El desafío es avanzar en la complementación
Corregir las grandes asimetrías estructurales que persisten entre Argentina y Brasil, y colocar los temas productivos en la agenda de sus gobiernos para contar con reglas que favorezcan la complementación, fueron los ejes de un debate sobre la relación bilateral.
La visita de Luiz Inacio "Lula" da Silva a Buenos Aires fue la oportunidad para hacer un balance de la relación entre Argentina y Brasil. Funcionarios, economistas y hombres de negocios coincidieron en los logros, pero también en que el paso siguiente es avanzar en la complementación y especialización de los sectores productivos de ambos países. No sólo para mejorar el intercambio comercial de cada uno, sino para contar con una posición fortalecida en la negociación con el resto del mundo.
"El desafío es cómo colocar las reglas de juego y cómo adaptar las instituciones para que las sociedades puedan generar el desarrollo de sus capacidades, que es el elemento que garantiza un mejor desempeño", resumió el economista de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), Bernardo Kosacoff, tras la apertura del Seminario "Argentina-Brasil: Una Alianza Productiva Clave" realizado en el Hotel Sheraton, a cargo del presidente brasileño Luiz Inacio "Lula" da Silva y de su par Cristina Fernández de Kirchner.
En pocos minutos –el muy extenso discurso de Lula obligó a acortar las disertaciones- a Kosacoff le tocó repasar los 20 años de construcción de la relación bilateral en un panel que compartió con María Regina Soaeres de Lima, del Instituto Universitario de Investigación de Río de Janeiro (IUPERJ).
El economista sostuvo que "ya aprendimos que sin una macroeconomía sustentable es imposible pensar en el desarrollo y ahora que la tenemos, también sabemos que no es una condición suficiente".
Kosacoff reconoció la dificultad extra que significó por décadas la alta volatilidad para las compañías argentinas, que de hecho impidió el desarrollo de las grandes cadenas de valor y acotó el avance del producto por habitante a sólo 1% por año, con 14 años de caída en la actividad. Las secuelas de aquel contexto todavía hoy se pagan. "Somos los mejores exportadores en proteínas vegetales pero no podemos avanzar en las animales; nuestros productos petroquímicos son los mejores del mundo, pero es poco lo que avanzamos en plásticos y química fina", enumeró.
Sin embargo, sostuvo que ahora es preciso incorporar más valor agregado, avanzar en la especialización, y entrar en la sociedad del conocimiento.
"Ya hemos aprendido que sin un marco macroeconómico sustentable no es posible el desarrollo, pero ahora también sabemos que no es la única condición necesaria; la exportación ha sido el único indicador que se mantuvo positivo, con tasas de más de 8% anual, pero la mala noticia es que ese crecimiento por sí solo no nos dio una sociedad con más equidad", apuntó el experto. "Por eso, el desafío ahora es entrar en una dinámica de cambio estructural donde el patrón de especialización tiene mucho que ver en términos de sostener el desarrollo económico", expresó.
Pero la incertidumbre que se dio y al retraso en las cadenas de valor no impidió que el país cuente en la actualidad con empresas altamente eficientes, que operan en base a modelos de organización de la producción en sintonía con los estándares internacionales.
"De los 200 países en desarrollo, en menos de 10% podemos encontrar este fenómeno de desarrollo y de ventajas competitivas que se observa en Argentina, aunque los casos exitosos que tenemos no son el 10% de nuestras exportaciones, ni de nuestra producción, empleo, o de los gastos en investigación y desarrollo", consignó. "El desafío –agregó- es buscar el modo de ampliar esto" y replicar esos modelos.
Una autocrítica del Mercosur
El balance de la relación entre Argentina y Brasil dejó no pocas oportunidades desaprovechadas, grandes asimetrías estructurales que hay que corregir, y el desafío de colocar los temas productivos en la agenda de los gobiernos para favorecer la complementación.
Kosacoff recordó las chances perdidas en el campo aeronáutico en los años 80, donde no hubo complementación ni proveedor argentino que participara en ese desempeño, al igual que sucedió en el petróleo, donde el país mostró pocos avances a pesar de las espectaculares ventajas que tenía, al contrario del caso brasileño.
También recalcó que mientras en el escenario internacional se observó una creciente participación de las cadenas globales de valor del sector real, "nos enfrentamos a la realidad de que Argentina y Brasil no se juntaron para ganar un mejor lugar entre esas cadenas". Esto ocurrió aún cuando las compañías internacionales presentes en uno están operando también en el otro.
En ese punto, comentó que "es necesario contar con reglas de juego e incentivos para mejorar la localización de las empresas, asi como una acción conjunta de filiales argentinas y brasileñas, para que de esta forma América latina se integre al proceso de globalización", a la manera que lo hizo el sudeste asiático.
El experto instó a no repetir los errores pasados y, teniendo presente la tendencia a la internacionalización de las empresas brasileñas, aconsejó conocer cada una de las actividades e identificar los servicios especializados, los proveedores, y las posibilidades de complementación en cada caso.
"Hay economías de escala que Brasil tiene y nosotros no, pero a su vez Argentina cuenta con especializaciones espectaculares y recursos humanos con capacidad de ingeniería para producir con diferenciación, que es central para ganar competitividad y para salir en forma conjunta al mundo", indicó.
Específicamente para Argentina, recomendó definir para cada sector, "un plan de vuelo, es decir, saber adónde queremos ir", y tener en cuenta que hoy la competitividad "no reside en el interior de las paredes de una fábrica sino que depende de una red productiva y de cómo se conjugan las capacidades para desarrollar la cadena de valor".
Un repaso de la política exterior
A su turno, María Regina Soares de Lima hizo un paneo por las diferencias que caracterizaron las políticas exteriores de Argentina y Brasil hasta la década del 80, cuando se inicia el camino de la cooperación bilateral.
Para la experta, la experiencia que quedó "demuestra que es posible encapsular las diferentes políticas exteriores y aislarlas de la integración económica". En sintonía con Kosacoff, opinó que los desafíos pasan por aprovechar las sinergias entre ambos socios, sobre todo en materia de energía, infraestructura, y en la formación de cadenas productivas, y también aunar posiciones para alcanzar una negociación común en el concierto internacional.
"El desafío es cómo colocar las reglas de juego y cómo adaptar las instituciones para que las sociedades puedan generar el desarrollo de sus capacidades, que es el elemento que garantiza un mejor desempeño", resumió el economista de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), Bernardo Kosacoff, tras la apertura del Seminario "Argentina-Brasil: Una Alianza Productiva Clave" realizado en el Hotel Sheraton, a cargo del presidente brasileño Luiz Inacio "Lula" da Silva y de su par Cristina Fernández de Kirchner.
En pocos minutos –el muy extenso discurso de Lula obligó a acortar las disertaciones- a Kosacoff le tocó repasar los 20 años de construcción de la relación bilateral en un panel que compartió con María Regina Soaeres de Lima, del Instituto Universitario de Investigación de Río de Janeiro (IUPERJ).
El economista sostuvo que "ya aprendimos que sin una macroeconomía sustentable es imposible pensar en el desarrollo y ahora que la tenemos, también sabemos que no es una condición suficiente".
Kosacoff reconoció la dificultad extra que significó por décadas la alta volatilidad para las compañías argentinas, que de hecho impidió el desarrollo de las grandes cadenas de valor y acotó el avance del producto por habitante a sólo 1% por año, con 14 años de caída en la actividad. Las secuelas de aquel contexto todavía hoy se pagan. "Somos los mejores exportadores en proteínas vegetales pero no podemos avanzar en las animales; nuestros productos petroquímicos son los mejores del mundo, pero es poco lo que avanzamos en plásticos y química fina", enumeró.
Sin embargo, sostuvo que ahora es preciso incorporar más valor agregado, avanzar en la especialización, y entrar en la sociedad del conocimiento.
"Ya hemos aprendido que sin un marco macroeconómico sustentable no es posible el desarrollo, pero ahora también sabemos que no es la única condición necesaria; la exportación ha sido el único indicador que se mantuvo positivo, con tasas de más de 8% anual, pero la mala noticia es que ese crecimiento por sí solo no nos dio una sociedad con más equidad", apuntó el experto. "Por eso, el desafío ahora es entrar en una dinámica de cambio estructural donde el patrón de especialización tiene mucho que ver en términos de sostener el desarrollo económico", expresó.
Pero la incertidumbre que se dio y al retraso en las cadenas de valor no impidió que el país cuente en la actualidad con empresas altamente eficientes, que operan en base a modelos de organización de la producción en sintonía con los estándares internacionales.
"De los 200 países en desarrollo, en menos de 10% podemos encontrar este fenómeno de desarrollo y de ventajas competitivas que se observa en Argentina, aunque los casos exitosos que tenemos no son el 10% de nuestras exportaciones, ni de nuestra producción, empleo, o de los gastos en investigación y desarrollo", consignó. "El desafío –agregó- es buscar el modo de ampliar esto" y replicar esos modelos.
Una autocrítica del Mercosur
El balance de la relación entre Argentina y Brasil dejó no pocas oportunidades desaprovechadas, grandes asimetrías estructurales que hay que corregir, y el desafío de colocar los temas productivos en la agenda de los gobiernos para favorecer la complementación.
Kosacoff recordó las chances perdidas en el campo aeronáutico en los años 80, donde no hubo complementación ni proveedor argentino que participara en ese desempeño, al igual que sucedió en el petróleo, donde el país mostró pocos avances a pesar de las espectaculares ventajas que tenía, al contrario del caso brasileño.
También recalcó que mientras en el escenario internacional se observó una creciente participación de las cadenas globales de valor del sector real, "nos enfrentamos a la realidad de que Argentina y Brasil no se juntaron para ganar un mejor lugar entre esas cadenas". Esto ocurrió aún cuando las compañías internacionales presentes en uno están operando también en el otro.
En ese punto, comentó que "es necesario contar con reglas de juego e incentivos para mejorar la localización de las empresas, asi como una acción conjunta de filiales argentinas y brasileñas, para que de esta forma América latina se integre al proceso de globalización", a la manera que lo hizo el sudeste asiático.
El experto instó a no repetir los errores pasados y, teniendo presente la tendencia a la internacionalización de las empresas brasileñas, aconsejó conocer cada una de las actividades e identificar los servicios especializados, los proveedores, y las posibilidades de complementación en cada caso.
"Hay economías de escala que Brasil tiene y nosotros no, pero a su vez Argentina cuenta con especializaciones espectaculares y recursos humanos con capacidad de ingeniería para producir con diferenciación, que es central para ganar competitividad y para salir en forma conjunta al mundo", indicó.
Específicamente para Argentina, recomendó definir para cada sector, "un plan de vuelo, es decir, saber adónde queremos ir", y tener en cuenta que hoy la competitividad "no reside en el interior de las paredes de una fábrica sino que depende de una red productiva y de cómo se conjugan las capacidades para desarrollar la cadena de valor".
Un repaso de la política exterior
A su turno, María Regina Soares de Lima hizo un paneo por las diferencias que caracterizaron las políticas exteriores de Argentina y Brasil hasta la década del 80, cuando se inicia el camino de la cooperación bilateral.
Para la experta, la experiencia que quedó "demuestra que es posible encapsular las diferentes políticas exteriores y aislarlas de la integración económica". En sintonía con Kosacoff, opinó que los desafíos pasan por aprovechar las sinergias entre ambos socios, sobre todo en materia de energía, infraestructura, y en la formación de cadenas productivas, y también aunar posiciones para alcanzar una negociación común en el concierto internacional.
Silvia Martínez para Mercosurabc