´Estar en el exterior´ dejó de ser un patrimonio de la gran empresa

Ya no se trata sólo, de “vender al exterior”; sino de “estar en el exterior”, dinámica que dejó de ser un patrimonio exclusivo de las grandes empresas, para abrirse como oportunidad para las PyME, analizó Alberto Rubio en un seminario organizado por Prochile en la embajada de aquel país.


Mientras Alberto Rubio analizó desde una perspectiva académica las condiciones del mercado internacional, corrió por cuenta de Dante Sica el análisis de la estructura del intercambio comercial entre Argentina y Chile. Ambos disertaron en un evento de Prochile enfocado al desarrollo de oportunidades de negocio para las PyME.
Alberto Rubio, decano de la Escuela de Negocio
s de la Universidad de Belgrano, hizo un repaso sobre el panorama general del “sistema-mundo” que sirve de marco para el desarrollo comercial a un lado y otro de la Cordillera. El catedrático destacó el proceso de internacionalización que hace del mundo una oportunidad comercial en un sentido distinto respecto del pasado. Es que ya no se trataría sólo, ni fundamentalmente, de “vender al exterior”; sino de “estar en el exterior”. La otra novedad es que esta posibilidad dejó de ser un patrimonio exclusivo de las grandes empresas, ya que las PyME pueden ahora ocupar un lugar de importancia en esa dinámica.

Entre los diversos modos con que las empresas pueden “estar afuera”, incluyendo las licencias, el más importante es el que tiene que ver con la expansión geográfica, en particular a través de la Inversión Extranjera Directa (IED). Para las PyME, ésta puede lograrse a través de procesos de asociatividad entre unidades productivas de distintos países, en el marco de procesos de integración regional como los que tienen lugar en el Cono Sur, y particularmente entre Argentina y Chile.


La estructura del comercio bilateral

Adentrándose en la estructura de las relaciones comerciales argentino-chilenas, el economista y director de la consultora abeceb.com, Dante Sica, señaló en primer lugar el contexto favorable que transitan ambas economías a nivel de solvencia fiscal y superávit comercial. Sin embargo, persisten a ambos lados de la cordillera ciertas dificultades y desafíos a enfrentar. Entre los de primer orden, aparecen la primarización extrema de las exportaciones y la amenaza de la pérdida de competitividad por la apreciación monetaria.

El crecimiento de las exportaciones viene de la mano de los aumentos de los precios de los commodities, lo que es más pronunciado en el caso chileno, antes que por el volumen de los bienes exportados. A ello se suma que el 33% de las exportaciones argentinas y el 57% de las chilenas corresponde a una canasta de cinco productos, lo que habla de su escasa diversificación. Por añadidura, el valor unitario de los bienes importados resulta significativamente mayor que el de los que se exportan. Alta primarización y baja diversificación constituyen vulnerabilidades que se comparten con el resto de la región, incluyendo a Brasil.

Del análisis de la matriz exportadora desde el punto de vista de la participación de las PyME, el panorama tampoco resulta demasiado alentador. Sólo el 5% de las exportaciones argentinas y el 3% de las chilenas, medidas en cuanto a su valor, corresponden al sector PyME (en Brasil, que tampoco es la excepción en este caso, la participación apenas trepa al 6%). Se trata de una estructura muy diferente a la de los países desarrollados, que cuentan con niveles de participación muy superiores por parte de las PyME. A ambos lados de la cordillera, las PyME venden el 90% de su producción en el mercado interno. Sin embargo, el aspecto positivo, que a su vez permite demostrar la importancia estratégica del sector, es que las PyME exportan más valor agregado que las grandes empresas, debido al tipo de rubros al que pertenece su producción, generalmente no commodities.

El 65% de las exportaciones argentinas se concentra en América Latina, y de ellas el 12% tiene a Chile como destino. En el caso chileno la situación es un poco más ventajosa, con una matriz más diversificada debido a la multiplicad de TLC que tiene suscriptos. Sólo el 8% de las exportaciones chilenas tiene como destino a la Argentina.

Finalizando su exposición, Sica hizo un racconto de las dificultades que presentan las economías de ambos países desde el punto de vista empresarial. Mientras en Argentina se destaca como problemática la presión tributaria, en Chile el principal problema es la apreciación nominal del tipo de cambio y la consecuente pérdida de competitividad exportadora, que también lo afecta en su relación comercial con Argentina. Con respecto a los sectores en los que más podría crecer el comercio bilateral en el universo de las PyME, el consultor identificó a aquellos que se caracterizan por una alta participación de empresas exportadoras en el país de origen en paralelo con bajos volúmenes de importación de productos de ese rubro en el país de destino.
Gustavo Sánchez