Se reduce la brecha económica entre Argentina y Brasil
En términos de intercambio comercial, si bien persiste el déficit argentino con Brasil, desde hace dos años han disminuido las tensiones en lo que se refiere a conflictos comerciales. Uno de los factores que operó a favor del achicamiento de tensiones fue la enorme inversión de Brasil en Argentina, que concentró en 2005 el 20% de la IED total. Se anuncian para los primeros meses de 2007, alrededor de 3.500 millones de dólares, con un flujo hacia el sector calzado, textil y cervecero, sectores en los cuales habían existido fuertes tensiones en los últimos años, explicó Dante Sica en el marco de la 92º Asamblea de CAMBRAS celebrada el 25 de junio en la Embajada de Brasil. Otro elemento favorable fue el manejo de la cuestión administrativa en la relación comercial bilateral, como los trabajos de monitoreo básicamente en el sector automotor y la cláusula de adaptación competitiva, que a pesar de no haberse puesto nunca en funcionamiento sirvió para disciplinar el comercio, destacó el director de la consultora abeceb, que señaló además a China como factor aglutinante, jugador importante en el comercio regional, vivido como una amenaza común por Argentina y Brasil.
En términos de inversiones, en esta última etapa, mientras la inversión extranjera directa (IED) cayó en Argentina, creció la brasileña, hasta alcanzar el 20% de las inversiones totales en 2005; grueso de inversiones que está concentrado en el sector industrial. Entre empresas brasileñas y de capital mixto, el total de las empresas de ese origen radicadas en Argentina es de 120, con una fuerte tasa de inversión concentrada en el sector industrial, para ampliación, fusiones y adquisiciones. En cambio la matriz inversora del resto de las inversiones extranjeras se concentraron en el sector servicios. En términos de anuncios económicos, como indicador de la inversión real, para los primeros meses de 2007 se están sumando alrededor de 3.500 millones de dólares, con un flujo hacia el sector calzado, textil y cervecero, sectores en los cuales habían existido fuertes tensiones en los últimos años; también se trata de sectores que estuvieron bajo el estudio de la Comisión de Monitoreo, en la mayor parte se llegó a acuerdos voluntarios de exportación e importación. Las importaciones desde Brasil en el periodo 2006/2004 habían crecido un 59% en el periodo de mayor tensión, pero la exportación de los productos bajo monitoreo solo lo hicieron el 4%. Este marco de acuerdo entre gobiernos y empresarios de ambas partes logró bajar el nivel de conflictividad.
De una lista de 28 productos en conflicto bilateral se pasó a otra que solo incluye sólo 5.
El otro elemento disuasivo fue la cláusula de adaptación competitiva, que se basaba en los reclamos sectoriales de recuperar salvaguardias intrazona con Brasil; a pesar de haberse aprobado el mecanismo a principios de 2006 nunca se hizo su protocolización en ALADI ni se internalizó; es una herramienta que no se usó pero puede ser usada en cualquier momento. La recuperación del sector automotor en Argentina, la producción de modelos propios y los acuerdos firmados con Brasil también contribuyeron a bajar el nivel de conflicto. Aun existe, sin embargo, preocupación, en el desbalance en el sector de auto partes.
Una suma de factores macroeconómicos ha contribuido a una relativa armonía en la administración de la política comercial bilateral, señaló Dante Sica. En términos macro, al observar la proyección de las tasas de crecimiento de Argentina y Brasil vemos que las dos son positivas. A pesar de los desniveles de crecimiento en distintos periodos, en los próximos años la tasa de crecimiento promedio de Argentina se ubicará alrededor del 6,5 %, mientras que Brasil lo hará en el 4%, con el plan de recuperación proyectado para este año para contrarrestar el fuerte plan inflacionario que “castigó” la demanda agregada.
Otra cuestión a destacar es el remanido tema de los superávit gemelos. A partir de 2002 ambos países cuentan con superávit de cuenta corriente muy altos y superávit fiscal, lo que da una fuerte solidez al marco macroeconómico por parte de las dos economías. Las mayores diferencias se presentan en el control de la inflación, que en Brasil se logró en forma más marcada, ubicada en 3,4% mientras que Argentina mantiene una cercana al 5%. También en el tipo de cambio, que en Argentina se mantuvo estable y en Brasil tendió a la baja.
En ambos países en lo que se refiere al comercio exterior, el sector exportador ha recuperado una brecha importante. A partir de 2002, con un concepto macroeconómico desplegado en Argentina totalmente distinto al de la década anterior, y un precio de los commodities sostenidos o en alza, podemos estimar proyecciones positivas para el futuro en el sector externo. En el periodo pre devaluación, el crecimiento de las exportaciones argentinas fue de 122% pero con un alto crecimiento de las importaciones, mientras que en la etapa actual las exportaciones crecen en un 75% y las importaciones tienden a estabilizarse. En cuanto a Brasil, el sector externo comienza a recuperar sus exportaciones con la devaluación de 1999, y en la etapa del 2002 las exportaciones crecen a una tasa del 136 %, con un crecimiento de las importaciones casi a la mitad. La diferencia entre Brasil y Argentina en términos del sector externo, es que en Brasil, tanto productos básicos, como elaborados como semi elaborados crecen a la misma tasa; en Argentina recién en este momento las producciones industriales están en recuperación.
Si bien hay diferencias en el control de la inflación y el tipo de cambio, se trata de dos ciclos económicos convergentes, de baja conflictividad, en gran parte por la expansión del comercio. Es decir que se está reduciendo la brecha macroeconómica. En términos de producto equivalente, la economía brasileña era percibida como tres veces mayor que la argentina, pero en este momento la brecha se redujo. El sector industrial brasileño, si bien equivale a cinco veces el argentino, observamos que se está atenuando en términos sectoriales, sobre todo en aquellos sectores en los cuales se mantenían conflictos. La relación del crecimiento del PBI argentino 2006/2002 (si bien no constituye un año de referencia estadística por sus características) fue del 40%, mientras que la de Brasil fue del 14%. La evolución de la tasa de desempleo también converge.
En términos de inversión extranjera directa (IED) las inversiones de 2006 alcanzaron los 18.000 millones de dólares, y en Argentina ronda los 5.000 millones para el mismo periodo, esta también es una brecha que se va cerrando entre ambas economías.
Si bien el déficit bilateral continúa elevado, está teniendo síntomas de estabilización. Los años 2003 y 2004 fueron los de mayor conflictividad, que se llegó a percibir como estado de “guerra” entre sectores; sin embargo a partir de 2005 ha habido en este sentido un apaciguamiento a pesar de que el déficit argentino casi se ha duplicado; y las estimaciones indican que el déficit con Brasil tiende a estabilizarse y reducirse. Los primeros cinco meses del año crece en un 15%, pero para fin de año posiblemente se haya reducido en un 20%.
¿Qué es lo que esta cambiando al interior del déficit? En parte se explica por la recuperación de la economía argentina, las exportaciones tienden a recuperarse y las importaciones lentamente a bajar, además de estabilizarse las elasticidades entre exportaciones e importaciones. Es decir, que la elasticidad de importaciones de Brasil a Argentina está bajando, y por cada punto que crece el PBI se va ajustando una tasa de 1,5 puntos el crecimiento de las importaciones de Brasil, y por otro lado el crecimiento de Brasil también está traccionando las exportaciones argentinas. Este año está proyectado que las exportaciones argentinas a Brasil aumenten el doble de lo que crecerán las importaciones desde ese destino.
En lo que se refiere al tipo de cambio, el mantenimiento de la política cambiaria en Argentina y la apreciación del tipo de cambio en Brasil, lo hace muy favorable para el conjunto de exportaciones de bienes argentinos industriales, competitivos a nivel regional pero no a nivel mundial.
Cuando analizamos en términos de rubro, se pueden dividir en cuatro grandes agregados: productos primarios, manufacturas de origen industrial (MOI), manufacturas de origen agropecuario y el sector combustibles, el más preocupante de la canasta global argentina. Históricamente, en los primeros años de intercambio el déficit argentino siempre era de MOI. Antes de la devaluación este déficit era compensado por el gran superávit de combustibles y productos primarios, que a partir de 2002 comenzaron a caer. Entre 2005 y 2006 se recupera la exportación en el sector primario básicamente por el trigo y su precio competitivo; una mayor exportación de lácteos y un aumento en la venta externa de naftas.
Es decir que a partir de la devaluación hubo una especie de desvío de comercio; bienes industriales que antes importábamos de extrazona porque era favorable a la Argentina por el tipo de cambio 1 a 1, básicamente bienes de capital y del sector automotriz, hoy estamos importándolos desde Brasil. En la etapa anterior las compras industriales a Brasil representaban el 20% del total, mientras que hoy alcanza el 37%, y esto básicamente se produce por el tipo de cambio favorable. Argentina pasó de estar exportando 2.900 millones a 4.500 millones, con una gran tracción del sector automotriz.
El 41% de las MOI exportadas a Brasil se concentran en cinco productos, liderados por el sector automotriz y de auto partes. En el caso de Brasil, el 25% de lo que exportamos está concentrado en cinco productos, como bienes electrónicos o productos vinculados al sector automotriz.
También hay diferente composición en el comercio, por lo general importamos de Brasil bienes con un mayor contenido tecnológico que los exportados por Argentina. Desde el punto de vista de los bienes industriales Argentina sostiene el mejor comercio con Brasil, el 56% del total exportado se trata de bienes industriales, considerando que las MOI corresponden al 35 % de las exportaciones globales argentinas.
En cuanto al tipo de empresas exportadoras, son casi 4000 las que venden a Brasil, aunque el 70% de las ventas a ese país está en manos del 20% de las empresas que están concretando ventas externas; se verifica una alta concentración a pesar de tratarse de un mercado importante para las pymes argentinas.
De una lista de 28 productos en conflicto bilateral se pasó a otra que solo incluye sólo 5.
El otro elemento disuasivo fue la cláusula de adaptación competitiva, que se basaba en los reclamos sectoriales de recuperar salvaguardias intrazona con Brasil; a pesar de haberse aprobado el mecanismo a principios de 2006 nunca se hizo su protocolización en ALADI ni se internalizó; es una herramienta que no se usó pero puede ser usada en cualquier momento. La recuperación del sector automotor en Argentina, la producción de modelos propios y los acuerdos firmados con Brasil también contribuyeron a bajar el nivel de conflicto. Aun existe, sin embargo, preocupación, en el desbalance en el sector de auto partes.
Una suma de factores macroeconómicos ha contribuido a una relativa armonía en la administración de la política comercial bilateral, señaló Dante Sica. En términos macro, al observar la proyección de las tasas de crecimiento de Argentina y Brasil vemos que las dos son positivas. A pesar de los desniveles de crecimiento en distintos periodos, en los próximos años la tasa de crecimiento promedio de Argentina se ubicará alrededor del 6,5 %, mientras que Brasil lo hará en el 4%, con el plan de recuperación proyectado para este año para contrarrestar el fuerte plan inflacionario que “castigó” la demanda agregada.
Otra cuestión a destacar es el remanido tema de los superávit gemelos. A partir de 2002 ambos países cuentan con superávit de cuenta corriente muy altos y superávit fiscal, lo que da una fuerte solidez al marco macroeconómico por parte de las dos economías. Las mayores diferencias se presentan en el control de la inflación, que en Brasil se logró en forma más marcada, ubicada en 3,4% mientras que Argentina mantiene una cercana al 5%. También en el tipo de cambio, que en Argentina se mantuvo estable y en Brasil tendió a la baja.
En ambos países en lo que se refiere al comercio exterior, el sector exportador ha recuperado una brecha importante. A partir de 2002, con un concepto macroeconómico desplegado en Argentina totalmente distinto al de la década anterior, y un precio de los commodities sostenidos o en alza, podemos estimar proyecciones positivas para el futuro en el sector externo. En el periodo pre devaluación, el crecimiento de las exportaciones argentinas fue de 122% pero con un alto crecimiento de las importaciones, mientras que en la etapa actual las exportaciones crecen en un 75% y las importaciones tienden a estabilizarse. En cuanto a Brasil, el sector externo comienza a recuperar sus exportaciones con la devaluación de 1999, y en la etapa del 2002 las exportaciones crecen a una tasa del 136 %, con un crecimiento de las importaciones casi a la mitad. La diferencia entre Brasil y Argentina en términos del sector externo, es que en Brasil, tanto productos básicos, como elaborados como semi elaborados crecen a la misma tasa; en Argentina recién en este momento las producciones industriales están en recuperación.
Si bien hay diferencias en el control de la inflación y el tipo de cambio, se trata de dos ciclos económicos convergentes, de baja conflictividad, en gran parte por la expansión del comercio. Es decir que se está reduciendo la brecha macroeconómica. En términos de producto equivalente, la economía brasileña era percibida como tres veces mayor que la argentina, pero en este momento la brecha se redujo. El sector industrial brasileño, si bien equivale a cinco veces el argentino, observamos que se está atenuando en términos sectoriales, sobre todo en aquellos sectores en los cuales se mantenían conflictos. La relación del crecimiento del PBI argentino 2006/2002 (si bien no constituye un año de referencia estadística por sus características) fue del 40%, mientras que la de Brasil fue del 14%. La evolución de la tasa de desempleo también converge.
En términos de inversión extranjera directa (IED) las inversiones de 2006 alcanzaron los 18.000 millones de dólares, y en Argentina ronda los 5.000 millones para el mismo periodo, esta también es una brecha que se va cerrando entre ambas economías.
Si bien el déficit bilateral continúa elevado, está teniendo síntomas de estabilización. Los años 2003 y 2004 fueron los de mayor conflictividad, que se llegó a percibir como estado de “guerra” entre sectores; sin embargo a partir de 2005 ha habido en este sentido un apaciguamiento a pesar de que el déficit argentino casi se ha duplicado; y las estimaciones indican que el déficit con Brasil tiende a estabilizarse y reducirse. Los primeros cinco meses del año crece en un 15%, pero para fin de año posiblemente se haya reducido en un 20%.
¿Qué es lo que esta cambiando al interior del déficit? En parte se explica por la recuperación de la economía argentina, las exportaciones tienden a recuperarse y las importaciones lentamente a bajar, además de estabilizarse las elasticidades entre exportaciones e importaciones. Es decir, que la elasticidad de importaciones de Brasil a Argentina está bajando, y por cada punto que crece el PBI se va ajustando una tasa de 1,5 puntos el crecimiento de las importaciones de Brasil, y por otro lado el crecimiento de Brasil también está traccionando las exportaciones argentinas. Este año está proyectado que las exportaciones argentinas a Brasil aumenten el doble de lo que crecerán las importaciones desde ese destino.
En lo que se refiere al tipo de cambio, el mantenimiento de la política cambiaria en Argentina y la apreciación del tipo de cambio en Brasil, lo hace muy favorable para el conjunto de exportaciones de bienes argentinos industriales, competitivos a nivel regional pero no a nivel mundial.
Cuando analizamos en términos de rubro, se pueden dividir en cuatro grandes agregados: productos primarios, manufacturas de origen industrial (MOI), manufacturas de origen agropecuario y el sector combustibles, el más preocupante de la canasta global argentina. Históricamente, en los primeros años de intercambio el déficit argentino siempre era de MOI. Antes de la devaluación este déficit era compensado por el gran superávit de combustibles y productos primarios, que a partir de 2002 comenzaron a caer. Entre 2005 y 2006 se recupera la exportación en el sector primario básicamente por el trigo y su precio competitivo; una mayor exportación de lácteos y un aumento en la venta externa de naftas.
Es decir que a partir de la devaluación hubo una especie de desvío de comercio; bienes industriales que antes importábamos de extrazona porque era favorable a la Argentina por el tipo de cambio 1 a 1, básicamente bienes de capital y del sector automotriz, hoy estamos importándolos desde Brasil. En la etapa anterior las compras industriales a Brasil representaban el 20% del total, mientras que hoy alcanza el 37%, y esto básicamente se produce por el tipo de cambio favorable. Argentina pasó de estar exportando 2.900 millones a 4.500 millones, con una gran tracción del sector automotriz.
El 41% de las MOI exportadas a Brasil se concentran en cinco productos, liderados por el sector automotriz y de auto partes. En el caso de Brasil, el 25% de lo que exportamos está concentrado en cinco productos, como bienes electrónicos o productos vinculados al sector automotriz.
También hay diferente composición en el comercio, por lo general importamos de Brasil bienes con un mayor contenido tecnológico que los exportados por Argentina. Desde el punto de vista de los bienes industriales Argentina sostiene el mejor comercio con Brasil, el 56% del total exportado se trata de bienes industriales, considerando que las MOI corresponden al 35 % de las exportaciones globales argentinas.
En cuanto al tipo de empresas exportadoras, son casi 4000 las que venden a Brasil, aunque el 70% de las ventas a ese país está en manos del 20% de las empresas que están concretando ventas externas; se verifica una alta concentración a pesar de tratarse de un mercado importante para las pymes argentinas.
Graciela Baquero