La relación con China
No son infundados los temores de la FIESP por una invasión de productos asiáticos, particularmente chinos. Hoy día la suerte de Brasil está atada desde varios flancos a la de China, que se ha convertido en el segundo socio comercial en el último año, desplazando a la Argentina de ese lugar tradicional que solía ocupar.
Si en condiciones normales los productos chinos son una preocupación permanente para los industriales brasileños por sus precios altamente competitivos, en tiempos difíciles, cuando arrecia la competencia entre los países por colocar sus producciones, ese riesgo se acrecienta.
Sin embargo, también desde el lado de la demanda Brasil está pagando las consecuencias de lo que sucede al gigante asiático y un ejemplo se observa en el caso de una de las compañías brasileñas más grandes, la minera Vale. Esta empresa anunció un nuevo recorte de producción que se suma a la baja ya informada de 10% en octubre, y suspendió las operaciones de dos plantas de fabricación de hierro hasta enero debido a la caída “sin precedentes” de la demanda mundial, en especial de China, su principal comprador. Así lo admitió el presidente de la empresa, Roger Agnelli. Cabe recordar que esta firma ya tiene dos plantas suspendidas desde noviembre último y otras dos que opera junto a Samarco Mineraçao, que también permanecerán inactivas hasta mediados de enero próximo. Esta situación llevó hace pocos días al despido de 1.300 empleados en varios países en los que Vale está presente.
La crisis en Brasil y su impacto en Argentina
Basta ver algunos números para entender lo que significa una desaceleración de la economía brasileña para Argentina. El Mercosur, donde Brasil es destino mayoritario, representó en noviembre de 2008 el 23% de las ventas que Argentina realiza al exterior, la mayor porción en la distribución total.
Las exportaciones argentinas a su vecino vienen mostrando tasas espectaculares de crecimiento desde hace mucho tiempo. Si se miran los números oficiales, en agosto habían crecido 52% con respecto al mismo mes del año previo. En septiembre el alza alcanzó a 70% y un mes después, habían aumentado menos de la mitad, un 31%. El último dato disponible, el de noviembre pasado, da cuenta de un avance de sólo 4%. Es sólo una muestra de los efectos de la crisis.
El temor por una posible invasión de productos asiáticos –un problema común a Brasil y Argentina- hace pensar que la situación se agravará porque el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner eligió instensificar los controles y barreras comerciales para proteger a su industria como mejor camino para enfrentar la recesión mundial. Esto significa que también para Brasil será más difícil llegar con sus artículos a su socio, que acaba de anunciar una baja de 6% en sus exportaciones totales.
Sin embargo, también desde el lado de la demanda Brasil está pagando las consecuencias de lo que sucede al gigante asiático y un ejemplo se observa en el caso de una de las compañías brasileñas más grandes, la minera Vale. Esta empresa anunció un nuevo recorte de producción que se suma a la baja ya informada de 10% en octubre, y suspendió las operaciones de dos plantas de fabricación de hierro hasta enero debido a la caída “sin precedentes” de la demanda mundial, en especial de China, su principal comprador. Así lo admitió el presidente de la empresa, Roger Agnelli. Cabe recordar que esta firma ya tiene dos plantas suspendidas desde noviembre último y otras dos que opera junto a Samarco Mineraçao, que también permanecerán inactivas hasta mediados de enero próximo. Esta situación llevó hace pocos días al despido de 1.300 empleados en varios países en los que Vale está presente.
La crisis en Brasil y su impacto en Argentina
Basta ver algunos números para entender lo que significa una desaceleración de la economía brasileña para Argentina. El Mercosur, donde Brasil es destino mayoritario, representó en noviembre de 2008 el 23% de las ventas que Argentina realiza al exterior, la mayor porción en la distribución total.
Las exportaciones argentinas a su vecino vienen mostrando tasas espectaculares de crecimiento desde hace mucho tiempo. Si se miran los números oficiales, en agosto habían crecido 52% con respecto al mismo mes del año previo. En septiembre el alza alcanzó a 70% y un mes después, habían aumentado menos de la mitad, un 31%. El último dato disponible, el de noviembre pasado, da cuenta de un avance de sólo 4%. Es sólo una muestra de los efectos de la crisis.
El temor por una posible invasión de productos asiáticos –un problema común a Brasil y Argentina- hace pensar que la situación se agravará porque el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner eligió instensificar los controles y barreras comerciales para proteger a su industria como mejor camino para enfrentar la recesión mundial. Esto significa que también para Brasil será más difícil llegar con sus artículos a su socio, que acaba de anunciar una baja de 6% en sus exportaciones totales.
SM