Multilateralismo, deuda y comercio

El 28 y 29 de mayo los mandatarios y jefes de estado de América Latina, del Caribe y de la Unión Europea (UE) se reunieron en Guadalajara, México. Fue la primera cumbre internacional a la que acudió una Europa ampliada a 25 estados miembros. Sin resultados estridentes, la reunión produjo avances en la modalidad de negociación hacia la zona de libre comercio birregional UE-Mercosur y el anuncio de la asociación de México al Mercosur. Multilateralismo y políticas comunes frente a la deuda externa fueron algunos de los temas consensuados por los latinoamericanos que quedaron sin connotar.


Sin haber llegado a recuperar el espíritu de la Cumbre Iberoamericana de Río en 1999, que proclamó una “asociación estratégica” entre América latina y Europa, Guadalajara arrojó algunos resultados que beneficiaron a la región.

Algunos factores incidieron para que esto resultara así. El estado de la unidad europea está más que cuestionado luego de las controversias sobre la guerra en Irak y todavía está pendiente el debate sobre el proyecto de una Constitución Europea. A ello se suma la ampliación de la UE con el ingreso de los países de Europa Central, y la concentración de recursos económicos y políticos que esto expresa para la Europa desarrollada. El fracaso de la conferencia de la OMC en Cancún, donde se creó la oposición del G-20 aglutinada alrededor de Brasil, que empeoró la relación entre América Latina y la Unión Europea, fue otro de los obstáculos que impidieron el estrecho acercamiento entre ambas regiones. (*)

La difícil relación de contrapeso regional con Estados Unidos, sin descuidar las disímiles posiciones generadas alrededor de la guerra de Irak en la propia Europa, hicieron que algunos puntos que iban a formar parte de la Declaración consensuada al finalizar la reunión, fueran postergados o mediatizados por iniciativa de los propios europeos.

Uno de estos items fue el pronunciamiento consensuado en favor de "reformar la ONU en profundidad, para que opere de manera más democrática, eficaz y transparente", pero auspiciando en concreto la ampliación del Consejo de Seguridad para uno o dos miembros de América latina y uno para Africa. Brasil y México son los dos candidatos más firmes para ocupar estos asientos permanentes regionales. La Declaración concluyó sugiriendo la “participación activa en la reestructuración de los foros multilaterales, en particular del Sistema de las Naciones Unidas, con el fin de alcanzar un orden internacional más justo y democrático que garantice la paz y promueva el bienestar de los pueblos”.

De la misma manera, las referencias en la minuta inicial a una negociación conjunta o un cambio sustancial en el abordaje de la deuda externa de la región, fue reducida a una mención en la que se reafirma que “la deuda externa es uno de los principales obstáculos para el crecimiento y estabilidad de la región y que en consecuencia constituye, para muchos de los países latinoamericanos, un factor fundamental del desarrollo económico de evidente dimensión política”.

Tampoco fue incluida la denuncia de aplicación unilateral y extraterritorial de leyes y medidas contrarias al derecho y el comercio internacional que se incluia en el borrador inicial, como la Ley Helms-Burton, que endureció el embargo a Cuba a instancias de una resolución estadounidense.

Sin embargo, la Declaración final de la III Cúpula entre la Unión Europea, América Latina y el Caribe, aprobada por los 58 países participantes, siguió destacando el mutuo entendimiento entre las naciones en pos de la cooperación y el comercio, y siguió haciendo referencia al tema de la “cohesión social”, ligado a la pobreza y la exclusión de gran parte de la población latinoamericana. (Declaración de Guadalajara

Mercosur en la Cumbre

Dos avances fueron producidos para el Mercado Común del Sur en Guadalajara. La primera fue el anuncio de México de postularse como miembro asociado en la cúpula del bloque del 8 de julio que se desarrollará en Buenos Aires. Asociación que debería producirse en base a la negociación por un área de libre comercio con Mercosur iniciada en 2002, con un plazo de diez años. El ingreso de México dejaría al Mercosur sin duda consolidado en sus negociaciones de cara al ALCA.

El segundo avance se relacionó con las negociaciones Mercosur-UE. Si bien no produjeron resultados en cuanto al esperado aumento de cotas por parte de Europa para los productos del Cono Sur, existieron progresos en la definición de las modalidades de acceso al mercado europeo para cerca de 295 productos agrícolas procesados, parte de los cuales recibirán preferencias tarifarias. Las negociaciones seguirán desarrollándose en estos días en Buenos Aires.

(*) Klaas Dykmann: Politólogo e historiador, Nueva Sociedad

Graciela Baquero