"Hay que crear una agenda exportadora de alta calidad"
Enrique Mantilla, titular de la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA), instó a fortalecer la alianza con Brasil para competir en el escenario comercial mundial que se aproxima, en el que Asia será epicentro.
Los pronósticos son contundentes y todos van en la misma dirección que el último reporte del Fondo Monetario Internacional, que augura una caída del comercio mundial del 11% en 2009. Así lo están confirmando los números de la primera parte del año y ante lo que parece será un hecho inevitable, analistas y empresarios están recomendando apurar una estrategia oficial proactiva en materia de exportaciones para paliar los efectos de la recesión internacional en lo inmediato y, con vistas a un plazo mayor, para estar en condiciones de competir en el nuevo orden que surgirá en la pos crisis.
El primer desafío no admite dilaciones ya que consultoras, economistas y organismos multilaterales coinciden en que 2009 será un año negro para el comercio mundial. Según proyecciones de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), el flujo comercial a nivel global caerá al menos 13,2% y recién se recuperaría en 2010, a razón de 1,5%. En sintonía, el Banco Mundial aumentó su estimación de retracción de la economía mundial a 2,9% para este año desde el 1,7% publicado en su informe anterior, lo que da una idea del impacto negativo que tendrá sobre el flujo comercial.
Por otra parte, hay altísimo consenso en cuanto a que el derrumbe de los indicadores económicos debido a la debacle financiera mundial no indica la presencia de una crisis más, sino que presagia un nuevo espacio comercial que emergerá cuando llegue la recuperación. El presidente de la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA), Enrique Mantilla, lo definió durante una charla en el Hotel Alvear, como "un cambio estructural en el cual los elementos de crecimiento van a estar situados en mayor proporción en Asia antes que en Estados Unidos y Europa, y en el cual jugará fuertemente lo que se conoce como la eco-reestructuración de las economías"; esto es, la adecuación a los estándares de preservación del medio ambiente y al uso eficiente de los recursos naturales. El empresario sostuvo que si América Latina sabe aprovechar este nuevo contexto, los negocios de sus países podrán salir fortalecidos del reacomodamiento, si bien aclaró que en el caso de Argentina será fundamental reforzar la alianza con Brasil.
Durante el seminario organizado por la Cámara de Comercio Argentino Brasileña (CAMBRAS) en ese hotel internacional, Mantilla realizó un punteo de los cambios fundamentales que se están operando a nivel mundial y que habrá que tener en cuenta para diseñar las nuevas estrategias comerciales, y proyectó algunas tendencias para la Argentina.
Proyecciones para Argentina
El Presupuesto Nacional 2009 confeccionado en la última parte del año pasado preveía alrededor de u$s 78.000 millones de exportaciones para la Argentina. Pero como ocurrió en todos los países, la crisis obligó a desechar aquellos pronósticos y a revisar a la baja de cada una de las estimaciones que se habían publicado. Si bien no hubo una modificación formal de la ley presupuestaria, en enero pasado el Banco Central argentino (BCRA) admitió en un informe que las exportaciones rondarían los u$s 69.000 millones en 2009 y sólo dos meses más tarde, durante una visita a Brasil de la ministra de Producción, Débora Giorgi, ya se hablaba de una cifra más cercana a los u$s 54.900 millones que hoy en día, optimismo mediante, muchos mantienen.
La factibilidad de este pronóstico más modesto ya se puede apreciar en las estadísticas que fueron acumulándose en los primeros cinco meses del año. Según números publicados por el INDEC, en ese lapso la caída de las ventas al exterior alcanzó a 21%, impactando sobre todo en los Productos Primarios (-39%), los Combustibles y Energía (-28%) y las Manufacturas de Origen Industrial (-18%). Las que menos sufrieron fueron las Manufacturas de Origen Agropecuario, que de todos modos cayeron 9% en ese período. Cabe destacar que en cuanto a la caída general del comercio, Argentina se ubica muy cerca de China, España, Italia y Estados Unidos, en tanto Brasil vio retraer su intercambio comercial un 23%. Entre los que más perdieron se encuentran Chile, Japón y Rusia, donde las exportaciones sufrieron recortes del 40 al 41% entre enero y mayo último.
Muchas consultoras y economistas han informado sus proyecciones pero más allá del pronóstico que se tenga en cuenta, es unánime la certeza de que 2009 será un año muy duro en el cual el plan más inteligente sería que los gobiernos encaren una acción agresiva para acercarse a los países que están demostrando ser capaces de sortear mejor la crisis. En este sentido, la agenda exportadora que está proponiendo CERA se basa en el fortalecimiento financiero para los exportadores y en la flexibilidad del marco regulatorio. El primer pilar tiene que ver con el consenso de que la clave para mantener el crecimiento económico pasará por el acceso a los mercados, "lo que implica que los negocios en el mundo están pasando de las manos financieramente fuertes a las débiles, haciendo necesario fortalecer el flanco financiero", explicó Mantilla.
También está claro que el diseño de esa agenda estratégica no puede hacerse sin analizar las tendencias que se están dando en materia comercial, y para la Argentina es imprescindible tener una visión amplia y atender lo que está sucediendo en la economía mundial. Analizando los números de los principales complejos exportadores argentinos en los primeros meses del año surge que "ninguno está atravesando un boom -señaló Mantilla- porque en algunos casos no hay producto (disponible) y en otros, porque los precios (internacionales) son bajos, o sea que 2009 no va a ser un año brillante sino que se perfila como un año muy duro" para el comercio exterior. Sin embargo, rescató el hecho de que los sectores alimenticios "parecen ser los que menor impacto están sufriendo", noticia muy alentadora para la Argentina, donde las commodities significan un alto porcentaje de las exportaciones totales. En 2008, los complejos exportadores vinculados al sector alimenticio representaron más del 48% del total exportado.
Una de las primeras claves a tener en cuenta para esbozar un panorama futuro es la evolución del PIB mundial y, sobre todo, de cada uno de los compradores fuertes, como son Estados Unidos, Alemania, Japón y China. Las proyecciones indican para este último país un crecimiento de 7,4%, mientras que para los demás se esperan bajas de entre 4 y 6%. En el caso de Argentina, será fundamental además monitorear de cerca a la economía brasileña. "La realidad es que todos los sectores van a sufrir porque hay (sobre)stocks y hay caídas de precios", comentó Mantilla. De hecho, el problema de la sobrecapacidad podría fácilmente agravarse, deteriorando aún más los precios y poniendo a prueba las espaldas de cada país para financiarla.
Otro viraje que se está observando en el comercio mundial tiene que ver con "un corrimiento del eje del poder desde Europa y Estados Unidos hacia los países asiáticos, especialmente a China", precisó. El dirigente empresario recordó que tanto el gobierno chino como los empresarios privados de esa nación se encuentran en pleno proceso de compra de recursos naturales alrededor del mundo, aprovechando sus bajos precios que en estos momentos tienen esos activos, "lo que constituye una excelente estrategia porque se sabe que con la vuelta a la normalidad de la economía mundial los commodities van a ser muy importantes; estamos ante un cambio estructural fundamental", resumió. Del mismo modo, Mantilla subrayó que "los consumidores de los países de la OCDE no van a estar con fuerza de crecimiento por bastante tiempo, sino que el poder de compra pasará a Asia; esto no significa que el capitalismo se desmorona pero sí implica un cambio estructural mayúsculo, sustantivo, que plantea para países como la Argentina la necesidad de crear una agenda exportadora de alta calidad", expresó. Para el titular de CERA, ese debate que debe darse en Argentina tiene que apuntar a la búsqueda de soluciones tanto para los problemas del mercado interno como del externo, y no puede limitarse a la discusión por instrumentos como las licencias automáticas, tan en boga en estos días. "Hacerlo sería pelearse por migajas, teniendo en cuenta la magnitud de la agenda que tenemos por delante", recalcó Mantilla. En su opinión, está faltando en Argentina una visión "más potente y estratégica, de largo plazo y pro desarrollo de las fuerzas productivas" en materia de comercio exterior.
También será decisivo analizar qué está sucediendo con los inversores, los cuales hoy están apuntando en todo el mundo a la compra de empresas que -si bien están débiles- son valiosas por estar vinculadas a recursos naturales. "Además, estamos avizorando que a mediano plazo la financiación de las empresas va a ser cara, porque si bien cuando se normalice el sistema financiero tras la crisis habrá mayor capital disponible, con las nuevas regulaciones de la industria financiera la tasa de interés será más alta; entonces, esa tasa va a ser fijada por las economías dinámicas como China y pensamos que a nivel internacional van a ir por encima del 6%", sintetizó. Esta dinámica, agregó, es la que va a indicar cómo y dónde se relocalizará el crecimiento y hacia dónde se direccionará la inversión mundial, dos indicadores a los que habrá que estar atentos.
Por último, Mantilla mencionó una reconversión que será determinante en los negocios a futuro, relacionada con los costos de la eco-reestructuración que deberán encarar empresas y países. Esto se refiere a los recursos que habrá que destinar para adaptarse a los nuevos estándares de calidad ambiental. "Este será uno de los aspectos que van a revolucionar la estructura del comercio y los flujos, inversiones y costos", advirtió Mantilla. En Argentina esta exigencia no podrá pasar inadvertida si Brasil -como todo indica que lo hará dado su proyección como referente energético mundial- empieza a operar con estándares altos en ese terreno. En ese caso Argentina no podrá aislarse sino que deberá acoplarse a su socio y vecino, "porque además el no cumplimiento de las exigencias de excelencia en medio ambiente va a ser una de las herramientas a las que recurran los países de la OCDE, sobre todo pensando en frenar el avance de los productos chinos", finalizó.
El primer desafío no admite dilaciones ya que consultoras, economistas y organismos multilaterales coinciden en que 2009 será un año negro para el comercio mundial. Según proyecciones de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), el flujo comercial a nivel global caerá al menos 13,2% y recién se recuperaría en 2010, a razón de 1,5%. En sintonía, el Banco Mundial aumentó su estimación de retracción de la economía mundial a 2,9% para este año desde el 1,7% publicado en su informe anterior, lo que da una idea del impacto negativo que tendrá sobre el flujo comercial.
Por otra parte, hay altísimo consenso en cuanto a que el derrumbe de los indicadores económicos debido a la debacle financiera mundial no indica la presencia de una crisis más, sino que presagia un nuevo espacio comercial que emergerá cuando llegue la recuperación. El presidente de la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA), Enrique Mantilla, lo definió durante una charla en el Hotel Alvear, como "un cambio estructural en el cual los elementos de crecimiento van a estar situados en mayor proporción en Asia antes que en Estados Unidos y Europa, y en el cual jugará fuertemente lo que se conoce como la eco-reestructuración de las economías"; esto es, la adecuación a los estándares de preservación del medio ambiente y al uso eficiente de los recursos naturales. El empresario sostuvo que si América Latina sabe aprovechar este nuevo contexto, los negocios de sus países podrán salir fortalecidos del reacomodamiento, si bien aclaró que en el caso de Argentina será fundamental reforzar la alianza con Brasil.
Durante el seminario organizado por la Cámara de Comercio Argentino Brasileña (CAMBRAS) en ese hotel internacional, Mantilla realizó un punteo de los cambios fundamentales que se están operando a nivel mundial y que habrá que tener en cuenta para diseñar las nuevas estrategias comerciales, y proyectó algunas tendencias para la Argentina.
Proyecciones para Argentina
El Presupuesto Nacional 2009 confeccionado en la última parte del año pasado preveía alrededor de u$s 78.000 millones de exportaciones para la Argentina. Pero como ocurrió en todos los países, la crisis obligó a desechar aquellos pronósticos y a revisar a la baja de cada una de las estimaciones que se habían publicado. Si bien no hubo una modificación formal de la ley presupuestaria, en enero pasado el Banco Central argentino (BCRA) admitió en un informe que las exportaciones rondarían los u$s 69.000 millones en 2009 y sólo dos meses más tarde, durante una visita a Brasil de la ministra de Producción, Débora Giorgi, ya se hablaba de una cifra más cercana a los u$s 54.900 millones que hoy en día, optimismo mediante, muchos mantienen.
La factibilidad de este pronóstico más modesto ya se puede apreciar en las estadísticas que fueron acumulándose en los primeros cinco meses del año. Según números publicados por el INDEC, en ese lapso la caída de las ventas al exterior alcanzó a 21%, impactando sobre todo en los Productos Primarios (-39%), los Combustibles y Energía (-28%) y las Manufacturas de Origen Industrial (-18%). Las que menos sufrieron fueron las Manufacturas de Origen Agropecuario, que de todos modos cayeron 9% en ese período. Cabe destacar que en cuanto a la caída general del comercio, Argentina se ubica muy cerca de China, España, Italia y Estados Unidos, en tanto Brasil vio retraer su intercambio comercial un 23%. Entre los que más perdieron se encuentran Chile, Japón y Rusia, donde las exportaciones sufrieron recortes del 40 al 41% entre enero y mayo último.
Muchas consultoras y economistas han informado sus proyecciones pero más allá del pronóstico que se tenga en cuenta, es unánime la certeza de que 2009 será un año muy duro en el cual el plan más inteligente sería que los gobiernos encaren una acción agresiva para acercarse a los países que están demostrando ser capaces de sortear mejor la crisis. En este sentido, la agenda exportadora que está proponiendo CERA se basa en el fortalecimiento financiero para los exportadores y en la flexibilidad del marco regulatorio. El primer pilar tiene que ver con el consenso de que la clave para mantener el crecimiento económico pasará por el acceso a los mercados, "lo que implica que los negocios en el mundo están pasando de las manos financieramente fuertes a las débiles, haciendo necesario fortalecer el flanco financiero", explicó Mantilla.
También está claro que el diseño de esa agenda estratégica no puede hacerse sin analizar las tendencias que se están dando en materia comercial, y para la Argentina es imprescindible tener una visión amplia y atender lo que está sucediendo en la economía mundial. Analizando los números de los principales complejos exportadores argentinos en los primeros meses del año surge que "ninguno está atravesando un boom -señaló Mantilla- porque en algunos casos no hay producto (disponible) y en otros, porque los precios (internacionales) son bajos, o sea que 2009 no va a ser un año brillante sino que se perfila como un año muy duro" para el comercio exterior. Sin embargo, rescató el hecho de que los sectores alimenticios "parecen ser los que menor impacto están sufriendo", noticia muy alentadora para la Argentina, donde las commodities significan un alto porcentaje de las exportaciones totales. En 2008, los complejos exportadores vinculados al sector alimenticio representaron más del 48% del total exportado.
Una de las primeras claves a tener en cuenta para esbozar un panorama futuro es la evolución del PIB mundial y, sobre todo, de cada uno de los compradores fuertes, como son Estados Unidos, Alemania, Japón y China. Las proyecciones indican para este último país un crecimiento de 7,4%, mientras que para los demás se esperan bajas de entre 4 y 6%. En el caso de Argentina, será fundamental además monitorear de cerca a la economía brasileña. "La realidad es que todos los sectores van a sufrir porque hay (sobre)stocks y hay caídas de precios", comentó Mantilla. De hecho, el problema de la sobrecapacidad podría fácilmente agravarse, deteriorando aún más los precios y poniendo a prueba las espaldas de cada país para financiarla.
Otro viraje que se está observando en el comercio mundial tiene que ver con "un corrimiento del eje del poder desde Europa y Estados Unidos hacia los países asiáticos, especialmente a China", precisó. El dirigente empresario recordó que tanto el gobierno chino como los empresarios privados de esa nación se encuentran en pleno proceso de compra de recursos naturales alrededor del mundo, aprovechando sus bajos precios que en estos momentos tienen esos activos, "lo que constituye una excelente estrategia porque se sabe que con la vuelta a la normalidad de la economía mundial los commodities van a ser muy importantes; estamos ante un cambio estructural fundamental", resumió. Del mismo modo, Mantilla subrayó que "los consumidores de los países de la OCDE no van a estar con fuerza de crecimiento por bastante tiempo, sino que el poder de compra pasará a Asia; esto no significa que el capitalismo se desmorona pero sí implica un cambio estructural mayúsculo, sustantivo, que plantea para países como la Argentina la necesidad de crear una agenda exportadora de alta calidad", expresó. Para el titular de CERA, ese debate que debe darse en Argentina tiene que apuntar a la búsqueda de soluciones tanto para los problemas del mercado interno como del externo, y no puede limitarse a la discusión por instrumentos como las licencias automáticas, tan en boga en estos días. "Hacerlo sería pelearse por migajas, teniendo en cuenta la magnitud de la agenda que tenemos por delante", recalcó Mantilla. En su opinión, está faltando en Argentina una visión "más potente y estratégica, de largo plazo y pro desarrollo de las fuerzas productivas" en materia de comercio exterior.
También será decisivo analizar qué está sucediendo con los inversores, los cuales hoy están apuntando en todo el mundo a la compra de empresas que -si bien están débiles- son valiosas por estar vinculadas a recursos naturales. "Además, estamos avizorando que a mediano plazo la financiación de las empresas va a ser cara, porque si bien cuando se normalice el sistema financiero tras la crisis habrá mayor capital disponible, con las nuevas regulaciones de la industria financiera la tasa de interés será más alta; entonces, esa tasa va a ser fijada por las economías dinámicas como China y pensamos que a nivel internacional van a ir por encima del 6%", sintetizó. Esta dinámica, agregó, es la que va a indicar cómo y dónde se relocalizará el crecimiento y hacia dónde se direccionará la inversión mundial, dos indicadores a los que habrá que estar atentos.
Por último, Mantilla mencionó una reconversión que será determinante en los negocios a futuro, relacionada con los costos de la eco-reestructuración que deberán encarar empresas y países. Esto se refiere a los recursos que habrá que destinar para adaptarse a los nuevos estándares de calidad ambiental. "Este será uno de los aspectos que van a revolucionar la estructura del comercio y los flujos, inversiones y costos", advirtió Mantilla. En Argentina esta exigencia no podrá pasar inadvertida si Brasil -como todo indica que lo hará dado su proyección como referente energético mundial- empieza a operar con estándares altos en ese terreno. En ese caso Argentina no podrá aislarse sino que deberá acoplarse a su socio y vecino, "porque además el no cumplimiento de las exigencias de excelencia en medio ambiente va a ser una de las herramientas a las que recurran los países de la OCDE, sobre todo pensando en frenar el avance de los productos chinos", finalizó.
Silvia Martínez