Una luz roja para América Latina
Una nueva forma de producir bienes y servicios se está gestando en el mundo, y América Latina podría quedar afuera si no se implementan políticas dirigidas a atender a la microeconomía del mismo modo que a las variables macro, y a desarrollar las technological capabilities que serán necesarias para competir en el modelo productivo que viene. Ese fue el concepto central de la presentación realizada en noviembre pasado por Mario Cimoli, Oficial Económico de la División de Desarrollo Productivo y Empresarial de la CEPAL -Comisión Económica para América Latina-, durante su participación en el panel "Cambio tecnológico y estímulos sectoriales", en el marco del Seminario del CEFID-AR -Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo de la Argentina.
En su disertación, basada en un trabajo realizado junto con Gabriel Porcile, Cimoli señaló el enorme peligro que entraña la desaparición de las capacidades en aquellos sectores que permitirían el catching up tecnológico a los países, y recordó que dichas condiciones requieren “tiempo real” para ser construidas y desarrolladas. “Requieren de acumulación porque es un proceso pass dependence, y tiene un elevado grado de irreversibilidad”. Esta última característica se refiere a que, al quedar de lado ciertas capacidades con el objeto de readaptar el aprendizaje para ajustarlo a un nuevo escenario, se inicia un proceso “que no es instantáneo” sino que insume décadas, lo que puede hacer que un país quede rezagado y luego no pueda salir de la situación de empobrecimiento.
Precisamente, uno de los riesgos en ese proceso en el que ciertas capabilities se destruyen para generar otras nuevas en una economía catching up, es eliminar alguna que más adelante, ya superada la crisis, puede ser crucial para el desarrollo. “Si hoy, por un problema de financiamiento, sectores como el biotech quedan destruidos, el día de mañana, al superarse la crisis, habrá un acervo mucho menor en muchos sectores que van a ser importantes para el crecimiento –argumentó- Por eso, es crucial saber elegir”. Esta situación en que diversas capabilities son derribadas para dar lugar a otras, deriva en el cierre de fábricas reales y a la larga, tiene un impacto importante sobre la productividad. “De ese modo, tiene un efecto sobre el crecimiento y si hay impacto en el crecimiento lo hay también en la productividad, lo que a su vez implica un impacto sistémico importante”, definió.
En este escenario, Cimoli manifestó especial preocupación por la región latinoamericana, donde el riesgo de perder capacidades tecnológicas implican el temor de una productividad baja a lo largo de un período extenso. En este caso, se agrega otro componente fundamental y es el futuro incierto del precio de las commodities, elemento central para las exportaciones de las naciones latinoamericanas. Muchos economistas hoy coinciden en que estos valores ya estarían en una tendencia decreciente, dando por finalizado un largo período de alza.
Una de las conclusiones centrales de la exposición del investigador, desarrollada en el marco del seminario del CEFID “Claves del Desarrollo: Desafíos, actores, planeamiento”, es que asociado a la destrucción de las capacidades durante las crisis endógenas en el sistema capitalista, “hay un componente fuertemente creativo que, en nuestra opinión, estará donde se originó la crisis, que es EE.UU.”. Para decirlo más claramente, el experto anticipó que “el modelo productivo y tecnológico que va a salir de esta crisis va a ser completamente distinto al que conocemos, aunque no va a pasar de un día para el otro”. Cimoli recalcó que todos los esfuerzos que estuvieron encaminados a obtener extra profit en el mercado financiero ahora se van a enfocar a “buscar en los activos tecnológicos de la nueva producción que hay en EEUU.: biotecnología, nanotecnología, nuevos materiales, etc”, adelantó.
¿Por qué las esperanzas siguen estando puestas en EE.UU.? “Porque es el país que tiene los acervos tecnológicos más importantes en el mundo y sigue siendo líder en aquellas tecnologías que todavía no tuvieron el campo de aplicación difundido en la producción, que implican un modo de producir completamente distinto”, respondió Cimoli.
La recomendación para el mundo -y en especial para América latina, evidentemente rezagada en la fila de la construcción de capacidad tecnológica-, se relaciona conque los gobiernos no sólo intervengan en sectores industriales tangibles sino también “donde los lineamientos de la nueva evolución tecnológica van a marcar el escenario en el futuro, porque la entrada al túnel de la crisis y la salida requiere de la comprensión de a dónde va el nuevo modo de producir”, señaló el experto. Al respecto, opinó que esa nueva modalidad será “más intangible, menos asociado a cosas materiales y mucho más asociado a los temas de miniatuarización, a la nanotecnología, y a nuevos materiales”, sostuvo.
Sin embargo, reconoció que por el momento, el caso de América Latina “es preocupante” debido a que hubo excesiva fe en la continuidad de la bonanza de crecimiento que se observó en los últimos cinco años, así como en la “eternidad” de los recursos naturales. “Hoy se ve que no va a ser así y hay que admitir el colapso y el peligro de encontrarse con una estructura menos diversificada todavía, con una fuerte dependencia fiscal de los sectores de commodities y sin poder diversificar la estructura”, puntualizó. Este peligro se está observando en forma generalizada en la región, y la preocupación está sobre todo en Argentina, Chile y Brasil, que son exportadoras de commodities de peso. También América Latina deberá acoplarse al nuevo escenario que traerá ese nuevo modo de producir que se anticipa, donde las nuevas tecnologías van a ser decisivas.
“Mi temor es que la política industrial tecnológica va a tener que competir con otras políticas y temo que perdamos otra vez el terreno porque si en 5 años de bonanza económica no se implementaron las políticas necesarias a nivel macroeconómico, productivas, de producción de ciencia y tecnología, y de capital humano, en un contexto de crisis es de esperar que va a haber políticas que van a tener supremacía sobre la política industrial y tecnológica: si es así vamos a perder otro tren y el impacto sobre la productividad y la diversificación va a ser muy grande”, lamentó.
Precisamente, uno de los riesgos en ese proceso en el que ciertas capabilities se destruyen para generar otras nuevas en una economía catching up, es eliminar alguna que más adelante, ya superada la crisis, puede ser crucial para el desarrollo. “Si hoy, por un problema de financiamiento, sectores como el biotech quedan destruidos, el día de mañana, al superarse la crisis, habrá un acervo mucho menor en muchos sectores que van a ser importantes para el crecimiento –argumentó- Por eso, es crucial saber elegir”. Esta situación en que diversas capabilities son derribadas para dar lugar a otras, deriva en el cierre de fábricas reales y a la larga, tiene un impacto importante sobre la productividad. “De ese modo, tiene un efecto sobre el crecimiento y si hay impacto en el crecimiento lo hay también en la productividad, lo que a su vez implica un impacto sistémico importante”, definió.
En este escenario, Cimoli manifestó especial preocupación por la región latinoamericana, donde el riesgo de perder capacidades tecnológicas implican el temor de una productividad baja a lo largo de un período extenso. En este caso, se agrega otro componente fundamental y es el futuro incierto del precio de las commodities, elemento central para las exportaciones de las naciones latinoamericanas. Muchos economistas hoy coinciden en que estos valores ya estarían en una tendencia decreciente, dando por finalizado un largo período de alza.
Una de las conclusiones centrales de la exposición del investigador, desarrollada en el marco del seminario del CEFID “Claves del Desarrollo: Desafíos, actores, planeamiento”, es que asociado a la destrucción de las capacidades durante las crisis endógenas en el sistema capitalista, “hay un componente fuertemente creativo que, en nuestra opinión, estará donde se originó la crisis, que es EE.UU.”. Para decirlo más claramente, el experto anticipó que “el modelo productivo y tecnológico que va a salir de esta crisis va a ser completamente distinto al que conocemos, aunque no va a pasar de un día para el otro”. Cimoli recalcó que todos los esfuerzos que estuvieron encaminados a obtener extra profit en el mercado financiero ahora se van a enfocar a “buscar en los activos tecnológicos de la nueva producción que hay en EEUU.: biotecnología, nanotecnología, nuevos materiales, etc”, adelantó.
¿Por qué las esperanzas siguen estando puestas en EE.UU.? “Porque es el país que tiene los acervos tecnológicos más importantes en el mundo y sigue siendo líder en aquellas tecnologías que todavía no tuvieron el campo de aplicación difundido en la producción, que implican un modo de producir completamente distinto”, respondió Cimoli.
La recomendación para el mundo -y en especial para América latina, evidentemente rezagada en la fila de la construcción de capacidad tecnológica-, se relaciona conque los gobiernos no sólo intervengan en sectores industriales tangibles sino también “donde los lineamientos de la nueva evolución tecnológica van a marcar el escenario en el futuro, porque la entrada al túnel de la crisis y la salida requiere de la comprensión de a dónde va el nuevo modo de producir”, señaló el experto. Al respecto, opinó que esa nueva modalidad será “más intangible, menos asociado a cosas materiales y mucho más asociado a los temas de miniatuarización, a la nanotecnología, y a nuevos materiales”, sostuvo.
Sin embargo, reconoció que por el momento, el caso de América Latina “es preocupante” debido a que hubo excesiva fe en la continuidad de la bonanza de crecimiento que se observó en los últimos cinco años, así como en la “eternidad” de los recursos naturales. “Hoy se ve que no va a ser así y hay que admitir el colapso y el peligro de encontrarse con una estructura menos diversificada todavía, con una fuerte dependencia fiscal de los sectores de commodities y sin poder diversificar la estructura”, puntualizó. Este peligro se está observando en forma generalizada en la región, y la preocupación está sobre todo en Argentina, Chile y Brasil, que son exportadoras de commodities de peso. También América Latina deberá acoplarse al nuevo escenario que traerá ese nuevo modo de producir que se anticipa, donde las nuevas tecnologías van a ser decisivas.
“Mi temor es que la política industrial tecnológica va a tener que competir con otras políticas y temo que perdamos otra vez el terreno porque si en 5 años de bonanza económica no se implementaron las políticas necesarias a nivel macroeconómico, productivas, de producción de ciencia y tecnología, y de capital humano, en un contexto de crisis es de esperar que va a haber políticas que van a tener supremacía sobre la política industrial y tecnológica: si es así vamos a perder otro tren y el impacto sobre la productividad y la diversificación va a ser muy grande”, lamentó.
Silvia Martínez