OMC. Mercosur se posiciona en el comercio mundial.
El Consejo General de la Organización Mundial de Comercio (OMC) acaba de aprobar un documento por el cual las grandes economías se comprometen a eliminar todas las formas de subsidios a la exportación en un período de tiempo "creible". ¿Qué incidencia tiene esta resolución en relación con las exportaciones agrícolas de Mercosur y de Argentina? Para la directora de la Comisión de Comercio Exterior de la Nación, Elena Di Vico, el impacto se verificará en el mediano y largo plazo. A pesar de que habrá muchos países que intentarán ingresar a nuevos mercados favorecidos por la baja de subsidios agrícolas, el impacto será positivo y redundará en una suba de las exportaciones de la región y en un aumento en la transparencia del comercio internacional. La única salvedad se relaciona con el hecho recurrente de ofrecimientos de reducción de subsidios producidos en otros momentos de la historia económica mundial que nunca se llevaron a la práctica. Esta vez, tendrá mucha importancia la fuerza que pueda tener el sistema multilateral de la OMC en hacer cumplimentar este tipo de compromiso, señala Di Vico. Pero este es un momento en que se han llegado a entrelazar una cantidad de acciones muy importantes, producto de que el comercio mundial ha cambiado su forma de funcionamiento, dando lugar a los agrupamientos regionales que, como en el caso del Mercosur, logran posicionarse con cierto margen de negociación en los foros multilaterales. En el transcurso de la entrevista, Di Vico se refirió además a las negociaciones en el ámbito del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que percibió como pendulares. “Uno termina preguntándose si realmente estamos decididos a una integración con la fuerza que debería tener un proyecto como el ALCA, cuando todavía existen diferencias internas muy fuertes entre los países que lo constituyen. Diferencias de enfoque, de asimetrías, de poder y de posibilidades comerciales”, señaló.
Es ampliamente conocido que la existencia de subsidios, fundamentalmente en el sector agrícola, tiene mucha importancia o impacto en el comercio de Argentina y Mercosur. Fundamentalmente porque los productos argentinos y los del Mercosur son productos que compiten directamente con los subsidiados por la Unión Europea (UE) y EEUU. El caso de la UE es el que más incidencia tiene en esta competencia, tanto por el ingreso a nuestro mercado de sus productos subsidiados, lo que genera una competencia en condiciones de deslealtad con los locales, como también por la competencia que se genera en la ubicación de los productos de la región en terceros mercados.
Si nuestra región exporta al país X un producto agrícola, y a la vez ese país X ingresa un producto de la UE subsidiado, obviamente la Argentina o el Mercosur se van a encontrar en una inferioridad de condiciones de competencia y no van a poder sostener los mismos valores con los que competir. Esta puja se dará tanto en el plano interno como externo. Internamente tenemos elementos de defensa, como es la aplicación del acuerdo de subvenciones de derechos compensatorios de la OMC, que especialmente en la Argentina está aplicado para el aceite de oliva, los duraznos, el gluten de trigo; en este caso se optó por proteger a los productores nacionales, que han considerado que esos productos que venían subsidiados de la UE estaban sustrayendo una franja del mercado local. Esto es más o menos controlable, pero no lo es tanto lo que ocurre externamente.
Creo de todas formas que las declaraciones que se han realizado en la OMC, constituyen un avance importante, si bien no a corto plazo, sí a mediano o largo plazo. El impacto que producirá en nuestro comercio externo hay que pensarlo de la siguiente manera: a priori se cree que si bajan los subsidios de la UE, nuestros productos van a poder entrar en mercados en los que antes no tenía acceso, porque nuestros precios no tenían subsidios. Pero no olvidemos que va a haber otra cantidad de países que van a estar en la misma situación, tratando de ingresar a esos mercados. De cualquier manera el impacto es positivo, hay una posibilidad cierta de aumento de nuestras exportaciones y de una mayor transparencia en el comercio internacional. El único cuidado que hay que tener es que, quien tiene historia, saben que ya en otras oportunidades se ofreció una reducción de subsidios y luego no fue en la practica. Con lo cual aquí, va a tener mucha importancia la fuerza que pueda tener el sistema multilateral de la OMC en hacer cumplimentar este tipo de compromiso.
Claro, y en este sentido la posición de los países beneficiados se fortaleció...
Si, se fortaleció. En este momento hay entrelazadas una cantidad de acciones muy importantes, tal vez producto de que el comercio mundial ha cambiado su forma de funcionamiento. Diez años atrás, la forma de operación del comercio internacional era distinta a la actual. Por ejemplo, la llamada “globalización” hizo que en algunos momentos hasta se perdiera la identidad originaria del producto. Después, pasamos de ser países aislados a comenzar primero con algunos agrupamientos regionales pequeños, luego más fuertes; con la UE como uno de los más grandes. Después surgió el agrupamiento global multilateral de la OMC, y luego empezaron a fortalecerse los regionalismos, como por ejemplo el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Ahora, vemos que estos regionalismos tienen distintas concepciones. No es lo mismo la concepción de la UE que la del Mercosur. No es la misma posición la del Mercosur que lo que propicia Brasil en pos de la unión de los países de América del Sur; ni tampoco el Nafta.
Tal vez exista un criterio subyacente común, que es el de tratar de lograr mediante estos agrupamientos regionales lo que no se pudo lograr aún con el multilateral, el mundial. En la OMC se lograron bajar los aranceles, establecer normas de funcionamiento, un régimen de controversias internacional. Pero el tema de las reglas no arancelarias es uno de los puntos que todavía está tratándose. Aparentemente estos acuerdos regionales están tratando de eliminar este tipo de barreras no arancelarias dentro de sus regiones, y también acudir a las mesas de negociación internacional con una posición común en pos de lograr justamente estas eliminaciones.
Pero en este momento los problemas en general no son arancelarios. En una oportunidad por ejemplo, un país latinoamericano colocó un requisito por el cual un producto que salía de Argentina hacia ese país debía ingresar con el precio de venta, y ese país tenia inflación...
A nivel de cuotas, o de clasificación de las llamadas “cajas de subsidios”, hay toda una variedad que en el caso de una Pyme que quiera exportar, se verá complicada por su lógica incapacidad monetaria para adecuarse a estos nuevos campos.
ALCA. Negociaciones que van y vienen
Hablemos de las negociaciones en el ALCA
Las negociaciones en el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) van y vienen. Uno termina preguntándose si realmente estamos decididos a una integración con la fuerza que debería tener un proyecto como el ALCA, cuando todavía tenemos unas diferencias internas muy fuertes entre los países que lo constituyen. Diferencias de enfoque, de asimetrías, de poder, de posibilidades comerciales. Sin ir más lejos, tenemos al menos tres grupos fuertes constituidos dentro de este conglomerado de lo que integraría el ALCA. Por un lado el Mercosur, por otro la Comunidad Andina de Naciones (CAN), el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA), y por último el agrupamienato de naciones del Caribe, CARICOM.
Existe una heterogeneidad en lo que se refiere incluso a las concepciones de lo que es la integración, y cada bloque tiene problemas especiales. La CAN cuenta con integrantes como Bolivia y Ecuador con un problema de desarrollo muy bajo, problemas sociales muy fuertes. Por otro lado, existen negociaciones bilaterales ya concretadas en el área que no está claro si van a ser respetadas o no cuando se conforme el ALCA.
El Mercosur está luchando por mantenerse cohesionado en forma permanente, pero al mismo tiempo en su seno existen dos países fuertes con grandes diferencias (Argentina y Brasil) de enfoques y de poder. Todo esto pervive contemporáneamente con la negociación Mercosur – UE, donde se introducen elementos que provoca algunas inquietudes en algunos otros componentes de América, por las ventajas comparativas que podrían implicar. Y porque estamos hablando también concepciones como la europea, que sostienen que los acuerdos y grupos regionales tienen que tener no solamente un componente comercial, sino también político.
Por otra parte tenemos la relación con Asia, que sobre todo en el caso de China, que ha entrado a la OMC, se encuentra en franco crecimiento.
Es un panorama sumamente complicado para este proceso de definición.
¿Cómo evoluciona el comercio exterior argentino en este panorama?
Creo que el comercio argentino tiene una posibilidad de crecimiento general en la medida en que se está haciendo un esfuerzo en la apertura de nuevos mercados. Se hace hincapié en el mercado de China, hay unas perspectivas optimistas en este sentido. Pero el tema está en que debemos identificar con certeza en qué somos competitivos. El conocimiento de los “nichos de mercado” es lo que nos va a permitir extendernos a otros mercados. Evidentemente, si se hace efectiva esta eliminación de subsidios, Argentina verá aumentadas sus posibilidades de penetración.