La recuperación chilena comenzaría en el segundo semestre

Las estimaciones preliminares indican que las pérdidas para la economía chilena debido al último terremoto ascenderían a u$s 30.000 millones, si bien hay confianza en que la recuperación empiece a notarse en el segundo semestre del año. Un reporte del Banco Central indica que las exportaciones industriales se desplomaron el 53% en la primera semana de marzo. Si bien los envíos de cobre no se vieron afectados por el sismo, sino que en ese momento aumentaron un 63%, la contracción sí se sintió en actividades ubicadas en el centro del territorio, tan claves como la agropecuaria, silvícola y pesquera. La construcción será el sector que regirá la recuperación, de la mano de préstamos de organismos multilaterales como la CAF, el FMI y el BID. En cuanto al impacto para la Argentina, por lo pronto las empresas de este país se verán presionadas por la demanda trasandina, aunque por otro lado disminuirán las inversiones previstas por Chile.


Cuando todavía no se ha cerrado la cuenta final de víctimas fatales del sismo ocurrido el 27 de febrero pasado, Chile se prepara para iniciar la reconstrucción de una de las catástrofes más graves de su historia, mientras acumula informes que van marcando nuevos escenarios que se plantean para los sectores económicos que sufrirán el impacto más severo. El primer indicio lo dio el Banco Central chileno, que reportó que las exportaciones industriales se habían desplomado 53% en primera semana de marzo, por un total de u$s 153,5 millones. Si bien los envíos de cobre -un producto fundamental para la balanza comercial de esa nación- no se vieron afectados por el sismo, la contracción sí se sintió en actividades ubicadas en el centro del territorio, tan claves como la agropecuaria, silvícola y pesquera, que registraron un recorte de 22% en aquella semana, alcanzando exportaciones por u$s 83,4 millones.

El terremoto, seguido por un violento tsunami y por varias réplicas en los días siguientes a la tragedia, dejó a los puertos y a las instalaciones industriales chilenos desactivados, por lo que el nuevo Presidente anunció la inmediata reconstrucción de la infraestructura necesaria para que las fábricas que quedaron en pie estén en condiciones lo antes posible de sacar su producción del país, y cumplir así con los compromisos asumidos en el exterior. Sin embargo, esto no será posible en el primer semestre. Recientemente, el presidente del Banco Central de Chile, José De Gregorio, confirmó que hasta junio próximo los números de la economía chilena serán desalentadores, aunque también sostuvo que la segunda parte del año mostrará los signos de la reactivación, de la mano de la construcción. "Esta economía está en condiciones de poder crecer, su capacidad de financiamiento y sus políticas dan al país un marco para que haya una reconstrucción vigorosa", afirmó. La buena noticia hasta el momento es que, al estar concentradas las explotaciones mineras en el norte del territorio, Chile podrá contar con el motor que significa la exportación del cobre para compensar su golpeado comercio exterior. De hecho, el sector aumentó sus envíos durante la primera semana de marzo en 61%.

El año 2010 había comenzado con las mejores perspectivas para Chile, que en noviembre último había registrado un crecimiento de 3,1% -bastante más que las proyecciones que manejaban hasta entonces las autoridades nacionales- lo que permitió ubicar el rango de expansión de la economía en 1,7%-2,7%. De hecho, las estimaciones contenidas en la Encuesta de Expectativas Económicas del Banco Central que se conoció en enero pasado indicaban que este año podía cerrar con un avance económico de 4,6%, aunque la tragedia de fines de febrero dio por tierra con esa proyección optimista. En la actualidad, se estima que las pérdidas materiales por la destrucción de infraestructura y por pérdida de distintas producciones se ubica en alrededor de u$s 30.000 millones, equivalente nada menos que al 15% del PBI chileno. Algunos números que van llegando dan cuenta de daños por u$s 601 millones en el caso de las instalaciones del agro y la industria, en tanto las bodegas perdieron 125 millones de litros de vino, informó el Ministerio de Hacienda de Chile.

Aún en medio de un panorama difícil, funcionarios y empresarios confían en que las actividades productivas más golpeadas por el terremoto se empezarán a poner en marcha nuevamente hacia el segundo semestre del año. La Cámara de Comercio de Chile anticipó un menor crecimiento hasta junio pero sostuvo en un comunicado que la reconstrucción en sí misma podría actuar como un factor compensador de las pérdidas, que permitiría equilibrar la actividad económica. Esta agrupación empresaria espera las peores noticias para marzo y abril, pero destaca que en los meses siguientes la situación tenderá a normalizarse. "En el segundo semestre se estima se empezarán a notar los efectos de la reconstrucción y de la solidez estratégica y macroeconómica de la economía nacional", se indicó en el comunicado dado a conocer recientemente. Tras el aumento de las ventas del 9,3% en el primer bimestre de 2010 en la zona metropolitana, el Departamento de Estudios de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Chile (CNC) admitió que el impacto del sismo se sintió en el comercio de inmediato.


Consecuencias para Argentina

Una encuesta reciente entre empresas chilenas efectuada por un periódico argentino, reveló que el nuevo escenario en el que se encuentra Chile significará para Argentina que se avecina una mayor demanda de productos desde su vecino, pero también presagia menos inversiones chilenas en su territorio. Sin duda el país trasandino necesitará incrementar sus compras de materias primas y tercerizar parte de su producción para cumplir los compromisos con sus compradores alrededor del mundo, para lo cual Argentina parece la mejor opción. Cabe recordar que Chile mantiene varias decenas de acuerdos comerciales bilaterales y con distintos bloques mundiales, por lo cual más que nunca deberá recurrir a su vecina para seguir produciendo. Esto implica también un desafío para Argentina, cuyas empresas deberán estar preparadas para un fuerte incremento en la demanda chilena.

Como contrapartida, es obvio que gran parte de las empresas chilenas con intereses comerciales en Argentina se verán obligadas a demorar, suspender o directamente cancelar los proyectos de inversión que tenían previsto realizar en territorio argentino. Si bien la minería parece estar exenta de esa problemática, no ocurre igual con industrias fuertes como son la pesquera, forestal, siderúrgica, vitivinícola y astillera, que se concentran en el área de Maule y del Bío Bío, las zonas arrasadas por el terremoto de 8,8 grados en la escala de Richter. Así lo indica un informe de la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (DIRECON), donde se detalló que esta zona genera el 14% del PBI chileno. Este relevamiento ejemplificó la magnitud del impacto económico con el caso de las compañías celulosas, que están dejando de producir el 2% de su marca anual por cada semana que permanecen inactivas. Otro caso emblemático es el de Asmar, el astillero más grande de Sudamérica, que quedó destruido luego del terremoto.

La vitivinícola, otra industria relevante para la economía chilena, se encuentra entre las actividades más golpeadas. La agrupación Vinos Chile informó a los medios de su país que las pérdidas que sufrirá equivalen a casi el 12,5% de su producción del año pasado. También en este caso las bodegas recurrirían a sus pares de la provincia argentina de Mendoza. Del mismo modo, empresas como Indura, fabricante de gases; Vidrios Lirquén, productora de vidrio flotado; y Compañía de Acero del Pacífico (CAP), son algunos nombres de firmas que están buscando aceleradamente socios argentinos o bien recurriendo a la producción de sus filiales en Argentina, como es el caso de Compañía de Cervecerías Unidas (CCU). En tanto, grandes cadenas comerciales como Falabella y Cencosud esperarán a conocer las medidas que tome el nuevo Presidente chileno para iniciar la reconstrucción del país antes de decidir la suerte que correrán los planes de inversión que tenían previstos para 2010 en Argentina.

El turismo, particularmente en Mendoza, será otro rubro de la economía argentina que sufrirá el impacto de una menor afluencia de visitantes chilenos, como lo presagiaron las reservas hoteleras los días previos a las Pascuas, según confirmaron empresarios y organismos gubernamentales del sector. El director de la Cámara de Turismo y de la Unión Comercial e Industrial de Mendoza (UCIM), Daniel Ariosto, advirtió que a la deserción de ciudadanos chilenos seguramente se sumará la de viajeros de otras partes del mundo, atemorizados por la cercanía de Mendoza con el epicentro de los temblores que siguen sacudiendo a Chile y al noroeste argentino. Asimismo, también habrá nuevas oportunidades para Mendoza en el agro ya que las dificultades de Chile de cumplir en lo inmediato con muchas de sus exportaciones propiciarán la llegada de nuevos compradores de pulpa de fruta y alimentos no perecederos. Claro que en esa oportunidad de hacer negocios habrá limitaciones: la producción agrícola mendocina no es lo suficientemente grande como para cubrir al mismo tiempo la demanda habitual y la que se genere por la ausencia temporal de proveedores chilenos. Respecto a la velocidad de la recuperación, varios economistas confían en que no será tan lenta como se pensó en un principio, ya que está previsto que el país reciba préstamos de organismos multilaterales como la Corporación Andina de Fomento, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo.
Silvia Martínez