Sector privado de Brasil aporta 40% del gasto en I + D

Si bien desde la óptica de lo que sucede en los países desarrollados, Argentina y Brasil se encuentran lejos de los estándares internacionales, la situación de los dos socios mayores del Mercosur se diferencia. Brasil invierte en I+D casi 10 veces más que la Argentina en valores absolutos (4 825 contra 522 millones de dólares respectivamente). A esta diferencia se suma la composición del gasto por fuente de financiamiento. En el caso argentino, la participación de las empresas en el gasto en I+D es cercana al 26%, mientras el esfuerzo estatal asciende al 70%.En Brasil en cambio, el aporte privado se encuentra por encima del gasto de gobierno, ubicándose en torno al 40%. Según las encuestas, el conjunto de empresas brasileñas invierte en I+D cerca de 2 000 millones de dólares por año, mientras que las argentinas invierten en torno a los 185 millones anuales. Los datos se desprenden de un documento editado en el mes de abril por la CEPAL*.


Si bien desde la óptica de lo que sucede en los países desarrollados, Argentina y Brasil se encuentran lejos de los estándares internacionales, la situación de cada uno de ellos es diferente.

Si observamos los indicadores de insumo, Brasil no sólo invierte en I+D casi 10 veces más que la Argentina en valores absolutos (4 825 y 522 millones de dólares respectivamente) sino que también en términos relativos duplica el esfuerzo que realiza Argentina, ya sea si lo medimos
como intensidad del gasto (relación del gasto en I+D y el PBI), o como gasto por habitante, o por investigador equivalente a jornada completa (EJC).

A su vez, si se observa la composición del gasto por fuente de financiamiento, la
participación de las empresas en el gasto en I+D argentino se encuentra cercana al 26%. Mientras que el esfuerzo estatal asciende al 70%, si se tiene en cuenta que el gasto en I+D universitario se concentra casi exclusivamente en universidades públicas. En Brasil, en cambio, el aporte privado se encuentra por encima del gasto de gobierno no universitario, ubicándose en torno al 40% (ciertamente, gobierno y sistema universitario comprenden casi 60% del gasto). De cualquier forma, ambos países se encuentran lejos de los valores de la OCDE, donde en promedio el esfuerzo privado explica el 70% de la inversión en I+D total. Una distribución semejante se observa en relación a la pertenencia institucional de los investigadores (reducidos a EJC), destacándose en ambos países el papel relevante de las universidades. Asimismo, la participación de los investigadores en las empresas es el doble en Brasil en relación a la Argentina.

Por el lado de los indicadores de producto, los resultados que se obtienen de los esfuerzos de investigación suelen medirse a través de dos variables: patentes y publicaciones, siendo la primera un proxy sesgado hacia resultados tecnológicos y el segundo sesgado hacia resultados científicos. En este sentido, cuando se observan las solicitudes de patentes realizadas en Brasil, observamos que las mismas son casi cinco veces superiores a las realizadas en Argentina, siendo aún más llamativo que las solicitadas por no residentes explican poco más del 50% en Brasil, mientras que en Argentina son cerca de un 100% de las solicitadas. Este comportamiento de los indicadores estaría señalando una conducta más pro-activa, en materia de I+D vinculada al sector productivo, en Brasil que en Argentina.

Al mismo tiempo, es interesante observar cómo en el otro indicador de resultado, la eficiencia del sistema científico argentino es considerablemente alta ya que alcanza una tasa de publicaciones en el Science Citation Index del orden de casi 11 publicaciones por cada millón de dólares invertido en I+D, mientras que en Brasil este indicador señala 3,4 publicaciones por cada millón.


La inversión en investigación y desarrollo en las empresas industriales

Los resultados de las encuestas de innovación para el sector manufacturero de ambos países* permiten estimar que en el año 2001 existían, con más de diez empleados, cerca de 72 mil empresas industriales en Brasil y aproximadamente 10 mil en Argentina. Según las encuestas, el conjunto de empresas brasileñas invierte en I+D cerca de 2 000 millones de dólares por año, mientras que las argentinas invierten en torno a los 185 millones anuales. En ambos países, cerca del 90% de la inversión en I+D de las empresas se realiza con recursos propios.

Las empresas industriales brasileras invierten en I+D una media del 0,7% de su facturación, mientras que en Argentina esta media se reduce al 0,2%. Este porcentaje se encuentra muy por debajo de los niveles de los países desarrollados (Por ejemplo, en Francia el porcentaje es del 2,5% y en Alemania es de 2,7%).

Asimismo, las encuestas muestran que las ventas industriales de Argentina y Brasil están fuertemente concentradas en términos sectoriales. Las mismas cinco ramas productivas a dos dígitos de la CIIU Rev.3 (elaboración de productos alimenticios y bebidas, fabricación de sustancias y productos químicos, fabricación de vehículos automotores, la refinación de petróleo y la de metales comunes) explican cerca del 60% del valor de la producción industrial brasileña y cerca del 70% de la producción manufacturera argentina (que exhibe una concentración aún mayor básicamente por la producción de alimentos y bebidas, la que en Brasil explica poco menos del 20% de las ventas manufactureras totales y en Argentina casi un tercio).

Tres de las anteriores cinco ramas resultan ser, a su vez, las que más invierten en valores absolutos en I+D en Brasil (ubicándose la fabricación de sustancias y productos químicos y la de vehículos automotores en las dos primeras posiciones). Las dos ramas industriales diferentes que aparecen entre las primeras cinco en términos de inversión en I+D son la fabricación de aparatos de radio, TV y comunicaciones y fabricación de maquinaria y equipo (en reemplazo del sector alimenticio y de la metalurgia). En el caso argentino, aparece un solo sector industrial nuevo: la producción de plásticos (que reemplaza a la refinación de petróleo).

Si bien la media del esfuerzo de innovación tecnológica, medido como gastos en I+D
sobre facturación, es relativamente baja para las industrias de Brasil y Argentina, los datos marcan una curiosidad respecto a lo señalado por los otros indicadores –los datos de Argentina ya no se encuentran comprendidos entre los extremos de Brasil. En la categoría de empresas que innovan y diferencian sus productos el porcentual de gastos en I+D sobre facturación en Brasil es casi 4% y en Argentina es de 1,5%27. Las empresas argentinas repiten en materia de gasto en I+D números insignificantes y menores a los de Brasil en las tres categorías, señalando así una clara diferencia de conducta entre las empresas brasileras y las argentinas.

En relación al personal de investigación, en Brasil coexisten cerca de 67 mil profesionales ligados a I+D en las empresas industriales. En Argentina, el personal ocupado en I+D es aproximadamente 14 mil (un quinto del brasileño en valores absolutos).


* La información utilizada corresponde a la Encuesta Nacional de Innovación de Brasil, PINTEC 1998-2000, realizada por el IBGE, y a la Segunda Encuesta Nacional de Innovación y Conducta Tecnológica de las Empresas Argentinas, EICT 1998-2001, realizada por el INDEC.


Consideraciones finales

• La intensidad de I+D y el desempeño en términos de crecimiento tienden a estar
correlacionados con la proporción de investigación financiada por las empresas. Por ende, es importante poseer una perspectiva de qué es lo que sucede en el sector empresario en materia de inversión en investigación y desarrollo. Siendo que existe esa correlación entre la inversión en I+D del sector empresario y el crecimiento, se vuelve una prioridad de política incentivar la inversión privada.

• La profundización de la estructura industrial de las producciones más simples a las más complejas y de las actividades de innovación más simples a las funciones más avanzadas es un desafío para la región. Una creciente especialización en un sector productivo intensivo en capacidades tecnológicas (como puede ser la biotecnología) llevará a un aumento en la inversión en I+D. Como estos sectores tienen de por sí una necesidad innata de realizar mayores inversiones en I+D para poder producir y competir, el crecimiento de su facturación y, por ende, de su participación relativa en el producto, llevarían a un crecimiento de la inversión en I+D del total del sector privado. Lamentablemente, la generación y maduración de estos sectores suele demandar períodos prolongados de tiempo, por lo que las expectativas de que solamente esta vía contribuya a sostener el aumento de la participación del sector privado en la región son pocas. Ambos países carecen de sectores de alta tecnología con fuerte participación en el producto. Aunque existen varios ejemplos particulares de estos casos (INVAP en Argentina, EMBRAER en Brasil), los mismos no explican una parte significativa de la estructura productiva de ninguno de los dos países.

• Por otro lado, la sola participación en un sector productivo caracterizado como de alta
tecnología no es garantía de que el país aumente su capital tecnológico y de conocimiento.

Depende de cómo esté conformada la cadena de valor. Así, el acceso al conocimiento
depende en parte de la posición de los actores en la jerarquía de la red y del tipo de
especialización asignado a cada uno por la cúspide de la jerarquía. La inserción en una
posición dominante en una jerarquía garantiza a las empresas el dominio de los mecanismos
de decodificación y de traducción del conocimiento que les permite generar dinámicas de
aprendizaje y de acumulación del mismo. Por el contrario, la exclusión de las redes o una
posición marginal en su jerarquía constituye una barrera que impide aprovechar las ventajas
dinámicas asociadas a la creación y difusión del conocimiento (Yoguel, 2003). La dificultad
de la estructura productiva local en acceder y generar conocimiento se explica, en parte, por
la posición de las empresas locales en las redes de producción global. En algunos casos,
incluso la inserción en los circuitos del comercio internacional ha sido negativa en materia de
I+D, ya que ha implicado la transferencia al exterior de funciones de ingeniería y otras
actividades de I+D previamente realizadas por las empresas locales. En este sentido, Brasil
pareciera estar un paso por delante respecto a la Argentina, y los cambios de sus políticas
para el sector aparecerían como buenas señales para radicar algunas actividades un tanto más avanzadas.


* Innovación, estrategias empresariales y oportunidades productivas de las firmas extranjeras en Brasil y Argentina, por Guillermo Anlló y Adrián Ramos. Documento de proyecto de abril 2008. Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Fragmento.

mercosurabc