Oddone: Las gestiones asociadas tienen mayor resultado en las RRII contemporáneas

El pasado 11 de noviembre se realizó en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires el Seminario sobre “Las Relaciones Internacionales de los Gobiernos Locales”, coordinado por Paradiplomacia.Org de manera conjunta con la Red RACEI (Red Argentina de Centros de Estudios Internacionales) y la Fundación Konrad Adenauer. Las redes como herramienta contra las asimetrías entre territorios fue un tema destacado por el ponente Nahuel Oddone.


El encuentro contó con la participación de expertos que abordaron desde diversos enfoques la cooperación descentralizada en el marco de las relaciones internacionales contemporáneas, con el objetivo de promover la proyección y vinculación internacional de los gobiernos locales. 

En este contexto, uno de los expositores, Nahuel Oddone coordinador del área de Comercio Internacional y la Unidad de Industria de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), hizo una prospección de hacia dónde va la paradiplomacia a efectos prácticos, considerando que en el día de hoy se deben tener en cuenta los procesos de globalización y regionalización en las relaciones internacionales. En este sentido, destacó cuatro temáticas de interés que están presentes en el debate actual de la disciplina.

“Para muchos de los gobiernos locales la primera vía de internacionalización, de actividad paradiplomática, está ligada al proceso de regionalización del cual forma parte. Como puede ser a modo de ejemplo el proceso de Mercociudades. Como segundo punto (…) el debate de descentralización y al mismo tiempo recentralización. Claramente la descentralización en los Estados de América Latina ha fortalecido mucho la actividad paradiplomática de los gobiernos subnacionales. Pero al mismo tiempo, en algunos Estados de la región estamos asistiendo a procesos de recentralización, que de alguna manera podrían poner en debate parte de las competencias que han ido ganando a lo largo de los años los gobiernos locales”.

En este sentido, el investigador plantea que la descentralización debe ser analizada como un proceso político de transferencia y competencia. En consecuencia, se debe tener en cuenta que la misma puede surgir tanto como una “oferta vertical descendente”, así como una “demanda vertical descendente” de la sociedad civil local que se considera capaz de gestionar y trabajar.

El tercer punto tiene que ver con los procesos de reterritorialización de la economía: “esto claramente fortalece mucho el papel que tiene la geografía económica y la contribución de algunas ciudades o de algunos gobiernos subnacionales en nodos importantes del comercio internacional”.

El cuarto tema se refiere a la fragmentación temática de la agenda de cooperación internacional descentralizada: “hay temas en la cooperación internacional que están de moda. Es importante que los gobiernos locales se alineen con esos temas”.

Dentro de esta perspectiva, los aspectos mencionados han generado que se modifique el entendimiento de la acción internacional de los gobiernos locales. Asumiendo con ello que la paradiplomacia, o bien, la política de cooperación internacional descentralizada, puede constituirse en un eje transversal de la gestión política local ayudando a las múltiples áreas del quehacer municipal. Sin embargo, Oddone no deja de lado el hecho de que la proliferación de los gobiernos locales no asegura que los proyectos estén apropiados localmente, como tampoco asegura una alineación con las estrategias de desarrollo del país; es decir, no evita necesariamente la fragmentación de la cooperación. Así es como en la idea del “saber hacer” en la cooperación internacional prima la trayectoria, la cual la define como “el proceso incremental de la adquisición de capacidades para trabajar en materia de paradiplomacia”.

Es a partir de ello que el fortalecimiento de las capacidades procesales de los gobiernos locales se plantea como un gran desafío para éstos. “Hay que aprender a hacer la cooperación internacional. (…) [Se debe] hacer una diferenciación importante en lo que es creación de capacidades y arraigo de las capacidades, porque esto es uno de los riesgos más importantes de los gobiernos locales. Nosotros podemos crear capacidades internas, fortalecer los recursos humanos internos, pero la verdad es que los cambios de gobierno a nivel local afectan mucho la paradiplomacia (…). [Por lo que es necesario] trabajar no sólo en la creación de capacidades, sino también en el arraigo de las capacidades. La conquista de [éstas] es muy débil (…) hay que ver de qué manera podemos generar algún tipo de coyuntura que permanezca más allá de la gestión de turno”.

 

Las redes contra las asimetrías interterritoriales

Asimismo, lo planteado representa uno de los desafíos principales de las áreas de política paradiplomática porque “todavía está en constante debate la legitimidad de la persona que se dedica a las RRII”. Otro de los retos, igualmente orientado al fortalecimiento de capacidades, son las asimetrías interterritoriales. “La cooperación internacional no llega a todos los municipios (…). Hay una gran concentración de los recursos por su propia escasez hacia aquellas zonas en las que hay capacidad o la gente sabe hacer más o menos bien proyectos de cooperación internacional”. Es entonces como, una vez planteados tales desafíos, Oddone propone algunas estrategias para superarlos.

Primero, vincular los proyectos a procesos reales de los territorios. Ello implica comprender que los proyectos de paradiplomacia son una variable de tipo funcional y dependiente de los procesos que se desarrollan en cada territorio en particular. Segundo, el “asociacionismo translocal”, que implica trabajar en redes. Es importante que se construyan “comunidades de ayuda”, éstas son redes de gobiernos locales que vienen trabajando de manera articulada y van transitando el proceso incremental mencionado, de un proyecto muy pequeño con bajo financiamiento, hacia proyectos más estructurados con fondos más importantes. De igual forma, el trabajo con el esquema de “comunidades de desarrollo” va a tener mayor impacto y va a garantizar una mejor ejecución de los proyectos que se diseñen. En relación a esto último, toma como ejemplo el proyecto AL-Las (Alianza Euro-latinoamericana de Cooperación entre Ciudades) que lleva adelante la Comisión Europea, donde las ciudades que tienen más experiencia en cooperación internacional ayudan a aquellas que quieren insertarse en la misma.

Como tercera estrategia se encuentra el “asociacionismo público-privado”; es decir, buscar apoyo del sector privado local e involucrarlo a partir de beneficios y resultados concretos. Por último, la vinculación universidad-municipio, donde se debe instar a la academia a hacer una reflexión del contexto actual para así maximizar los beneficios que se puedan obtener de la cooperación internacional, fortaleciendo al mismo tiempo la participación ciudadana, sobre todo a partir de la disponibilidad de las tecnologías de la información y la comunicación (TICs), que facilitan el diálogo con los ciudadanos.

En suma, todas estas estrategias, al igual que los contenidos de los proyectos, irán permitiendo la innovación en la gestión local; sobre todo gestionar la innovación frente a gobiernos locales que están expuestos a las modificaciones en las dinámicas de las relaciones internacionales contemporáneas. Donde la innovación involucre la idea de la articulación, o bien, del pacto. Un pacto hacia afuera, que son los acuerdos intermunicipales y la creación de redes, así como hacia adentro para demostrar los resultados de la cooperación internacional, generar nuevas formas jurídicas de sucesión y fortalecer el diálogo público-privado en América Latina, que en términos de Oddone, suele ser bastante complejo.

De esta manera, la cooperación internacional fortalece la alineación de intereses hacia adentro y hacia afuera, y al mismo tiempo genera una base de acuerdos para lograr consolidar una gestión asociada: “todo parece indicar que las gestiones asociadas, están teniendo al menos mayores resultados en las relaciones internacionales contemporáneas”; en las que a su vez, la participación ciudadana ha estimulado la acción internacional de los gobiernos locales. Considerándose a los ciudadanos como un “prosumer”, un productor y un consumidor de sus decisiones en un espacio territorial delimitado.

 

Emily Cruz