No existe responsabilidad social empresaria sin coacción jurídica

El Dr. Francois Vallaeys, filósofo especialista en ética aplicada a las organizaciones, sostuvo que la RSE es territorial y necesita de todos los actores. Por otro lado, que no es posible aplicarla sin contrapoderes.


“LA RSE no es un conjunto de buenas prácticas, es un cambio de sistema. Que debemos enseñar a nuestros alumnos, futuros dueños del planeta tierra. Necesitamos un cambio de sistema desde la economía actual a una economía de flujo. Tenemos que pasar a una economía circular, donde los desechos de cada empresa sirvan como insumo de otra. No podemos operar una economía lineal en un planeta redondo”, afirmó en su intervención en el Primer Congreso Internacional de Responsabilidad Social, desarrollado en Buenos Aires la semana pasada. Además, se requiere una RSE territorial en lugar de RSE organizacional, que convoque a todos los actores en cada territorio”, sostuvo Vallaeys en la sesión plenaria “Ética para el cambio”. 

“Si practico la sostenibilidad sin justicia ni virtud me vuelvo autoritario. Somos responsables de nuestros actos. La responsabilidad moral nos ata a la existencia del otro. La RSE depende de los deberes de una generación para con la promesa de la generación anterior y la necesidad de que venga una futura”, remarcó el especialista en Universidad Social Universitaria.

“Es urgente, si queremos salvar el mismo sentido de la palabra responsabilidad social, acabar con el fairwashing de la RSE. Es un discurso que hay que resaltar en América Latina y que todavía no ha calado en los congresos de responsabilidad social”.

“No hay RSE que valga sin contra poderes fuertes, capaces de imponerle a las empresas la agenda del mejoramiento. Esto es lo importante en este momento. Lo que nos conduce a la idea de que ciertos discursos éticos son detestables mientras sigamos confundiendo la responsabilidad social con la responsabilidad moral y mientras el árbol oculte la ausencia del bosque. Y mientras sigamos confundiendo responsabilidad social con responsabilidad jurídica seguiremos con la ineficiencia y el doble discurso”, afirmó.

“Debemos asumir un cambio en la definición de la responsabilidad social, que es en realidad responsabilidad por los IMPACTOS. Esta definición está basada en una ética de tres dimensiones, que a su vez se basa, en la virtud, la justicia y la sostenibilidad.

“La Responsabilidad Social, ahora se define como la responsabilidad de una organización por los impactos de sus decisiones y actividades -esto incluye productos y servicios, esfera de influencia y responsabilidad en la cadena de producción- en la sociedad y en el medio ambiente. Todo esto a través de una conducta ética que debe cumplir con: Contribuir  con el desarrollo sostenible, incluyendo la salud y el bienestar de la sociedad; tomar en cuenta las expectativas de las partes interesadas; cumplir con las leyes y sea compatible con las normas internacionales de conducta; y sea integrada en la totalidad de la organización y puesta en práctica en todas sus relaciones.

“Sabiendo esto, es donde entra la Universidad. El papel de la Universidad es el de legitimar el saber, su papel no puede limitarse al de un mero aval ante la sociedad. Hoy la Universidad debe incluir el componente ético y ciudadano en la formación de sus profesionales. Pero también debe usar su legitimidad y autonomía para involucrarse en las decisiones que tienen efectos sobre la sociedad.

Para terminar, Valleays reiteró la idea de que “nadie puede gerenciar sus impactos a solas. No hay RSE sin coacción jurídica”, finalizó en medio de una ovación de aplausos.

 

mercosurabc