Expocruz 2010. Oportunidades de negocio en Bolivia
Una opción interesante y mutuamente beneficiosa es la asociación con empresarios bolivianos para desarrollar inversiones en el mercado vecino, aprovechando los ventajosos convenios para exportar con los que cuenta Bolivia, debido a su condición de economía poco desarrollada. En este orden de cosas, una variante a tener en cuenta consiste en exportar a Bolivia productos con poco valor agregado y proceder a su manufactura en territorio vecino, cambiando la posición arancelaria, sostuvo Aleksink en una presentación.
Una de las principales ferias generales de trascendencia internacional tendrá lugar del 17 al 26 de septiembre en Santa Cruz de la Sierra, centro económico por excelencia del Estado Plurinacional de Bolivia. Como viene ocurriendo en las últimas ediciones de este importante evento, Argentina contará con uno de los pabellones más destacados.
Cientos de expositores y miles de visitantes se darán cita en Santa Cruz de la Sierra, centro neurálgico de la actividad comercial boliviana, para asistir a la tradicional feria internacional Expocruz, una de las más importantes de América Latina. En el marco de una actividad de promoción organizada por el Instituto Pyme del Banco Ciudad, el Licenciado Néstor Aleksink, Director del Programa Argentina Exporta y Director Ejecutivo de la revista Valor FOB, realizó una serie de recomendaciones y sugerencias destinadas a los emprendedores argentinos que deseen dar sus primeros pasos en materia de exportación.
Mientras que las exportaciones de Bolivia hacia la Argentina involucran una escasa variedad de productos –entre los que se destaca el gas–, no ocurre lo mismo con nuestras exportaciones hacia el vecino país. El mercado boliviano resulta altamente demandante para una multiplicidad de productos y servicios de origen argentino, pese a lo cual, ya sea por prejuicios o falta de información, el comercio exterior binacional no se halla lo suficientemente desarrollado en ese sentido. De hecho, Bolivia constituye una plaza particularmente amigable por su cercanía geográfica y cultural, reuniendo características por demás propicias para los emprendedores nacionales que buscan oportunidades de negocio a través de operaciones de comercio internacional.
Aunque Argentina contará en Expocruz con un pabellón destacado, la cercanía del evento hace que a esta altura resulte prácticamente imposible contratar un espacio para exponer en la feria. Sin embargo esto no debería desalentar a los empresarios, puesto que es conveniente que quienes concurran por primera vez lo hagan en calidad de visitantes, lo que les permitirá dimensionar de un modo más efectivo el alcance y la magnitud del evento. Además no es necesario ser expositor para participar de las ruedas de negocios, que constituyen por lejos el principal motivo de interés para los emprendedores.
La masividad de Expocruz, que concita la atención de alrededor de 500 mil visitantes, implica tanto beneficios como contratiempos para quienes buscan en ella una plataforma para ampliar sus actividades. Por un lado, la gran cantidad de asistentes aumenta las posibilidades de tomar contacto con clientes potenciales, pero por otro, buena parte de la concurrencia no asiste por razones comerciales sino porque se trata de un evento de gran importancia social. En efecto, Expocruz marca un antes y un después en la vida cotidiana de los cruceños.
Una planificación adecuada de la primera incursión en el vecino mercado de Bolivia debería contemplar la llegada a Santa Cruz con al menos un día de antelación respecto del inicio de la feria, para inscribirse en las ruedas de negocio. Luego, participar activamente de ellas durante las dos primeras jornadas, visitar la feria y, por último, intentar reunirse fuera del marco del evento con potenciales clientes con los que se haya establecido contacto durante las ruedas o la exposición.
Debido tanto a la particular idiosincrasia del empresario boliviano –que suele demorarse en la toma de decisiones–, como a la desconfianza que suelen suscitarle los argentinos, difícilmente pueda cerrarse algún negocio en esta primera ocasión. Esto resulta ya de por sí difícil en la medida en que cada empresario dispone sólo de 25 minutos por encuentro durante las ruedas, en los que debe presentarse a sí mismo y a su producto o servicio. Sin embargo, sostiene Aleksink, si se actúa de manera responsable y con perseverancia, las posibilidades de hacer negocios en instancias posteriores son muy prometedoras.
Como en toda operación de comercio internacional, es necesario tener en cuenta los costos de flete y la relación cambiaria a la hora de llegar a un precio a la vez rentable y competitivo. De todos modos no es conveniente cotizar durante el primer contacto. También debe tenerse muy en cuenta el medio de pago y los recaudos recíprocos entre comprador y vendedor. Desafortunadamente, los empresarios bolivianos están poco familiarizados con los documentos habituales del comercio exterior, tales como la carta de crédito, aunque sí suelen manejarse por medio del pago anticipado. En los últimos años el gobierno boliviano ha realizado importantes esfuerzos, y obtenido buenos resultados, en la reducción de los índices de informalidad de la actividad económica. En ese sentido, si de lo que se trata es de establecer vínculos serios y duraderos capaces de fructificar a lo largo del tiempo, el empresario argentino no debería aceptar la realización de operatorias comerciales irregulares.
Una opción interesante y mutuamente beneficiosa es la asociación con empresarios bolivianos para desarrollar inversiones en el mercado vecino, aprovechando los ventajosos convenios para exportar con los que cuenta Bolivia, debido a su condición de economía poco desarrollada. En este orden de cosas, una variante a tener en cuenta consiste en exportar a Bolivia productos con poco valor agregado y proceder a su manufactura en territorio vecino, cambiando la posición arancelaria. Si se consigue que el producto sea considerado de origen boliviano se pueden lograr excelentes negocios a través de su exportación a terceros países.
Por último, ante una inquietud de un participante del encuentro que sugirió que las “trabas” para exportar impuestas por el Estado argentino pondrían al empresario nacional en inferioridad de condiciones respecto de los brasileños, el Licenciado Aleksink fue contundente: los empresarios deben tomar las decisiones y los recaudos necesarios para hacer negocios por su propia cuenta y riesgo, independientemente de lo que haga o deje de hacer el Estado. Muchas veces son las actitudes poco responsables las que generan desconfianza en la contraparte. De allí la insistencia en la necesidad de comportarse con honestidad y no prometer lo que no se sabe si se podrá cumplir.
Cientos de expositores y miles de visitantes se darán cita en Santa Cruz de la Sierra, centro neurálgico de la actividad comercial boliviana, para asistir a la tradicional feria internacional Expocruz, una de las más importantes de América Latina. En el marco de una actividad de promoción organizada por el Instituto Pyme del Banco Ciudad, el Licenciado Néstor Aleksink, Director del Programa Argentina Exporta y Director Ejecutivo de la revista Valor FOB, realizó una serie de recomendaciones y sugerencias destinadas a los emprendedores argentinos que deseen dar sus primeros pasos en materia de exportación.
Mientras que las exportaciones de Bolivia hacia la Argentina involucran una escasa variedad de productos –entre los que se destaca el gas–, no ocurre lo mismo con nuestras exportaciones hacia el vecino país. El mercado boliviano resulta altamente demandante para una multiplicidad de productos y servicios de origen argentino, pese a lo cual, ya sea por prejuicios o falta de información, el comercio exterior binacional no se halla lo suficientemente desarrollado en ese sentido. De hecho, Bolivia constituye una plaza particularmente amigable por su cercanía geográfica y cultural, reuniendo características por demás propicias para los emprendedores nacionales que buscan oportunidades de negocio a través de operaciones de comercio internacional.
Aunque Argentina contará en Expocruz con un pabellón destacado, la cercanía del evento hace que a esta altura resulte prácticamente imposible contratar un espacio para exponer en la feria. Sin embargo esto no debería desalentar a los empresarios, puesto que es conveniente que quienes concurran por primera vez lo hagan en calidad de visitantes, lo que les permitirá dimensionar de un modo más efectivo el alcance y la magnitud del evento. Además no es necesario ser expositor para participar de las ruedas de negocios, que constituyen por lejos el principal motivo de interés para los emprendedores.
La masividad de Expocruz, que concita la atención de alrededor de 500 mil visitantes, implica tanto beneficios como contratiempos para quienes buscan en ella una plataforma para ampliar sus actividades. Por un lado, la gran cantidad de asistentes aumenta las posibilidades de tomar contacto con clientes potenciales, pero por otro, buena parte de la concurrencia no asiste por razones comerciales sino porque se trata de un evento de gran importancia social. En efecto, Expocruz marca un antes y un después en la vida cotidiana de los cruceños.
Una planificación adecuada de la primera incursión en el vecino mercado de Bolivia debería contemplar la llegada a Santa Cruz con al menos un día de antelación respecto del inicio de la feria, para inscribirse en las ruedas de negocio. Luego, participar activamente de ellas durante las dos primeras jornadas, visitar la feria y, por último, intentar reunirse fuera del marco del evento con potenciales clientes con los que se haya establecido contacto durante las ruedas o la exposición.
Debido tanto a la particular idiosincrasia del empresario boliviano –que suele demorarse en la toma de decisiones–, como a la desconfianza que suelen suscitarle los argentinos, difícilmente pueda cerrarse algún negocio en esta primera ocasión. Esto resulta ya de por sí difícil en la medida en que cada empresario dispone sólo de 25 minutos por encuentro durante las ruedas, en los que debe presentarse a sí mismo y a su producto o servicio. Sin embargo, sostiene Aleksink, si se actúa de manera responsable y con perseverancia, las posibilidades de hacer negocios en instancias posteriores son muy prometedoras.
Como en toda operación de comercio internacional, es necesario tener en cuenta los costos de flete y la relación cambiaria a la hora de llegar a un precio a la vez rentable y competitivo. De todos modos no es conveniente cotizar durante el primer contacto. También debe tenerse muy en cuenta el medio de pago y los recaudos recíprocos entre comprador y vendedor. Desafortunadamente, los empresarios bolivianos están poco familiarizados con los documentos habituales del comercio exterior, tales como la carta de crédito, aunque sí suelen manejarse por medio del pago anticipado. En los últimos años el gobierno boliviano ha realizado importantes esfuerzos, y obtenido buenos resultados, en la reducción de los índices de informalidad de la actividad económica. En ese sentido, si de lo que se trata es de establecer vínculos serios y duraderos capaces de fructificar a lo largo del tiempo, el empresario argentino no debería aceptar la realización de operatorias comerciales irregulares.
Una opción interesante y mutuamente beneficiosa es la asociación con empresarios bolivianos para desarrollar inversiones en el mercado vecino, aprovechando los ventajosos convenios para exportar con los que cuenta Bolivia, debido a su condición de economía poco desarrollada. En este orden de cosas, una variante a tener en cuenta consiste en exportar a Bolivia productos con poco valor agregado y proceder a su manufactura en territorio vecino, cambiando la posición arancelaria. Si se consigue que el producto sea considerado de origen boliviano se pueden lograr excelentes negocios a través de su exportación a terceros países.
Por último, ante una inquietud de un participante del encuentro que sugirió que las “trabas” para exportar impuestas por el Estado argentino pondrían al empresario nacional en inferioridad de condiciones respecto de los brasileños, el Licenciado Aleksink fue contundente: los empresarios deben tomar las decisiones y los recaudos necesarios para hacer negocios por su propia cuenta y riesgo, independientemente de lo que haga o deje de hacer el Estado. Muchas veces son las actitudes poco responsables las que generan desconfianza en la contraparte. De allí la insistencia en la necesidad de comportarse con honestidad y no prometer lo que no se sabe si se podrá cumplir.
Gustavo Sánchez