Europa, hacia un mejor diálogo”, en el diario Clarín, Buenos Aires, 26 de marzo de 2008, en la página 27).

Y será fructífero, además, en la medida que tome en cuenta la multiplicidad de opciones que, una y otra región, tienen hoy en un sistema internacional global que, más allá de sus turbulencias e incertidumbres, está abriendo una amplia gama de oportunidades para todos los países que sepan como captarlas y aprovecharlas.

Concretamente, ¿qué puede esperarse de la Cumbre Unión Europea-América Latina y el Caribe, a realizarse en Lima en mayo próximo? Habrá por cierto una declaración final cuyo texto se ha estado negociando en los últimos meses con Bruselas. Estará centrada en los dos temas antes mencionados y que son los privilegiados en esta ocasión. Pero sin perjuicio de su relevancia, buena parte de la atención sobre esta Cumbre, estará concentrada en dos aspectos centrales de la agenda común a ambas regiones.

El primero tiene que ver con la necesidad de colocar las relaciones futuras, en el cuadro más amplio de los profundos cambios que se están operando en el mundo y en ambas regiones. En un contexto global con signos evidentes de crisis y, a la vez, con múltiples opciones para la inserción internacional de cada país y región, no parecería razonable seguir visualizando estas Cumbres biregionales y sus agendas, con planteamientos originados hace más de diez años. Su periodicidad, y los métodos de trabajo empleados para su preparación y para asegurar el cumplimiento de las hojas de ruta que en ellas se aprueben, requieren de una visión innovadora. Convendría que de Lima surja un mandato renovador de objetivos y de métodos de trabajo, cuyos resultados sean luego sometidos a la Cumbre en España en el 2010. Una buena idea sería que la Cumbre encomiende a un grupo bi-regional de alto nivel el preparar propuestas al respecto.

El segundo tiene que ver con las negociaciones de la Unión Europea con Centroamérica, con la Comunidad Andina de Naciones y con el Mercosur, respectivamente. Cada una tiene historia, dinámica, relevancia y grados de avance diferentes. Lo importante es que al concluir la Cumbre de Lima, se pueda tener una idea cierta sobre sus respectivos futuros y sobre los caminos a seguir para que concluyan positivamente en plazos razonables.

Pero parecería ya excluido que en Lima se produzcan avances sustanciales en las negociaciones pendientes entre el Mercosur y la Unión Europea. Una reunión de representantes de alto nivel, realizada en Bruselas a principios de abril, permitió constatar que las negociaciones sólo podrán ser retomadas en el segundo semestre de este año (ver al respecto la nota titulada “Mercosul e UE devem voltar a negociar no segundo semestre”, en el diario Valor Econômico, Sâo Paulo 4, 5 e 6 de abril de 2008, en la página A6, y la titulada “La UE pidió posponer las negociaciones con el Mercosur”, en el diario La Nación, Buenos Aires 5 de abril de 2008, en la sección 2ª, página 5).

En efecto, las negociaciones siguen estando condicionadas por los resultados de la Rueda Doha. Y éstos al promediar este mes de abril siguen siendo inciertos, si bien se mantiene la posibilidad que una reunión ministerial, que podría realizarse en el mes de mayo, permita eventualmente concluir las negociaciones multilaterales aún durante este año. Recientemente Pascal Lamy, el Director General de la OMC, ha vuelto a efectuar declaraciones optimistas al respecto.

Si así fuere, las negociaciones bi-regionales podrían también ser concluidas durante el segundo semestre de este año. Cabe destacar que en este período el Mercosur estará presidido por el Brasil y la Unión Europea por Francia. Los liderazgos acumulados de los Presidentes Lula y Sarkozy podrían ser, en tal caso, un elemento favorable para generar el ambiente político que se requiere para destrabar los principales nudos que aún traban estas negociaciones.


Versión completa en www.felixpena.com.ar


* Director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación Standard Bank, y del Módulo Jean Monnet y del Núcleo Interdisciplinario de Estudios Internacionales de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF).

Félix Peña