Proponen la gestión coordinada argentino-uruguaya de la Cuenca del Plata

El documento de trabajo “La relación estratégica Argentina-Uruguay. Desafíos de la integración fronteriza”, producido por CEPES-CEFIR en setiembre de 2011, con el auspicio de la CAF, cuenta con cinco áreas, la última de las cuales, relacionada con la cooperación biletaral en materia de energía, infraestructura y medio ambiente, estuvo a cargo de la consultora del CEFIR en energías renovables y cambio climático, ing. Alicia Torres Dos Santos. En la sección correspondiente a su investigación, la consultora propone llevar adelante una gestión integrada de la Cuenca del Plata entre Argentina y Uruguay. Este tema debería incorporarse de manera inmediata en la agenda de la integración regional, con la creación de un área protegida transfronteriza. Esto junto con la construcción de obras de infraestructura, como los puentes fronterizos existentes, y la ejecución de otros ya aprobados, como el que une las localidades de Monte Caseros y Bella Unión. Por último, la búsqueda de nuevas fuentes de energía para apalancar el desarrollo sostenible a escala regional.


La escala más apropiada para tratar los temas ambientales y energéticos es, para Alicia Torres, la dimensión de “cuenca”. En ese sentido, y a nivel regional, la especialista juzga prioritaria la cuestión de la Cuenca del Plata, como punto central de la agenda bilateral entre Argentina y Uruguay, junto a otros, como el desarrollo de infraestructura conjunta y la búsqueda de nuevas fuentes de energía. El trabajo conjunto que debería desarrollarse en relación con el tratamiento de la Cuenca deberá servir para que otros países de la región pongan también su atención en el tema, teniendo en cuenta que para Brasil no es por sí mismo de importancia dado que su atención está puesta en la Cuenca del Amazonas.

Los antecedentes históricos pueden servir de modelo para la construcción de un enfoque adecuado que permita el acuerdo para el tratamiento y gestión común de la Cuenca del Plata. Torres explicó que puede tomarse como ejemplo el modo en que fue llevado el tema de la represa de Salto Grande, desde el momento inicial en el que comenzó a ponerse la atención sobre la potencialidad del recurso hídrico, hasta la concreción efectiva de la obra. En ese antecedente, la especialista encuentra tres elementos clave que bien podrían ser replicados.

Por un lado, todo lo que tiene que ver con el proceso técnico, llevado adelante por ingenieros encargados de evaluar la viabilidad del proyecto. En segundo lugar, también resultó clave la dimensión política. Tanto a nivel de los Parlamentos como de los Poderes Ejecutivos de ambos países, el tema fue puesto en el primer plano a lo largo de todo el proceso. Por último, desde el punto de vista social, resultó clave el seguimiento y participación por parte de diferentes grupos, por ejemplo a través de los comités binacionales. En definitiva, las dimensiones técnica, política y social, que resultaron claves en el antecedente de Salto Grande, constituyen también los ejes por los que deberá pasar la concreción exitosa de la gestión bilateral del recurso de la Cuenca.

La gestión común de la Cuenca del Plata se inscribe en un contexto en el que los temas energéticos resultan claves para que la región pueda crecer por la senda de un desarrollo sostenible. Pero para ello también se hace necesario buscar nuevas fuentes de energía. Particularmente en el caso de Uruguay, pero en realidad también para el conjunto de los países, se hace evidente que la solución de esta ecuación sólo puede resolverse en escala regional.

En este sentido, debe tenerse en cuenta que el cambio climático está comenzando a afectar la base de disponibilidad energética, específicamente en lo que respecta al recurso hídrico, que fue el eje de la estrategia que se llevó adelante en la región hasta el momento. De allí que se hace imprescindible comenzar a desarrollar nuevas fuentes de energía, la cual deberá llegar –interconexión mediante–, al lugar y momento de su demanda efectiva. En esta misa línea se ubica la propuesta de utilizar energías renovables a pequeña escala, a nivel de domicilios y empresas agropecuarias y turísticas, lo que también puede servir para favorecer aspectos tan importantes como la integración productiva entre los países y la innovación y desarrollo tecnológico, a la vez que constituye, claro está, una oportunidad de cambio frente a los efectos negativos sobre el clima provocados por las energías no renovables.

La frontera entre Argentina y Uruguay no puede ser pensada sino como zona costera. Un tema clave tiene que ver con la obtención de información y la realización de estudios-base compartidos, particularmente sobre el Río Uruguay, teniendo en cuenta los antecedentes inmediatos que dieron lugar al conflicto entre ambos países. Se hace necesario identificar cuáles son las áreas sensibles para trabajar sobre recomendaciones de relocalización en lo atinente a desarrollos productivos. De conseguirse una dinámica de estudios y análisis compartidos sobre zonas sensibles y usos a lo largo de la Cuenca, se habrá avanzado en un formidable instrumento de integración que permitirá definir acciones de ordenamiento territorial, y que resultará fundamental para evitar futuros conflictos.

Finalmente, la propuesta de Torres incluye un plan de acción para prevenir la contaminación, partiendo del monitoreo conjunto del estado del río y la ampliación de los programas de cooperación existentes. Se deben elaborar planes de acción que conduzcan a soluciones en casos que tienen que ver, por ejemplo, con problemas de “contaminación difusa”, aquella que es causada por la explotación agropecuaria, que generalmente no se corresponde con una localización física en particular y, por lo tanto, debe ser tratada con instrumentos de carácter más general.
Por último, y en relación con los temas de infraestructura, Alicia Torres ponderó positivamente diversos proyectos, desde la construcción de una planta regasificadora, hasta el tendido de un puente transfronterizo entre Bella Unión y Monte Caseros. Las obras de infraestructura, señaló, no sólo son concreciones físicas, sino también metáforas contundentes de la voluntad y el avance del proceso de integración binacional.

Casi en forma contemporánea a la edición de esta nota, y en relación con la gestión conjunta de la Cuenca del Plata, los gobiernos de Argentina y Uruguay lograron un acuerdo para dragar un tramo del canal Martín García para ampliar su navegabilidad, según confirmó el mandatario uruguayo, José Mujica, en declaraciones que publicó este sábado la prensa de Montevideo.

Según las declaraciones del presidente uruguayo, hay acuerdo, y ahora "lo único que queda es ese trámite ante la CARU (Comisión Administradora del Río Uruguay), para luego convocar a una licitación para la realización de las obras de profundización del canal Martín García". El llamado se hará "de inmediato", precisó ante La República.

"En realidad estábamos negociando sobre un problema de profundidad, porque una parte del lecho del río es de suelo rocoso y nosotros queríamos llevarlo a un calado que nos abriera el camino para que en el futuro pueda igualarse a la profundidad del resto del canal que es lodo", explicó el presidente uruguayo.

El dragado, que era un reclamo de las autoridades uruguayas desde hacía muchos años, se hará en un tramo de cuatro kilómetros de suelos pedregosos, aunque el proyecto abarca un total de 110 kilómetros.
Gustavo Sánchez/ Graciela Baquero