Las claves para el éxito de los encadenamientos productivos
En una disertación sobre la integración de las cadenas productivas en Asia y América del Sur, el experto brasileño Renato Bauman manifestó que “no hay grandes diferencias entre los grandes de América - Brasil, México, Argentina- y los colosos de Asia”. La diferencia sustancial se encuentra en la manera diferencial en la que se integran a los procesos de articulación productiva. Mientras el mapa de exportaciones entre los “hubs” y los “spokes” asiáticos, mantienen un flujo de comercio simétrico en los que tanto países mayores como pequeños, intercambian productos manufacturados, en América latina, por el contrario, el comercio entre las tres grandes economías de la región y sus socios regionales es asimétrico.
El experto brasileño en cadenas de valor Dr Renato Bauman disertó en la sala de conferencias de la Fundación Standard Bank sobre la integración de las cadenas productivas en Asia y América del Sur.
La conferencia que fue seguida atentamente por el auditorio, contó también con las intervenciones del experto en Economía política e investigador Lic. Fernando Porta y la licenciada Paloma Ochoa consultora especialista en internacionalización de Pymes .
La exposición del ex director de CEPAL, basada en un reciente informe publicado por este organismo y el Banco Mundial, planteó la necesidad de comprender que el desafío de Oriente con su irrupción avasallante en la economía mundial no solamente refiere a China “No nos invade un país de Asia, nos invade una región y por lo tanto se requieren respuestas regionales” afirmó. América del sur mas allá de indicadores muy favorables que incluso manifiestan una paulatina diversificación de la matriz exportadora en sus principales referentes, tiene algunas debilidades estructurales. Renato Baunman planteó en ese sentido la falta de experiencia de la región en “explorar terceros mercados con procesos de integración”.
Inmerso ya en la comparación regional entre Asia y América del Sur, el experto manifestó que “no hay grandes diferencias entre los grandes (hubs) de América - Brasil, México, Argentina- y los colosos de Asia” o por lo menos “no radica ahí la diferencia fundamental”. La diferencia sustancial se encuentra en el comportamiento de los países chicos (spokes) de cada región y la manera diferencial en la que se integran a los procesos de articulación productiva. El comportamiento de los países menores de cada región se evidencia en su desarrollo productivo y las características de su comercio interregional. Mientras el mapa de exportaciones no cambia entre los “hubs” y los “spokes” asiáticos, es decir China y Japón con Camboya y Vietnam - por mencionar algunas de las economías menores - tienen un flujo de comercio simétrico en los que tanto países mayores como pequeños, intercambian productos manufacturados. En América latina, por el contrario, el comercio entre las tres grandes economías de la región y sus socios regionales es asimétrico.
Estás “semejanzas” entre las matrices productivas asiáticas, sugiere para Bauman la posibilidad de un encadenamiento productivo regional. El mapa del flujo de comercio con terceras regiones manifiesta los mismos indicadores. Tanto las grandes economías asiáticas como las menores, comercializan bienes industriales con el resto del mundo. En el sur de América, la participación de los países menores en el comercio mundial, especialmente con productos manufacturados es prácticamente inexistente.
La convergencia entre las distintas economías asiáticas tiene un efecto multiplicador. Un círculo virtuoso en permanente retroalimentación que trae como consecuencia una intensidad mucho mayor del comercio interregional y como consecuencia, un crecimiento mucho más homogéneo ente los países de la región.
¿Qué pasa en Sudamérica? el experto dio un ejemplo:“Si la industria del Brasil requiere Gas para sostener sus procesos productivos, compra el vital insumo en Bolivia, ¿qué hace Bolivia con el dinero de dicha compra? ¿Vuelve a recomprarle productos manufacturados a Brasil? No. Los compra en China” quedando trunco el círculo virtuoso de expansión regional.
Para concluir propuso una serie de ejes sobre los cuales pensar los desafíos para la región.
-Entender al comercio interregional como la plataforma para hacer frente a la competencia de otras regiones.
-Lidiar con las sospechas habituales en el comercio interregional en virtud de objetivos estratégicos para la región.
-Trabajar en la provisión de recursos para financiar la capacidad productiva regional.
Fernando Porta a su turno expresó la dificultad que significa incluir en el análisis comparativo a una economía como la de México, pero en los ejes centrales coincidió con su antecesor; en que”la especialización no es un tema neutral en los modos e interacción regional y en los procesos distributivos. Lo que se produzca y los modos que se produzca son decisivos para cada economía”, manifestó.
Relativizó la idea de que Brasil. Argentina y México se encuentren más cerca de los modelos asiáticos, que de los países de la región más pequeños. También planteó algunos interrogantes sobre el caso asiático cuya matriz de producción se basa en un pequeño grupo de grandes núcleos productivos entre los que mencionó el textil, el electromecánico y el electrónico. También explicó que el esquema productivo articulado en Asia ha ido incorporando a nuevos países de la región, pero la condición iniciática para que formen parte, ha sido el suministro de mano de obra barata que garantice la rentabilidad y competitividad del proceso productivo regional.
Destacó a modo de conclusión, que los procesos de complementación no preceden a la constitución de los mercados: “Que los mercados estén resueltos, es una de las precondiciones que hace posible la complementación”. El rol del agente coordinador es muy importante en el caso asiático. Ese papel en Asia, lo juegan fundamentalmente empresas transnacionales que articulan potenciales mercados con estrategias productivas.
Finalizando deslizó algunas de las posibles líneas que podrían aportar positivamente en nuestra región y mencionó la promoción de mecanismos de preferencias que asignen posibilidades de acceso a la articulación de estrategias productivas. También puntualizó la importancia de que las economías más poderosas de la región piensen en el mercado interregional: “hay muy pocas inversiones argentino- brasileñas para el mercado regional”. Es muy importante –concluyó- generar “ejemplos demostrativos que tengan la capacidad de ser una evidencia de los beneficios concretos de la integración”.
Cerró la ronda de exposiciones la consultora especialista en internacionalización de PyMEs lic Paloma Ochoa. Respecto al rol que juegan los nuevos países asiáticos que se integran al proceso regional como suministradores de mano de obra barata, destacó un aspecto novedoso de dicho proceso: “la curva de aprendizaje de un país que suministra mano de obra barata a comenzar a jugar otro rol en el encadenamiento productivo es cada vez mas veloz”.
La especialista que está trabajando en integración productiva especialmente en el espacio agroalimentario, explicó algunas de las características peculiares que tiene este núcleo productivo.
Las cadenas de valor agroalimentarias están determinadas por el comprador, “por lo que habrá que pensar bien como eso influye en nuestra inserción en distintos mercados”. El desafío es saber que quiere el cliente para poder “acceder a eslabones más estratégicos y que pueden generar más valor de la cadena productiva. Remitirse a la mera producción sin investigar e intervenir en los eslabones finales de la cadena puede ser cómodo, pero un grave error estratégico”. En este sentido Felix Peña, Director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación Standard Bank, informó que se está organizando una misión de practicantes a China con el objetivo de averiguar in situ qué demanda el consumidor en materia agroalimenticia.
En la ronda final de preguntas que realizó el auditorio, se debatió acerca del rol que puede jugar el Banco del Sur en los procesos de financiación de las cadenas productivas de la región. Si bien todavía es incierto el papel de esta nueva entidad, todos los participantes coincidieron en lo fundamental de la inversión para el despliegue de estrategias de inserción de los productos regionales con valor agregado en los mercados mundiales.
La conferencia que fue seguida atentamente por el auditorio, contó también con las intervenciones del experto en Economía política e investigador Lic. Fernando Porta y la licenciada Paloma Ochoa consultora especialista en internacionalización de Pymes .
La exposición del ex director de CEPAL, basada en un reciente informe publicado por este organismo y el Banco Mundial, planteó la necesidad de comprender que el desafío de Oriente con su irrupción avasallante en la economía mundial no solamente refiere a China “No nos invade un país de Asia, nos invade una región y por lo tanto se requieren respuestas regionales” afirmó. América del sur mas allá de indicadores muy favorables que incluso manifiestan una paulatina diversificación de la matriz exportadora en sus principales referentes, tiene algunas debilidades estructurales. Renato Baunman planteó en ese sentido la falta de experiencia de la región en “explorar terceros mercados con procesos de integración”.
Inmerso ya en la comparación regional entre Asia y América del Sur, el experto manifestó que “no hay grandes diferencias entre los grandes (hubs) de América - Brasil, México, Argentina- y los colosos de Asia” o por lo menos “no radica ahí la diferencia fundamental”. La diferencia sustancial se encuentra en el comportamiento de los países chicos (spokes) de cada región y la manera diferencial en la que se integran a los procesos de articulación productiva. El comportamiento de los países menores de cada región se evidencia en su desarrollo productivo y las características de su comercio interregional. Mientras el mapa de exportaciones no cambia entre los “hubs” y los “spokes” asiáticos, es decir China y Japón con Camboya y Vietnam - por mencionar algunas de las economías menores - tienen un flujo de comercio simétrico en los que tanto países mayores como pequeños, intercambian productos manufacturados. En América latina, por el contrario, el comercio entre las tres grandes economías de la región y sus socios regionales es asimétrico.
Estás “semejanzas” entre las matrices productivas asiáticas, sugiere para Bauman la posibilidad de un encadenamiento productivo regional. El mapa del flujo de comercio con terceras regiones manifiesta los mismos indicadores. Tanto las grandes economías asiáticas como las menores, comercializan bienes industriales con el resto del mundo. En el sur de América, la participación de los países menores en el comercio mundial, especialmente con productos manufacturados es prácticamente inexistente.
La convergencia entre las distintas economías asiáticas tiene un efecto multiplicador. Un círculo virtuoso en permanente retroalimentación que trae como consecuencia una intensidad mucho mayor del comercio interregional y como consecuencia, un crecimiento mucho más homogéneo ente los países de la región.
¿Qué pasa en Sudamérica? el experto dio un ejemplo:“Si la industria del Brasil requiere Gas para sostener sus procesos productivos, compra el vital insumo en Bolivia, ¿qué hace Bolivia con el dinero de dicha compra? ¿Vuelve a recomprarle productos manufacturados a Brasil? No. Los compra en China” quedando trunco el círculo virtuoso de expansión regional.
Para concluir propuso una serie de ejes sobre los cuales pensar los desafíos para la región.
-Entender al comercio interregional como la plataforma para hacer frente a la competencia de otras regiones.
-Lidiar con las sospechas habituales en el comercio interregional en virtud de objetivos estratégicos para la región.
-Trabajar en la provisión de recursos para financiar la capacidad productiva regional.
Fernando Porta a su turno expresó la dificultad que significa incluir en el análisis comparativo a una economía como la de México, pero en los ejes centrales coincidió con su antecesor; en que”la especialización no es un tema neutral en los modos e interacción regional y en los procesos distributivos. Lo que se produzca y los modos que se produzca son decisivos para cada economía”, manifestó.
Relativizó la idea de que Brasil. Argentina y México se encuentren más cerca de los modelos asiáticos, que de los países de la región más pequeños. También planteó algunos interrogantes sobre el caso asiático cuya matriz de producción se basa en un pequeño grupo de grandes núcleos productivos entre los que mencionó el textil, el electromecánico y el electrónico. También explicó que el esquema productivo articulado en Asia ha ido incorporando a nuevos países de la región, pero la condición iniciática para que formen parte, ha sido el suministro de mano de obra barata que garantice la rentabilidad y competitividad del proceso productivo regional.
Destacó a modo de conclusión, que los procesos de complementación no preceden a la constitución de los mercados: “Que los mercados estén resueltos, es una de las precondiciones que hace posible la complementación”. El rol del agente coordinador es muy importante en el caso asiático. Ese papel en Asia, lo juegan fundamentalmente empresas transnacionales que articulan potenciales mercados con estrategias productivas.
Finalizando deslizó algunas de las posibles líneas que podrían aportar positivamente en nuestra región y mencionó la promoción de mecanismos de preferencias que asignen posibilidades de acceso a la articulación de estrategias productivas. También puntualizó la importancia de que las economías más poderosas de la región piensen en el mercado interregional: “hay muy pocas inversiones argentino- brasileñas para el mercado regional”. Es muy importante –concluyó- generar “ejemplos demostrativos que tengan la capacidad de ser una evidencia de los beneficios concretos de la integración”.
Cerró la ronda de exposiciones la consultora especialista en internacionalización de PyMEs lic Paloma Ochoa. Respecto al rol que juegan los nuevos países asiáticos que se integran al proceso regional como suministradores de mano de obra barata, destacó un aspecto novedoso de dicho proceso: “la curva de aprendizaje de un país que suministra mano de obra barata a comenzar a jugar otro rol en el encadenamiento productivo es cada vez mas veloz”.
La especialista que está trabajando en integración productiva especialmente en el espacio agroalimentario, explicó algunas de las características peculiares que tiene este núcleo productivo.
Las cadenas de valor agroalimentarias están determinadas por el comprador, “por lo que habrá que pensar bien como eso influye en nuestra inserción en distintos mercados”. El desafío es saber que quiere el cliente para poder “acceder a eslabones más estratégicos y que pueden generar más valor de la cadena productiva. Remitirse a la mera producción sin investigar e intervenir en los eslabones finales de la cadena puede ser cómodo, pero un grave error estratégico”. En este sentido Felix Peña, Director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación Standard Bank, informó que se está organizando una misión de practicantes a China con el objetivo de averiguar in situ qué demanda el consumidor en materia agroalimenticia.
En la ronda final de preguntas que realizó el auditorio, se debatió acerca del rol que puede jugar el Banco del Sur en los procesos de financiación de las cadenas productivas de la región. Si bien todavía es incierto el papel de esta nueva entidad, todos los participantes coincidieron en lo fundamental de la inversión para el despliegue de estrategias de inserción de los productos regionales con valor agregado en los mercados mundiales.
Daniel Calabrese