La energía en el eje de las alianzas regionales
El espaldarazo a la construcción del gasoducto conjunto de las economías pequeñas del Mercosur brindado por Venezuela, se produce al mismo tiempo que el gobierno de Lula da Silva anuncia un complejo industrial de apoyo a la producción de Petrobrás que demandará la construcción de una gran flota, originadora de fuerte impulso para la industria naviera de toda la región.
En abril de 1963, los gobiernos de Uruguay, Paraguay y Bolivia refrendaban un acuerdo, denunciado en 1976, y que hoy parece reeditarse para encarar un proyecto que reúne a los socios menores del bloque del Mercosur. El proyecto del Gasoducto del Sur, que retomara impulso en 2006 con el apoyo del gobierno de Hugo Chávez en apoyo de un proyecto que operaría contra las asimetrías en el bloque, se reabre con la asunción del gobierno de Fernando Lugo, que terminó de imprimir un nuevo perfil para la política externa de Paraguay.
La primera iniciativa se trataría de un gasoducto de 3.000 kilómetros que saldrá de Tarija, en el sur de Bolivia, donde se nutrirá del combustible, pasará por Paraguay y culminará en Uruguay, según lo explicado por el ministro Industria, Energía y Minería uruguayo, Jorge Lepra, a una radio uruguaya.
URUPABOL fue creado Caracas el 25 de abril de 1963, a los efectos de “constituir un bloque regional permanente”, para encarar proyectos que estarían orientados por el Banco Interamericano de Desarrollo. Tres meses más tarde, el 20 de junio de 1963, los gobiernos de los tres países firmaron en Asunción un “Acuerdo para la constitución de una Comisión Permanente para estudiar el régimen del comercio internacional”.
A partir de 1975, las reuniones de los representantes de los tres países, acumularon una serie de proyectos que dieron lugar a estudios de prefactibilidad en lo relacionado por ejemplo con la mejor utilización de las vías naturales de acceso al océano Atlántico; la creación de una flota multinacional mercante fluvio-marítima, con eje en la Hidrovía; o la realización de ferias de URUPABOL. (1)
Luego de 13 años de debate y a un año de institucionalizarse definitivamente, con sede en Asunción del Paraguay y ya designado su primer secretario, el gobierno de Stroessner denunció el tratado, y el URUPABOL pasó al olvido (2), hasta el rearmado político sudamericano, que llevó al poder al presidente venezolano, Hugo Chávez, y a Evo Morales, en Bolivia. Ambos dirigentes regionales trataron de reimpulsarlo en abril de 2006 sin demasiado éxito, hasta la asunción del presidente paraguayo Fernando Lugo, activo impulsor de la integración entre las economías pequeñas del bloque.
Una cumbre de presidentes que tuvo lugar en Asunción hace pocos días, que contó con la presencia de los mandatarios de Uruguay, Paraguay y Bolivia, además del mandatario Hugo Chávez, produjo como resultado la decisión de comenzar con una etapa de estudios para el trazado del gasoducto, proyecto que según el ministro de Energía uruguayo, surgió fundamentalmente a instancias de los gobierno de Bolivia y Uruguay, el que está urgido por lograr en el área energética independencia de fuentes y productos.
Hay una muy buena relación entre los países pequeños, Bolivia, Paraguay y Uruguay, y se fue desarrollando esta idea a partir de la buena disposición de Bolivia para abastecer a Uruguay, incluso comprendiendo el gobierno de Uruguay la situación de Bolivia, explicaba el funcionario uruguayo a la radio El Espectador. El gobierno de Bolivia alega con justicia “todo el sur de Sudamérica, a todos los países, con un gas muy barato, sin haber desarrollado nuestro pueblo ni nuestro país”. Por lo tanto Bolivia aspira a recuperar sus fuentes naturales, sus recursos naturales, después sí, quizás, buscar empresas mixtas, pero en principio tener la propiedad de los recursos naturales y cobrarlos más cerca de los precios internacionales, expresó Lepra. El proyecto entusiasma a la administración de Tabaré Vázquez, en tanto Uruguay recibe diariamente 300.000 metros cúbicos de gas de Argentina, que es su único proveedor, y que son insuficientes a la hora de encarar proyectos más complejos, como la central de ciclo combinado que el país de la Cuenca del Plata tiene en carpeta, y que necesitará como mínimo entre 2 y 2,5 M de metros cúbicos.
El proyecto contará con el apoyo de la Corporación Andina de Fomento (CAF) para estudiar la viabilidad y el financiamiento del proyecto, que insumirá unos USD 2.500 M, con la anuencia y apoyo del gobierno de Brasil, en relación con el tramo que pasará por su territorio. El gobierno uruguayo percibe más viabilidad en la prosecución de este proyecto, que hasta podría concretarse en el término de no más de seis años, que en la participación de las pequeñas economías en el gran gasoducto que en el futuro unirá a Venezuela, Argentina y Brasil.
Al mismo tiempo que Venezuela participa activamente en el respaldo al proyecto de infraestructura del Sur, el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva anuncia a través del asesor especial para Asuntos Internacionales Marco Aurelio García, el lanzamiento de un complejo industrial destinado a la exploración y producción de nuevas reservas ubicadas en el Océano Atlántico ( área pré-sal), con miras a dar participación a las economías regionales. El proyecto contempla la compra de 200 barcos por parte de Petrobras, con prioridad para la industria naviera de América del Sur, con énfasis en los desarrollos de Argentina, Uruguay, Venezuela y Colombia, según declaró el funcionario a la Agencia Brasil. "Tenemos interés en que esa demanda estimule completamente el proceso de industrialización y reindustrialización de América del Sur”, concluyó.
(1) Urupabol: un olvidado complejo de integración, Bernardo Quagliotti de Bellis, Geosur
(2) Idem