Latinoamérica y el Grupo de los 20

Mientras el canciller Taiana reclamó en una reunión de Aladi mayor coordinación de las variaciones en la liquidez global que generan flujos de capital desestabilizadores, la presidenta Dilma Rousseff en la reunión de Ibas, defendió la participación de los países en desarrollo en búsqueda de controlar la crisis.


El martes 18 de octubre en la sede de ALADI, se realizó un debate sobre la posición de los países latinoamericanos en el próximo foro del Grupo de los 20, que se llevará a cabo los primeros días de noviembre en Cannes.

Argentina, Brasil y México son los países que participan del G20 y a su vez son parte de las doce Naciones Latinoamericanas que forman la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI). Frente a las crisis de los países del Norte y sus consecuencias sobre el resto del mundo, la Reunión del G20 toma una gran importancia. De aquí la necesidad que Latinoamérica amplíe sus espacios de diálogo para lograr acuerdos sobre las respuestas y las iniciativas en torno a los cambios que deben producirse en el actual orden global.

Dieron la bienvenida al encuentro el Embajador del Ecuador a cargo de la Presidencia del Comité de Representantes de ALADI, Emilio Izquierdo, y el Secretario General del Organismo, Carlos Chacho Alvarez. La apertura la realizó el Ec. Danilo Astori, quien está a cargo de la Presidencia de la República Oriental del Uruguay.

Hablaron el Canciller Argentino, Héctor Timerman, el Representante de Dilma Rousseff ante el G20, Valdemar Carneiro Leão y el Representante Especial de México para el G20, Roberto Marino.
Participaron también, el Canciller a cargo de Uruguay, Roberto Conde, el Ministro de Economía, Fernando Lorenzo, el Ministro de Hacienda de Paraguay, Dionisio Borda, la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, el Alto Representante del Mercosur, Samuel Pinheiro Guimarães y el Secretario General de la CAN, Adalid Conteras.


La posición argentina

El Canciller argentino, Héctor Timerman, participó en la sede de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) –ciudad de Montevideo, República Oriental de Uruguay-, de la Reunión “Latinoamérica y el Grupo de los 20: hacia la construcción de un espacio de diálogo en la región”, que contó con la presencia de Cancilleres, Ministros de Economía y altos funcionarios de países integrantes del organismo.

“En Argentina valoramos mucho este diálogo como un ejercicio que contribuye a enriquecer con voces amigas, nuestra mirada sobre los temas de la agenda global. La vocación de sumar las voces de la región para enriquecer el debate se ha manifestado en muchos hechos concretos. Por ejemplo, cuando Argentina organizó un seminario del G20 sobre empleo en Buenos Aires, invitó también a los Ministros de Trabajo de los países de la región, algo que no es usual en el G20, señaló Timerman en su exposición.

“Conocemos también las diferentes percepciones sobre el papel del G20 vis-à-vis otros foros de membresía universal que no se pueden obviar. En este sentido, intentaremos simplemente reflexionar sobre los temas que estarán en la agenda de la Cumbre de Cannes que son de interés común y, ciertamente, no pertenecen al dominio exclusivo de ningún foro.

“La presidencia francesa del G20 organizó en 2011 una agenda de trabajo ambiciosa cuyas prioridades han sido el “rebalanceo” de la economía mundial, la reforma del sistema monetario internacional, la agenda de desarrollo, la agenda social y laboral, la volatilidad de los precios de los productos básicos y los desafíos de la gobernanza global. Sobre la base de estas prioridades, se organizaron los trabajos técnicos a lo largo del año.

“Sin embargo, a quince días de una nueva Cumbre de Jefes de Estado del G20, sabemos que lo que habrá de definir el éxito o el fracaso de la reunión en Cannes será la decisión política o su ausencia, el espíritu de unidad que pueda prevalecer sobre las diferencias de criterios o de intereses y, en última instancia, las señales que contribuyan a restablecer la confianza en el rumbo de la economía mundial. Un foro intergubernamental, de carácter informal, que basa su legitimidad en la eficacia, será juzgado prioritariamente por sus resultados.

“Es indudable que el G-20, a través de un inédito proceso de coordinación económica internacional hizo una contribución sustantiva para evitar que la crisis de los años 2008 y 2009 termine en una depresión de la economía mundial. En las primeras cumbres de Jefes de Estado se decidió ampliar el capital de las instituciones financieras regionales e internacionales, restablecer el sistema de asignación de Derechos Especiales de Giro, impulsar un proceso de reforma en la estructura de gobierno de las instituciones de Bretton Woods, enfrentar la problemática de los paraísos fiscales, abordar la creación de empleo decente como objetivo prioritario. Asimismo, se logró frenar las tensiones proteccionistas a través de una acción coordinada, se avanzó en la regulación financiera internacional y se creó un marco para impulsar una mayor coordinación macroeconómica internacional, entre otros logros.

“No hace falta explicar los enormes intereses en juego respecto a la construcción de una nueva arquitectura financiera internacional, que permitiría superar de manera sustentable los grandes desafíos que enfrentaba la economía mundial. Hemos dado importantes pasos, ya nadie duda de que la necesidad de llevar adelante reformas estructurales, la Argentina junto a otros países en desarrollo trabaja en la formulación de herramientas que marchan en este sentido.

“La crisis simplemente cambió de forma y ahora nos vuelve a amenazar. Vivimos nuevamente tiempos de inestabilidad financiera e incertidumbre, generados esta vez por la crisis de la deuda soberana en la eurozona, las dudas sobre la sustentabilidad fiscal de los Estados Unidos, la debilidad de la economía estadounidense, las dudas sobre el futuro del Euro y la situación de los bancos europeos. El G20 deberá dar una explicación satisfactoria sobre las causas de estos problemas, y certezas sobre la idoneidad y la efectividad de respuesta a través de políticas concretas, específicamente diseñadas para enfrentar estos desafíos.

“La injerencia de los miembros del G20 y, en particular, de las economías emergentes, se está dando a través de la presión para movilizar acciones de respuesta.

“Sobre la agenda de mediano plazo del G20 y los temas estructurales, Argentina ha sostenido la importancia central de reducir la brecha de desarrollo y asignar prioridad a la agenda social y laboral. La Argentina ha sostenido, también, que es necesario promover un crecimiento económico inclusivo y generador de empleo, que beneficie en particular a las economías y sectores sociales más rezagados.

“En este sentido, valoramos especialmente las recomendaciones de los Ministros de Trabajo del G20, efectuadas el mes pasado, en cuatro áreas temáticas: i) políticas activas de empleo, en particular para jóvenes y sectores vulnerables; ii) pisos de protección social de acuerdo a las circunstancias particulares en cada país; iii) aplicación efectiva de derechos laborales y sociales y iv) coherencia de las políticas económicas y sociales. Más aún, aspiramos a concertar un plan de acción con medidas específicas para que se puedan generar anualmente los veinte millones de puestos de trabajo que requiere el crecimiento de la población mundial. Ha habido también planes de acción en finanzas, desarrollo, anticorrupción y agricultura.

“En lo que respecta a la agenda de reforma del sistema monetario internacional, las discusiones llevadas a cabo hasta el momento no han tenido la ambición necesaria para enfrentar los principales problemas estructurales. Por ejemplo, no se avanzó en una mayor diversificación del sistema global de reservas, fortaleciéndolo vía expansión del sistema de los “Derechos Especiales de Giro”, como tampoco en la coordinación de las variaciones en la liquidez global que generan flujos de capitales desestabilizadores para nuestros países. La discusión más relevante y más controversial en esta agenda se ha dado en torno a recomendaciones en materia de administración de flujos de capitales. Países como Argentina y Brasil han defendido en este campo conservar el mayor margen de maniobra teniendo en cuenta que la reglamentación internacional permite a los países establecer controles de capitales.

“Específicamente, en lo que respecta a los desafíos en materia de regulación financiera, la lista de acciones comprometidas en el G20 desde la cumbre de Washington responde en primer lugar a las falencias más notorias puestas en evidencia con la crisis, en particular la falta de transparencia, la necesidad de una adecuada capitalización de las instituciones financieras y el mejoramiento de los marcos regulatorios y de supervisión.

“Hay que seguir avanzando hacia una arquitectura financiera que responda a las necesidades de nuestras sociedades, esto es, de canalizar los ahorros en sentido productivo y con interés social. En particular, requiere más esfuerzos alcanzar el consenso suficiente respecto a cómo corregir la especulación y sobre todo los desafíos que plantean los paraísos fiscales, que tiene entre los miembros del G20 algunos interesados en mantener el “status quo”, que inclusive se niegan a la utilización de la terminología “paraíso fiscal” prefiriendo hablar de “jurisdicciones no cooperativas”. A instancias de la Argentina, el comunicado de ministros de finanzas del 15 de octubre acordado en París incluyó entre la agenda de Cannes la temática de los paraísos fiscales. Es importante recordar que un tercio de la riqueza privada está resguardada en paraísos fiscales, sin pagar impuestos ni estar sujetos a regulación y supervisión; privilegios que no son extensivos a las clases medias o a los pobres.

“Asimismo, las agencias calificadoras de riesgo crediticio siguen operando con metodologías poco transparentes y, hay que decirlo con todas las letras, dicha falta de transparencia responde a evidentes decisiones en la generación de ganancias a favor de los especuladores más sofisticados. Son estas áreas las que requerirán, posiblemente, mayor tiempo de maduración y que tienen a la Argentina en una posición de liderazgo en los foros de negociación del Grupo.

“Por otra parte, los mercados de materias primas han mostrado un comportamiento volátil en los últimos años, en gran medida, como consecuencia de la inestabilidad financiera y monetaria internacional. En particular, se ha dado mucha volatilidad en aquellos "commodities" afectados por la participación creciente de inversores en los mercados de derivados, caso puntual de energía y metales preciosos. Sin embargo, los alimentos y productos agrícolas han tenido menor volatilidad, dentro del grupo de commodities y, en términos reales, sus precios se encuentran muy por debajo de los promedios de las décadas del sesenta o setenta. La reciente recuperación de sus precios internacionales refleja cambios estructurales en los mercados y brinda la oportunidad para que se genere un proceso sostenido de inversión en la producción agropecuaria.

“La preocupación por el impacto negativo en los países más vulnerables, enfocados en particular en la problemática de la inseguridad alimentaria, llevó a la Presidencia francesa a abordar este tema por múltiples caminos. Creemos que se han tomado iniciativas en el sentido correcto, evitándose el riesgo de que se pudiesen plantear propuestas tendientes a regular precios o intervenir en los mercados internacionales, medidas que no solucionarían los problemas planteados. En este sentido, los Ministros de Agricultura del G20 acordaron un plan de acción para incrementar la producción y la productividad, fortalecer la coordinación internacional y promover la cooperación con el objeto de ayudar a los países más vulnerables a producir sus propios alimentos. En paralelo, los Ministros de Finanzas trabajan en una agenda cuyo objetivo es incrementar la transparencia en el funcionamiento de los mercados extra bursátiles donde se hacen transacciones sobre futuro. Por su parte, el Grupo de Desarrollo trabaja en el intercambio de mejores prácticas en materia de instrumentos, para que los productores, especialmente los pequeños, puedan mitigar el impacto de la volatilidad de precios. Así, se explora la creación de reservas alimentarias regionales de emergencia y se busca fortalecer la cooperación para promover el desarrollo agrícola.

“La Argentina, como importante productor y exportador internacional de alimentos, ha impulsado el debate de manera constructiva y cooperativa, promoviendo propuestas y acciones dirigidas a solucionar de manera estructural este inmenso y grave desafío que representa la inseguridad alimentaria. El hambre en el mundo es mucho más que un problema económico o político, es un problema moral que debiera conmover nuestras conciencias y movilizarnos a la acción.

“La propuesta argentina en la materia es bien conocida y abarca tres grandes ejes de discusión relacionados: La necesidad de concluir de manera exitosa la Ronda de Negociaciones de Doha, lo que permitiría reducir el proteccionismo agropecuario y la eliminación de los subsidios, causas evidentes de la volatilidad de los precios internacionales. En segundo lugar, que la solución para la problemática de la inseguridad alimentaria requiere mayor inversión en toda la cadena de producción de alimentos y en la innovación tecnológica en el área de la producción agropecuaria a los efectos de incrementar la productividad. Y tercero, la necesidad de impulsar decididamente la cooperación Sur-Sur para enfrentar este enorme desafío.

“En la Cumbre de Seúl los líderes del G20 aprobaron un plan multianual sobre desarrollo, focalizado en la situación de los países de bajos ingresos, con acciones comprometidas en nueve áreas estratégicas. Creemos que este trabajo puede contribuir a dar mayor visibilidad a una agenda importante, pero evitando duplicaciones con la agenda de instituciones de membresía universal. En Cannes se considerará un informe de Bill Gates en materia de financiamiento innovador al desarrollo y un informe conjunto de organismos internacionales sobre financiamiento al cambio climático.

“En este contexto, se prevé, entre las alternativas, la consideración de un impuesto a las transacciones financieras internacionales, impulsado por Alemania y Francia tanto en el G20 como en la Unión Europea, y que cuenta con la oposición de los centros financieros internacionales. Nosotros pensamos que es una iniciativa viable que merece ser considerada, si es impulsada por un número importante de países incluyendo a los centros financieros, si no afecta de modo significativo el costo del crédito, y si se canaliza una parte significativa de los recursos al financiamiento al desarrollo, agregó el canciller.

“Con relación a los temas ambientales, del mismo modo que ocurre en comercio, involucra negociaciones complejas que tienen lugar en foros específicos. El tema ha sido incluido en la agenda del Grupo este año respetando el progreso que tiene lugar en dichos foros. Ha habido espacio en la agenda del G20 para temas específicos como subsidios a los combustibles fósiles, energías limpias, eficiencia energética y protección del medio marino en las actividades off shore. En estos casos, la posición de los países en desarrollo ha sido la de oponerse a cualquier pretensión de generar estándares comunes en el G20, que en muchos casos podrían asimilarse a barreras comerciales. Consideramos que es importante tener en cuenta la diversidad de realidades en el seno del Grupo, favoreciendo sí la difusión de buenas prácticas y la discusión pendiente sobre financiamiento de los países desarrollados a las acciones de adaptación y mitigación en los países en desarrollo”, concluyó.


Brasil define posición en Ibas

Pretoria – La unión de discursos para enfrentar la crisis económica global fue el principal punto de discurso de los presidentes de los tres países que integran el grupo (India, Brasil y África del Sur) en la reunión realizada en Pretoria, capital sudafricana. La presidente Dilma Rousseff destacó que la crisis expone la fragilidad de la gobernanza económica global de algunos países y defendió la participación de los países en desarrollo en busca de soluciones "para impedir que la crisis se haga incontrolable, afectando al mundo".

Dilma resaltó la necesidad de un acuerdo “creíble” entre los países europeos y que es necesario que los tres países de Ibas lleven a la reunión del G-20, en noviembre, un mensaje de cohesión política y coordinación macroeconómica. "No podemos quedar como rehenes de visiones atravesadas por paradigmas vacíos de preocupación social en relación al empleo y la riqueza de los pueblos", dijo la presidente en declaraciones reproducidas por Estado de Sao Paulo.

También agregó que es necesario resolver el tema de la deuda soberana. Defendió la búsqueda de la consolidación fiscal y la solidez de los sistemas bancarios.

Dilma Roussef recordó que India, Brasil y África del Sur hicieron de la rigurosa reglamentación financiera y de la consolidación fiscal pre-requisitos de la robustez de sus economías. Para la presidente, este legado se debe reflejar en el proceso de reforma en curso en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y en el Banco Mundial, confieriendo a los países emergentes un poder de voto equivalente a su peso creciente en la economia mundial, reproduce el ESP.

Además reclamó que se lleven a cabo las reformas aprobaas en 2009.

La presidenta habló también de la postura de los países en relación a la crisis en Oriente Medio y Norte de África. "En Síria defendemos el fin inmediato de la represión y llamamos al diálogo nacional para lograr una salida no violenta", afirmó. En relación a Libia, recordó que los tres países actuaron con la certeza de que las intervenciones armadas no traen paz y no protegen los derechos humanos.

Graciela Baquero