Un instrumento técnico para situaciones extraordinarias

Los acuerdos entre fabricantes privados de heladeras y cocinas de Argentina y Brasil, el arancel a las importaciones de televisores y la puesta en práctica de barreras burocráticas fueron medidas que el gobierno argentino aplicó para neutralizar lo que algunos sectores describieron como invasión de productos brasileños. Para Ricardo Rozemberg, formaron parte de las herramientas económicas de escape para accionar en situaciones difíciles de las que un proceso de integración siempre debe disponer. Esto es central, explica el director del Centro de Estudios de la Producción (CEP) de la Secretaría de Industria y Comercio, no porque se trate de un retorno al proteccionismo, sino justamente por lo contrario, porque permite generar normas y reglas que limiten la discrecionalidad pero también protejan a los mercados domésticos de situaciones extraordinarias. En este contexto es que Rozemberg afirma que el Mercosur necesita crear medidas técnicas de evaluación de la existencia de problemas comerciales ante situaciones extraordinarias. De esta manera se evitaría que en el proceso de integración cualquier pequeño conflicto sectorial específico no quede circunscripto a los sectores amenazados sino que devenga en un problema de Estado. Si existiera un instrumento técnico dentro del Mercosur para analizar casos que no tengan que ver con subsidios sino con cuestiones extraordinarias, se solucionaría en buena medida este tema, señala el director del CEP. Rozemberg también se refirió a la posición del sector empresarial, que muchas veces puso el acento en promover los desafíos como amenazas y no como oportunidades de integración. Formar joint ventures por ejemplo con empresas brasileñas, permitiría acceder a un gran mercado como es el de Brasil, formando parte de su línea de producción.


Las medidas unilaterales argentinas trajeron a la mesa de discusión la necesidad de atender a otras medidas adoptadas desde Brasil en el sentido de la concesión de ventajas en temas como la radicación de inversiones, que tampoco se decidieron de conjunto en el proceso de integración.

El tema de la radicación de inversiones y las asimetrías es un tema de principio de agenda del Mercosur. Estuvo en el programa de Las Leñas y en todos los tipos de ejercicios de tareas pendientes para hacer. Hay dos cuestiones a diferenciar: las asimetrías que son de carácter natural, asimetrías de tamaño y de dimensiones relativas de los sectores productivos. En cualquier sector Brasil es diez veces lo que es la Argentina, esa diferencia de tamaño es un tema complicado que hay que administrar, pero del lado argentino también aprovechar. Genera desafíos pero también oportunidades, que son las que pesan fuerte y que muchas veces no se les ha dado la importancia que tienen.

El otro tipo de asimetrías que está más divulgado, es el de las asimetrías artificiales, que tiene que ver con las acciones políticas de los gobiernos. Sin embargo, tengo dudas sobre su trascendencia, porque creo que las políticas micro de los gobiernos sirven sólo en el margen. Una empresa, cuando decide una radicación de inversión, decide en función del mercado, de la estabilidad política, macroeconómica; además en función de los recursos naturales, humanos; y en el margen, decide con relación a los incentivos que puedan recibir. No creo que sea al revés, que las empresas busquen países que den incentivos para radicarse en ellos independientemente de los otros factores, sino al contrario. Parten de la gran macro, la gran política, la gran dotación de recursos, y después eligen tres o cuatro países de ese tipo y hacen “shopping” de incentivos.

Entonces cree que estaba mal planteado con respecto a Brasil, el problema de los incentivos como responsables de la migración de inversiones suscitado hace unos años...

Claro, lo que pasó fue que en alguna parte de los ’90 la Argentina fue más seductora para los capitales que Brasil, en términos de la gran política, de la estabilidad, etc. Y en un momento, después del Plan Real Brasil se puso en paridad de condiciones. De esta forma, si los dos países son parecidos en la macro política, los incentivos empiezan a jugar un rol más importante.

Cuando uno habla de asimetrías y de radicación de inversiones, tiene que diferenciar. Estamos en un proceso de integración donde hay países con mercados de tamaños muy diferentes, y eso genera oportunidades y desafíos. Los desafíos hay que ver cómo administrarlos, por ejemplo esto de que el sector calzados de Argentina sea una parte muy pequeña frente al sector calzados de Brasil. Cuando hablo de administrar me refiero a que está claro que ese país es el primero o segundo exportador mundial de calzado, lo que significa una amenaza permanente. Al mismo tiempo, es una oportunidad, porque siendo Brasil un productor tan importante y si la gama de productos que produce la Argentina es totalmente complementaria, existe la oportunidad para insertarse en su mercado en esa gama de productos. Se pueden concretar acuerdos con empresas brasileñas para introducir el segmento de ese tipo de mercado a través de joint - ventures o de algún tipo de relación con sus pares argentinas, y de esta forma quedar como parte de su línea de producción.

¿Estos serían sectores donde se podría articular una complementación?

Son ejemplos de cómo la diferencia de tamaños genera oportunidades y desafíos. En general, los empresarios han tendido a promover mucho los desafíos y las amenazas y no a aprovechar las oportunidades. El otro punto es el de las asimetrías artificiales, o sea las generadas por el gobierno. En momentos como éste, cuando las economías están en ciclos parecidos, hay estabilidad política y un proceso de crecimiento de los dos países los incentivos mueren. Eso con el tiempo hay que armonizarlo. No creo que sea un tema determinante el de la radicación de inversiones, pero en un mercado regional abierto se supone que eso se tiene que armonizar.

Lo importante en todo esto es aprovechar las diferencias naturales y no sólo tomarlas como una amenaza. Cuando Grecia se inserta en la Unión Europea cuenta con amenazas y desafíos. La amenaza consiste en competir con países mucho más grandes y tratar sin embargo de encontrar cuáles son las oportunidades que tiene en ese mercado, de manera tal que sea positivo para todas las partes.

En referencia a las barreras paraarancelarias y este tipo de cuestiones que aparecen en el Mercosur, ¿cómo juegan las actuales medidas del gobierno argentino aplicadas a la importación de electrodomésticos de Brasil?
Por otra parte, ¿en qué medida esta cantidad de importaciones afecta realmente a la economía de la integración?

En realidad, cuando uno observa la cantidad de comercio que está sujeto a ese tipo de trabas, es mínimo. Ahora bien, ¿por qué es necesario aplicar estas medidas? Hay un punto que creo que es central: un proceso de integración tiene que tener medidas de escape para accionar en situaciones difíciles. Esto es central no porque se produzca un retorno al proteccionismo, justamente para producir lo contrario, para generar normas y reglas que limiten la discrecionalidad pero también protejan a los mercados domésticos de situaciones extraordinarias.

Digo esto porque el Mercosur no tuvo nunca una medida de este tipo, parece mentira pero cualquier pequeño conflicto sectorial específico pasa a ser una gran tragedia, pasa a ser un problema no de los sectores amenazados sino un tema de Estado. Esto es ridículo, porque para eso se instrumentan mecanismos comerciales que evalúan en forma objetiva si existen problemas o no. Cuando hay un problema de dumping, una empresa argentina o viceversa inicia una investigación. No es un tema de Estado, sino un tema de una empresa que hace una denuncia contra otra empresa. Entonces, todo el procedimiento es un procedimiento técnico que evalúa si existe o no dumping y en función de eso si existe una medida a aplicar o no. Se trata de un procedimiento técnico.

Si existiera un instrumento técnico dentro del Mercosur para analizar casos que no tengan que ver con subsidios sino con cuestiones extraordinarias, se solucionaría en buena medida este tema. O sea, si el problema se produce en el sector de línea blanca, se iniciaría una causa para ver si realmente existe, si está generando daño en la producción del país, y se tomarían medidas adecuadas a lo que se puede esperar de proceso de integración. Algún cupo a las preferencias, una medida razonable en un contexto de objetividad. Si no existe ese instrumento, cualquier interrupción que aparece es una cuestión de Estado.

En el caso puntual de la línea blanca, hay fenómenos de distinto tipo, y eso tendría que dar lugar a una investigación en el marco de una medida regional generada por el Mercosur. Hay problemas de empresas brasileñas que están exportando mucho a la Argentina y no a otros mercados, hay cuestiones de cierre de empresas en Argentina, básicamente Whirlpool, y por ende el abastecimiento de Whirlpool de Brasil a la Argentina, hay distintos problemas que hacen que haya un incremento importante de exportaciones en un cierto plazo de tiempo; se debe estudiar por qué pasa y en todo caso aplicar las medidas pertinentes. Como no existe una medida Mercosur correspondiente, el gobierno hace el estudio y la toma en forma unilateral.

¿La Comisión de Comercio podría estudiar ese tema?

Yo creo que debería ser una medida Mercosur donde las partes hicieran investigaciones. En tanto y en cuanto el Mercosur no tiene instituciones supranacionales, las partes de cada país son las que hacen el análisis técnico que después será refrendado por la Comisión de Comercio.

Graciela Baquero