Un marco normativo inclusivo

En vistas a la XI Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio que se realizará en diciembre en Buenos Aires, la Universidad Nacional de Tres de Febrero, junto al Instituto del Mundo del Trabajo Julio Godio, realizó un encuentro de especialistas de distintos sectores.


Por primera vez la Organización Mundial del Comercio (OMC) realizará una reunión en el Cono Sur y la sede para el encuentro será Buenos Aires. Muchos coinciden en que diciembre próximo será un momento crucial para definir una agenda de desarrollo en la región. De cara a este importante evento, el Instituto del Mundo del Trabajo Julio Godio y la Maestría en Relaciones Comerciales Internacionales de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF) organizaron el Simposio Internacional La agenda de la XI Conferencia Ministerial de la OMC, en el que participaron académicos, funcionarios, referentes del tercer sector, activistas sociales y representantes del mundo sindical, tanto de la Argentina como de otras partes del mundo.

Con expositores como Félix Peña, Rubén Cortina, Jane Kelsey, Deborah James, Ranja Sengupta y Burcu Kilic, el simposio abordó la necesidad de establecer un marco normativo global más inclusivo, el rol del comercio electrónico y los impactos de la cuarta revolución industrial en el sector de los trabajadores.
 

Un marco normativo inclusivo y las prioridades para el desarrollo

“Los países en desarrollo ven a la OMC como un corset que restringe las políticas de crecimiento industrial y productivo”, comentó Jorge Argüello, de la Fundación Embajada Abierta. 

Como explicó el especialista, los lineamientos de la OMC penalizan las medidas de protección comercial y son asimétricas en cuanto a los subsidios, que generan una competencia desleal entre los países más ricos y pobres.

Coincidiendo con él, Carlos Bianco, de la Universidad Nacional de Quilmes, dijo que para los países desarrollados la visión para ser parte del mundo es la del libre comercio, pero que esto esconde una trampa. “Lo que no se dice es que estos países alcanzaron su prosperidad con la industrialización y las políticas proteccionistas, como fue el caso de Inglaterra con la industria naval y Estados Unidos con sus manufacturas”, indicó.

Según Bianco, existen tres grandes fábricas en el mundo con sus periferias: América del Norte, Europa y Asia.  “El resto de las regiones como América del Sur y África son proveedoras de materias primas, alimentos y energía baratas, porque esta es la necesidad del capital transnacional”, expresó.

Frente a esas desigualdades históricas, los expertos coincidieron en que es necesario reformular la OMC y su marco normativo. “Tenemos que encaminarnos hacia una gobernanza global más inclusiva”, opinó Félix Peña. Para él,  con los mismos impulsores de la OMC cuestionando su participación en ella, se abre una oportunidad única. “Es el momento para que la OMC se convierta en la OMC de la gente”, dijo.

Y señaló que en la región hay dos foros en los que los países latinoamericanos pueden hacer causa común: la próxima reunión de los miembros de la Alianza del Pacífico, el Mercosur y la ALADI. “Hay que fomentar la cooperación regional para rediseñar las reglas. Cuando un sistema no está gobernado por reglas se basa en la voluntad de los que tienen poder”, aseguró.

En los espacios de discusión de los países en desarrollo las prioridades son erradicar la pobreza, consolidar la seguridad alimentaria y el empleo digno, garantizar el acceso a la salud y la educación de calidad, permitir la transferencia tecnológica desde los países desarrollados y promover obras de infraestructura.

“Es imperioso transformar las normas agrícolas mundiales que limitan las posibilidades de los países en desarrollo para garantizar la seguridad alimentaria de sus pueblos y a la vez otorgan al gran agronegocio subsidios ilimitados”, ilustró Deborah James, directora de la red global Our World is Not for Sale.

Entre otros ejemplos, los presentes mencionaron el caso de Brasil, que hoy tiene al 60% de su población bajo la línea de pobreza. James insistió en la necesidad de implementar una política de reservas públicas de alimentos, en la que los gobiernos garanticen a los agricultores un precio mínimo para su producción y distribuyan esos alimentos a las personas con hambre dentro de sus fronteras. “Lo increíble es que estas normas van en contra de la OMC”, señaló.

“En India, los supermercados subsidiados eliminan a los pequeños productores, y ponen en riesgo la seguridad alimentaria. La declaración de Doha establece que se debe garantizar el suministro de medicamentos, pero la OMC lo impide, salvo los que son de primera necesidad”, ejemplificó Ranja Sengupta, de Third World Network.
 

El rol del comercio electrónico en el escenario internacional

La UNTREF realizó un Simposio Internacional con los especialistas Félix Peña, Rubén Cortina, Jane Kelsey, Deborah James, Ranja Sengupta y Burcu Kilic. El encuentro abordó la necesidad de establecer un marco normativo global más inclusivo, el rol del comercio electrónico y los impactos de la cuarta revolución industrial en el sector de los trabajadores (ver nota general).

Burcu Kilic, directora de investigaciones en Public Citizen, presentó un panorama de lo que se conoce como cuarta revolución industrial. “Hemos pasado de una economía del conocimiento a una basada en los datos y algoritmos”, indicó.

Pero lejos de dar paso a un escenario más democrático, este sistema está motorizado por cinco grandes compañías, mostrando una fuerte estructura oligopólica: Google, Apple, Facebook, Amazon y Alibaba. “Todos usamos estos servicios porque nos dan la posibilidad de mostrar o vender lo que hacemos, de manera supuestamente gratuita”, dijo. Pero lo cierto es que en cada plataforma y en cada búsqueda, volcamos nuestros datos personales y preferencias. “Los datos son hoy el recurso más valorable del mundo”, corroboró.

Los algoritmos predicen lo que a uno le va a gustar y trazan un claro perfil socioeconómico de los usuarios. Son tan eficientes que incluso si uno quiere hacer una compra en Amazon desde una computadora Mac, los precios que se ofrecen son más caros. Pero sobre todo, las panelistas llamaron la atención sobre ciertas normas que estos cinco gigantes buscan impulsar en el marco de la OMC.

“Lo que se está planteando es que estas empresas no tengan la necesidad de tener una presencia local, y eso dificulta que los gobiernos puedan controlar su desempeño y les cobren impuestos”, explicó a su vez Jane Kelsey, de la Universidad de Auckland.

El otro gran negocio detrás es la circulación sin fronteras de esta información, para que empresas de servicios, publicidad y marketing puedan seleccionar a sus potenciales clientes. “Atenta contra el derecho a la privacidad de los ciudadanos, y si uno argumenta esto, enseguida es descalificado como un proteccionista digital”, completó Kilic.

Todas se refirieron a que este nuevo paradigma productivo impacta en las cadenas de suministros y en el sector de los trabajadores, cada vez más amenazados en su estabilidad por la automatización y la robotización.
 

El impacto de la cuarta revolución industrial en el mundo del trabajo

Rubén Cortina, director del Instituto del Mundo del Trabajo Julio Godio, evaluó que el comercio electrónico y la concentración empresarial están cambiando las reglas del juego. 

Si estas empresas no necesitan estar presentes en el lugar para generar sus negocios, es incierto cómo los trabajadores se podrán organizar contra ellas. “No podemos ir contra el proceso de la inteligencia artificial, pero tenemos que dejar las divisiones internas y fortalecer los sindicalismos nacionales para participar en el sindicalismo global, reclamando desde un lugar racional e inteligente”, planteó.

Guillermo Zuccotti, del Departamento Internacional de la CGT, expresó su preocupación acerca de cómo el trabajo organizado está siendo reemplazado por la libre fuerza de los emprendedores. “Estamos bajo el dominio de la economía on demand, con la que se comercializa el trabajo”.

También señaló que en Centroamérica, el valor bruto de producción de las multinacionales supera al PBI  de esos países. “Con esto las condiciones de negociación de los gobiernos es nula, y la variable de ajuste termina siendo los derechos de los trabajadores”, enfatizó.

Andrés Larisgoitia, coordinador de la Comisión Mercosur de la Secretaría de Relaciones Internacionales de la CTA, opinó que también hay una realidad empresaria distinta. “Una multinacional tiene la posibilidad de comprarle a un proveedor local una producción de calidad y a costos accesibles, pero lo más probable es que termine adquiriendo esos insumos de una empresa de la que es dueña en otra parte del mundo, graficó. UNTREF

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