Socios estratégicos en un mundo cambiante

China y América Latina comienzan 2015 con la celebración en Beijing de la primera reunión ministerial del Foro China-CELAC, evento al que ambas partes conceden una dimensión estratégica para el cumplimiento de agendas políticas y económicas a mediano y largo plazo.


El discurso pronunciado por el presidente Raúl Castro durante la apertura de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), celebrada en la Habana en enero de 2014, es clave para entender el propósito que persiguen los miembros de esta agrupación regional, la más grande del hemisferio occidental.

Raúl Castro describió a la CELAC como un nuevo paradigma de cooperación regional e internacional, que representa los intereses legítimos de la región latinoamericana y caribeña. Bajo esa tónica, hay dos aspectos importantes que vale la pena reiterar: Por un lado, Canadá y Estados Unidos están excluidos del grupo, y por otro lado, los más estrechos aliados de Washington participan activamente en la organización.

La Cumbre de la Habana añadió también a la CELAC un nuevo valor estratégico con la aprobación de la Declaración Especial sobre el Establecimiento del Foro China-CELAC, mismo que quedó oficialmente inaugurado seis meses después, en julio de 2014, durante la visita del presidente Xi Jinping a América Latina.

El desencanto de América Latina y el Caribe hacia Estados Unidos se hace evidente con el establecimiento mismo de la CELAC, una organización paralela a la Organización de Estados Americanos (OEA), con la que Estados Unidos ha impulsado sus intereses por encima de los de la región. Pero, ¿qué ha atraído a China a la región? ¿qué busca China en este nuevo paradigma de cooperación en el hemisferio occidental?

China, al igual que los estados latinoamericanos y caribeños, concede un valor estratégico a la CELAC, no sólo desde el punto de vista económico, concretamente en un momento crucial para su reforma estructural, sino también desde el terreno político, especialmente en América Central, en donde hay países con los que la República Popular China (RPCH) no mantiene relaciones diplomáticas oficiales.

Tómese como ejemplo la propuesta del presidente Xi Jinping para la creación de un fondo de 20 mil millones de dólares destinado a la financiación de infraestructura en América Latina y el Caribe, además de una línea de crédito de 10 mil millones de dólares para países de la CELAC.

Hace unos días, la cancillería de China reiteró por medio de la Oficina de Asuntos para América Latina y el Caribe la propuesta del presidente, anunciando que todos los miembros de la CELAC pueden presentar solicitudes de préstamos a China. Por todos los miembros, hay que agregar, también se encuentran aquellos países con los que la RPCH no mantiene relaciones diplomáticas. Los trabajos que Beijing despliega en América Latina y el Caribe encierran un carácter estratégico en el terreno político y económico, y la CELAC es un mecanismo clave para su materialización.

Sin embargo, el mayor interés de China en la CELAC recae en las reformas estructurales --que demandan un modelo económico que genere productos con mayor valor agregado y colocados más lejos en las cadenas de valor-- para las que es fundamental salir de casa e invertir en el exterior.

El Foro China-CELAC ofrece a Beijing una ventaja para incorporar rubros como el de las finanzas y la inversión en relaciones que por tradición han estado enmarcadas por el intercambio comercial. Según informes publicados por la Academia de Ciencias Sociales de China, la inversión estratégica de Beijing en América Latina aún está en una etapa de exploración.

La fórmula 1+3+6 presentada por el presidente Xi Jinping en Brasilia rubrica la importancia que China concede a la CELAC en un entorno de profundización de la reforma económica. El Programa de Cooperación China y América Latina y el Caribe para el Periodo 2015-2019 y el énfasis en el comercio, la inversión y las finanzas, revisten un valor estratégico en el marco de los esfuerzos que China hace para reestructurar su economía.

Por el momento histórico de los cambios estructurales, China concede un valor fundamental a la CELAC. No obstante, es precisamente por la importancia que reviste para sus intereses económicos actuales, que Beijing debe evaluar a fondo todo proyecto de inversión en América Latina y el Caribe. El caso de México y el desenlace de la licitación para el proyecto ferroviario sugiere que entornos políticos ambiguos, inestables o de indecisión política impactarán en las decisiones de Beijing al momento de invertir en proyectos de infraestructura. Cabe sólo preguntarse, ¿están los países de América Latina y el Caribe preparados estructuralmente para hacer negocios con China? Por Jorge Fernández Montes/ china.org

Jorge Fernández Montes es periodista adscrito al Buró de Expertos Extranjeros de China.

 

Jorge Fernández Montes