El desarrollo de los Proyectos de Integración Productiva
Artículo que analiza 12 proyectos de integración productiva implementados en 11 países de la región, con características bien distintas relacionadas con los diversos sectores de actividad que abarcan la producción primaria (cadena de caprinos en Córdoba, Argentina, y uva isabella en Colombia), cadenas agroindustriales (lácteos en Nicaragua y agronegocios en Costa Rica), sectores manufactureros tradicionales (confecciones y muebles en Brasil, Ecuador y República Dominicana), industrias extractivas, curtiembres, artesanía e inclusive tecnologías de información y comunicación.
Los autores buscan extraer lecciones, a partir de los logros y de las dificultades experimentados por tales iniciativas de Integración Productiva, aunque no son necesariamente de índole regional como las que se buscan generar desde el GIP MERCOSUR, pero que puedan constituirse en aportes al momento del diseño y puesta en marcha de iniciativas de proyectos de integración y articulación productiva.
Identifican tres tipos de estrategias para el desarrollo de la integración productiva, que conllevan diferencias importantes, en las fases de diseño y puesta en marcha, relativas a la modalidad de coordinación, liderazgo e incentivos:
Redes empresariales; orientada a un conjunto de empresas independientes de un mismo sector y de una misma localidad para alcanzar objetivos comunes que no podrían lograr actuando de manera aislada
Competitividad de los clusters;
Competitividad del sistema productivo territorial en que las redes y los cluster están insertos, en una determinada localidad histórica y geográficamente determinada.
Se centran en cuatro áreas de desempeño de los PIP: Innovación, Acceso a mercados más exigentes, Mecanismos de sostenibilidad, Problemas de acceso al crédito.
Entre las conclusiones obtenidas se destacan, Los PIP logran alcanzar resultados importantes en materia de innovación y de acceso a mercado
• Innovación: identifican resultados relevantes en distintos ámbitos, y en particular con: (a) la innovación institucional y la generación de instancias de coordinación; (b) los procesos productivos; (c) los productos; y (d) la creación de nuevas funciones en la cadena productiva.
• Acceso a mercados: las iniciativas de alta apropiabilidad han permitido generar economías de escala u otras caracterizadas por fuertes externalidades que potencian la capacidad de negociación de los pequeños o micro productores y de formalización de relaciones con clientes e intermediarios, logrando acceder a mercados más exigentes.
PIP con estrategias diversas logran resultados diversos, tanto en innovación como en marcado.
• Los que se centran en la creación de redes han logrado vínculos con nuevos clientes y la creación de canales de comercialización altamente apropiables, estimulando un proceso de innovación de productos y procesos.
• Los que apuntan al desarrollo de clusters o sistemas territoriales han logrado resultados significativos en creación de nuevas capacidades, productivas como comerciales, aumentando el valor agregado de las respectivas cadenas, mediante la incorporación de bienes colectivos.
Las diferencias de estrategia no son excluyentes sino complementarias.
Postulan que las redes empresariales generan beneficios apropiables por un número limitado de empresas, que experimentan una transformación efectiva de sus conductas y capacidades competitivas; por otro lado, los proyectos de desarrollo de clusters y sistemas territoriales permiten la generación de bienes colectivos que constituyen una mejora que interesa a un número mucho más grande de empresas.
La sostenibilidad no es un objetivo único sino un resultado compuesto que se articula en distintos planos y se persigue utilizando diferentes instrumentos.
La sostenibilidad de las actividades y resultados de integración productiva implica diferentes roles para los distintos actores que participan, diferenciando la función pública de la privada: los empresarios involucrados proporcionar el sentido del negocio a las actividades colectivas que lo requieran (qué producir, cuanto, a qué precio, dónde vender, a quién, etc.); el sector público o de fomento la generación de nuevas capacidades y servicios que por su altas externalidades no pueden ser desarrollados sobre la base de una lógica de mercado.
Los recursos humanos involucrados en los proyectos de integración productivas son numerosos y muy variados.
Particularmente los policy makers y los articuladores de las acciones colectivas son los más relevantes. Su formación, tanto teórica como práctica, es crítica y extremadamente compleja, debido a que no hay itinerarios formativos formales ya constituidos. Proponen que la metodología y el contenido de la formación debe actualizarse constantemente sobre la base del análisis sistemático de las experiencias empíricas; y que el esfuerzo de identificación y difusión de las buenas prácticas debe ser permanente. Las instituciones de educación superior podrían cumplir un rol relevante en estos ámbitos, con un vínculo de cooperación con entidades de fomento que tengan experiencia directa en la gestión de estos proyectos.
(Marco Dini, Carlo Ferraro, Carolina Gasaly)
Identifican tres tipos de estrategias para el desarrollo de la integración productiva, que conllevan diferencias importantes, en las fases de diseño y puesta en marcha, relativas a la modalidad de coordinación, liderazgo e incentivos:
Redes empresariales; orientada a un conjunto de empresas independientes de un mismo sector y de una misma localidad para alcanzar objetivos comunes que no podrían lograr actuando de manera aislada
Competitividad de los clusters;
Competitividad del sistema productivo territorial en que las redes y los cluster están insertos, en una determinada localidad histórica y geográficamente determinada.
Se centran en cuatro áreas de desempeño de los PIP: Innovación, Acceso a mercados más exigentes, Mecanismos de sostenibilidad, Problemas de acceso al crédito.
Entre las conclusiones obtenidas se destacan, Los PIP logran alcanzar resultados importantes en materia de innovación y de acceso a mercado
• Innovación: identifican resultados relevantes en distintos ámbitos, y en particular con: (a) la innovación institucional y la generación de instancias de coordinación; (b) los procesos productivos; (c) los productos; y (d) la creación de nuevas funciones en la cadena productiva.
• Acceso a mercados: las iniciativas de alta apropiabilidad han permitido generar economías de escala u otras caracterizadas por fuertes externalidades que potencian la capacidad de negociación de los pequeños o micro productores y de formalización de relaciones con clientes e intermediarios, logrando acceder a mercados más exigentes.
PIP con estrategias diversas logran resultados diversos, tanto en innovación como en marcado.
• Los que se centran en la creación de redes han logrado vínculos con nuevos clientes y la creación de canales de comercialización altamente apropiables, estimulando un proceso de innovación de productos y procesos.
• Los que apuntan al desarrollo de clusters o sistemas territoriales han logrado resultados significativos en creación de nuevas capacidades, productivas como comerciales, aumentando el valor agregado de las respectivas cadenas, mediante la incorporación de bienes colectivos.
Las diferencias de estrategia no son excluyentes sino complementarias.
Postulan que las redes empresariales generan beneficios apropiables por un número limitado de empresas, que experimentan una transformación efectiva de sus conductas y capacidades competitivas; por otro lado, los proyectos de desarrollo de clusters y sistemas territoriales permiten la generación de bienes colectivos que constituyen una mejora que interesa a un número mucho más grande de empresas.
La sostenibilidad no es un objetivo único sino un resultado compuesto que se articula en distintos planos y se persigue utilizando diferentes instrumentos.
La sostenibilidad de las actividades y resultados de integración productiva implica diferentes roles para los distintos actores que participan, diferenciando la función pública de la privada: los empresarios involucrados proporcionar el sentido del negocio a las actividades colectivas que lo requieran (qué producir, cuanto, a qué precio, dónde vender, a quién, etc.); el sector público o de fomento la generación de nuevas capacidades y servicios que por su altas externalidades no pueden ser desarrollados sobre la base de una lógica de mercado.
Los recursos humanos involucrados en los proyectos de integración productivas son numerosos y muy variados.
Particularmente los policy makers y los articuladores de las acciones colectivas son los más relevantes. Su formación, tanto teórica como práctica, es crítica y extremadamente compleja, debido a que no hay itinerarios formativos formales ya constituidos. Proponen que la metodología y el contenido de la formación debe actualizarse constantemente sobre la base del análisis sistemático de las experiencias empíricas; y que el esfuerzo de identificación y difusión de las buenas prácticas debe ser permanente. Las instituciones de educación superior podrían cumplir un rol relevante en estos ámbitos, con un vínculo de cooperación con entidades de fomento que tengan experiencia directa en la gestión de estos proyectos.
(Marco Dini, Carlo Ferraro, Carolina Gasaly)
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