Refundar el MERCOSUR sobre el pilar agrícola y energético

“El MERCOSUR no alcanza”, por lo que se necesita modificar las ideas de integración regional, incorporando a Sudamérica. Desde allí, habría que eliminar la idea de “primarización” y promover la comercialización del producto agrícola industrial, desarrollado en grandes cadenas de valor, señaló Jose Botafogo Gonçalvez en un seminario del ciclo 50º Aniversario del INTAL.


Como parte de las actividades en el marco de su 50° aniversario, el Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (INTAL), conjuntamente con el Instituto Interdisciplinario de Economía Política de la Universidad de Buenos Aires (IIEP-BAIRES, UBA), organizan durante 2015 una serie de cuatro seminarios internacionales bajo el eje temático “Potencial productivo y desempeño exportador regional – Políticas y estrategia comercial para la inserción externa”.

El tercero de ellos, “Agroalimentos y bioeconomía: El potencial de una nueva frontera productiva”, se llevó a cabo el 27 de mayo en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires.

El seminario fue una excelente oportunidad para pensar a la bioeconomía como una “industria verde” con enorme potencial para algunos países de América Latina. Se destacó el salto en la producción agroindustrial de varios países del Cono Sur a partir de una enorme transformación tecnológica con impactos positivos en la economía. En este contexto, los expertos subrayaron que el agro debe considerarse como un sector de transformación e industrialización biológica con interacciones innovadoras en red, en contraste con la idea de “primario” en el sentido usualmente utilizado.

El seminario consistió en dos paneles moderados por Ricardo Carciofi (IIEP). El primero se enfocó en el panorama agrícola global y regional, integrado por Pedro Marcelo Arias (FAO, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), Jose Botafogo Gonçalves (CEBRI, Centro Brasileiro de Relações Internacionais) y Gonzalo Souto (Experto en temas agropecuarios, República Oriental del Uruguay).

La exposición de Jose Botafogo Gonçalves se focalizó en la comparación de experiencias entre Argentina y Brasil para explorar las posibilidades reales de integración agropecuaria en el MERCOSUR, caracterizada históricamente por la existencia de caminos paralelos sin convergencia.

En primer lugar, señaló que el sector agropecuario ha sido el principal motor del crecimiento y desarrollo económico en ambos países, que permitió obtener recursos externos y financiar la producción interna en otros sectores.

En segundo lugar, señaló la adopción en el pasado de políticas de industrialización por sustitución de importaciones (ISI), centradas en el crecimiento del mercado interno y altos niveles de protección con cierta rivalidad entre ambos países: Brasil, por la dimensión de su territorio y población, tenía un mayor desarrollo de su industria, mientras que Argentina temía la “invasión brasileña” de bienes industriales y le proveía algunos productos agropecuarios como trigo y carne. En la actualidad, ese intercambio interindustrial ocurre con China.

En tercer lugar, subrayó el rol de la incorporación de tecnología en el sector agrícola. En Brasil, la creación de la Empresa Brasileira de Pesquisa Agropecuária (EMBRAPA), la cooperación con Japón, la ampliación de la frontera agrícola y la transferencia de tecnología desde Argentina generaron una revolución agrícola. Por su parte, el sector en Argentina está más desarrollado e hizo enormes progresos a partir de la incorporación de ciencia, tecnología y gestión.

En cuarto lugar, destacó que en ambos países el sector industrial está perdiendo competitividad y dinamismo porque el proceso de crecimiento hacia adentro no es sostenible y remarcó la necesidad de una mayor integración a la economía mundial y en las cadenas globales de valor.

Señaló que la reducción de la participación de la industria en el PIB en Brasil y la mayor dependencia de las exportaciones de productos agropecuarios es muchas veces denominada “primarización”. Sin embargo, mostró la poca rigurosidad de esa terminología, ya que la producción agrícola no es necesariamente “primaria” ya que ocurre, por ejemplo, en el marco de una enorme transformación tecnológica del campo brasileño. En un contexto de crisis global e industrial, las exportaciones de alimentos y productos agropecuarios han sostenido las ventas externas del país. Una característica peculiar de Brasil, a diferencia de Argentina, es que no ha habido intervención del Estado en los mercados agrícolas y eso ha tenido efectos positivos. Concluyó en la necesidad de salir de paralelismo hacia la convergencia mediante una agenda positiva bilateral entre países o en el MERCOSUR en:

 

-Políticas agrícolas y sanitarias;
-Incorporación de tecnología e innovación en la actividad agrícola;
-Inversión en logística;
-Negociaciones comerciales conjuntas de países del Cono Sur pueden conducir a ganancias de eficiencia;
-Eliminar la idea de “primarización” y promover la comercialización del producto agrícola industrial;
-“El MERCOSUR no alcanza”, por lo que se necesita modificar las ideas de integración regional con una visión mucho más amplia, incorporando a Sudamérica;
-Asociar las inversiones agrícolas con la producción de energía, basándose en las enormes potencialidades en la producción de energías no renovables.

 
En síntesis, instó a refundar el MERCOSUR con dos pilares, el agrícola y el energético, con esfuerzos conjuntos para garantizar la producción de alimentos con sustentabilidad ambiental.

mercosurabc