Mercosur-UE: La negociación que no muere nunca

El contexto poscrisis lleva a la evidente conclusión de que Brasil y Argentina constituyen dos de los pocos mercados en el mundo que interesan a todos. Es allí cuando algunos sectores empresarios resisten acuerdos de apertura, como los de Mercosur-UE, en tanto existe un dinámico mercado propio para explotar. Sin embargo, no todos las empresas se alinean con esta posición. En tanto los grandes mercados para Brasil siguen siendo UE y Estados Unidos, y el hecho de que muchas empresas brasileñas se han transnacionalizado, requieren de acuerdos internacionales para su funcionamiento. Las negociaciones birregionales Mercosur-Europa siguen su camino, y se reimpulsaron, pero aún no logran tomar un cauce que justifique una apertura resistida por el sector industrial. Las reflexiones corresponden a Marcos Marconini, director de Negociaciones Internacionales de la FIESP, la federación industrial más poderosa de Brasil, detentora del 40% del PBI nacional. Su intervención se produjo el 12 de Noviembre, en la sede de la Fundación Standard Bank, en el marco del ciclo Negociaciones Mercosur-UE.


Para el dirigente de FIESP, hay tres ejes a tener en cuenta en relación con las negociaciones Mercosur-UE: el proceso negociador MERCOSUR – Unión Europea, y su supervivencia como tal; la participación de las empresas y las pymes en la negociación; y el escenario mundial por crisis 2008.

Con relación al primer punto, Marconini señaló que el proceso Mercosur-UE se trata de una negociación que “no muere nunca”, contrariamente a lo que ha sido por ejemplo el ALCA. En Europa este tema continúa, hay toda una inercia interesante, señaló.

La OMC ha continuado, y está mal hoy día; el ALCA ha desaparecido; pero Mercosur-UE sigue teniendo un mandato, que ha sido renovado por las autoridades, como hemos visto este año. Un relanzamiento que en su opinión se dio en una coyuntura política muy interesante, con la presidencia pro tempore argentina por el lado del bloque del Cono Sur, y la española por el de la UE.

Sin embargo, el proceso no ha podido deshacerse de una imagen de falta de credibilidad, en tanto desde el punto de vista político, se asumen compromisos al mayor nivel, en caso de Europa, que después no son cumplidos. En este sentido se puede mencionar el problema de Francia (y 6 países seguidores) y su política de subsidios agrícolas, a la que no quiere renunciar por motivos políticos.

O la discusión sobre el acceso a las compras gubernamentales, en donde se vive la contradicción de que el comisario de comercio europeo reclama hace pocos días la apertura de este mercado por parte de Argentina y Brasil, pero a nivel país una constructora brasileña que había ganado una licitación después de dos años, fue conminada a abandonar la ciudad por el propio alcalde. Con lo que la empresa concentró toda su actividad en Portugal.

En cuanto a la oferta de la UE, fue muy pobre en 2004, en donde se ofrecieron cupos menores a los que ya existían, y a nivel industrial, con términos de nación no favorecida aplicable a todos –China, India, EEUU, Japón- de una forma no discriminatoria, con lo que no se daba ninguna preferencia.


El Mercosur y los BRIC´s

Finalmente, un punto saliente sobre las negociaciones es lo que pasó o lo que está pasando en Brasil. En 2004, Brasil era bastante favorable a concluir un acuerdo, y se tuvo la percepción de que el sector industrial argentina lo resistía. Hasta hoy hay todo un debate en Brasil sobre qué hacer con el Mercosur. Hay una posición que sostiene que el Mercosur no nos ayuda porque Brasil ahora se tornó en un “BRIC”. Pero para el que conoce la cuestión eso no es verdad, aseguró Marconini. Lo que pasa en Brasil, es que es un país muy pluralista, con una cantidad de intereses, que hace muy difícil llegar a un consenso interno.

Con el gobierno de Lula da Silva, el sector privado ha tomado conciencia de que una agenda política o geopolíca Sur-Sur, de poca importancia comercial, no es suficiente. A partir del proceso de internacionalización que sufren las empresas, tienen cada vez más importancia los acuerdos logrados con EEUU y UE, que explican sumados el 75% del comercio externo nacional. Las transbrasileñas necesitan acuerdos por ejemplo que eliminen la doble tributación.

¿Pero cómo se hace eso? ¿En forma separada o en el contexto de un acuerdo de libre comercio? ¿Se incluye ese tema en el acuerdo Mercosur-UE o no? Por ejemplo, cuando se habla de inversión,¿Inversión sólo para proteger o para promover? ¿Es un acuerdo bilateral de inversión? Estos temas y la propia B de BRIC ha creado una cierta confianza, una cierta impresión del sector privado de que puede hacer más de lo que está haciendo, de que necesita internacionalizarse, de que necesita esos acuerdos, refirió Marconini. Sin embargo, se declaró escéptico, en tanto los problemas defensivos vuelven a aparecer en las negociaciones con grandes socios, como la UE.


Las pymes y la internacionalización

Y ahí nos introducimos en el segundo punto, qué es dónde queda el empresariado y dónde quedan las Pyme. Primero hay que decir que ese renovado interés que hay por las negociaciones es muy difícil que provenga de las pyme. En toda mi experiencia en comercio internacional nunca he visto que el interés por el libre comercio, por acuerdos internacionales, venga de pequeñas y medianas empresas, señaló Marconini. Eso siempre es, el caso de la OMC, en el caso del Mercosur, muy dictado por la cuestión automotriz, por grandes multinacionales; o sea, los sectores más interesados son los sectores que tienen más recursos, que pueden invertir en la negociación, seguir el tema. Es muy difícil para una pyme tener acceso o capacidad para estar dentro del proceso.

El reverso de eso es que eso no quiere decir que las pyme no deberían estar interesadas en el tema. La cuestión sería cómo hacer para que ellas se involucren más. Estamos pensando en empresas que no tienen condiciones naturales de estar involucradas. En Brasil, para ser justos con las pymes brasileñas, ellas están mucho más interesadas en ganar el mercado brasileño que en ganar algún mercado fuera de Brasil, porque tenemos la carga tributaria más alta del mundo en desarrollo, casi 40% del producto interno y una parte laboral muy cara. La idea de que un país en desarrollo tenga mano de obra barata no se aplica en Brasil. Entonces, la falta de logística, que en Brasil es muy mala, la falta de las grandes reformas a nivel tributario, laboral, de pensiones, política, quedó pendiente.

Por lo pronto, tiene que haber un esfuerzo para llevar a estas empresas a la mesa de negociación, propone el dirigente industrial. Cuando una pyme piensa en negociación, exportación, internacionalización, con frecuencia piensa que eso es una cosa muy complicada. Entonces hay que intentar de convencerla de que esto tiene fundamento, que la internacionalización, si no mejora su capacidad económica, no la complica o empeora. Y si nosotros encontramos que de hecho no la facilita, entonces tenemos que trabajar para facilitar. Podemos informar, pero sobre todo tenemos que estar convencidos de que la internacionalización es algo que puede ser bueno para ellas. Desde el punto de vista de las instituciones tiene que haber un activismo en ese sentido, expresó.

Una buena noticia es que en Brasil existe un sistema de representación empresarial muy fuerte, especialmente en San Pablo, a través de la Federación de Industrias de San Pablo (FIESP). San Pablo concentra el 40% del PIB industrial. Las empresas tienen una contribución obligatoria a las Federaciones. Se trata de un sistema creado por Getulio Vargas hace décadas. Sin embargo, el hecho de que esté dirigida por las empresas más grandes del país, no ayudan a que se transforme en el decodificador necesario de la internacionalización para el universo pyme.

Algunos avances se han logrado a pesar de esto. En el sector de comercio y servicios la FIESP armó una coalición de industrias y servicios en Brasil, conformando una red para trabajar con pymes. En el sector agrícola la red está mucho más organizada y hay un consenso generalizado sobre lo que hay que hacer, que es acabar con las barreras de los otros.

Con relación al escenario poscrisis, el ex secretario de Comercio Exterior, sostuvo que seguirá existiendo un alto grado de incertidumbre. La dinámica sobre lo que ocurra con las Pymes, va a seguir siendo un tema, por lo que se hace necesaria la conformación de una “cultura de la internacionalización”, que hace que haya que competir dentro del propio Brasil por el mercado interno. Esto obliga a impostergables reformas estructurales, sostuvo.

Al mismo tiempo, el contexto poscrisis lleva a la evidente conclusión de que Brasil y Argentina constituyen unos de los pocos mercados en el mundo que interesan a todos. Es allí cuando algunos sectores resisten los acuerdos de apertura, al tener un dinámico mercado propio.

Graciela Baquero