¿Séptima potencia mundial en 2030?

En ese marco conviene identificar en AP– más allá de ya acreditados países como Japón y Corea del Sur- nuevos actores emergentes que podrían ocupar posiciones relevantes en las próximas décadas. Para muchos de quienes en distintas partes del globo analizamos la evolución de esa región, ese puesto tiene un nombre: Indonesia.

Con una población que roza los 260 millones de habitantes, una superficie total de unos 1.905.000 km2 y un PIB anual de 1.022.450 millones de $usd, es el país más importante del Sudeste Asiático y uno de los principales a nivel global. País- archipiélago, consta de aproximadamente 17.500 islas, de las cuales alrededor de un tercio están habitadas. Las aguas que las rodean cubren 5.400.000 millones de km2 , configurando una potencia marítima de primer nivel en una zona crítica para las comunicaciones y los flujos de comercio que vinculan al Sudeste con el resto de la región.

Muy importante productor y exportador de petróleo y gas, pesca, productos agrícolas y mineros (carbón, uranio, estaño y níquel), logró alcanzar un importante desarrollo industrial endógeno en las décadas del 70 y 80. Este se vio coartado por severos problemas políticos y particularmente, con la crisis financiera que asoló a la región en 1997. Ese desastre económico tuvo graves consecuencias, generando más de 20 años de complejas situaciones económicas y políticas (proceso de democratización).

Postergó por décadas el proyecto de incrementar sustantivamente su presencia económico-comercial en el mundo. Según le consta al autor de esta nota, dadas las relaciones que mantenía con los principales organismos y thinks tanks a cargo de la política económica externa de ese país, Indonesia había planeado un amplio “desembarco económico” en América Latina en los primeros años del siglo XXI, que debió postergarse hasta la actualidad.

La economía ha mantenido un crecimiento del orden de 5,1% - 5,3% durante los últimos años, con un robusto consumo interno que equilibra algunos vaivenes de la balanza comercial; muy baja inflación (3,2% en el 2018) y un ambicioso plan de desarrollo industrial – “Haciendo Indonesia 4.0”- focalizado en incorporación de tecnología e incremento de la productividad en los sectores de alimentos; textiles; vestimenta; automóviles; electrónica y química. Además de un crecimiento esperado del PIB 2020-2024 del orden de 5,5% a 6,3% anual, distintos estudios señalan que en el 2030 podría convertirse en la séptima economía mundial, sumando 90 millones de personas más a su clase consumidora (sería la mayor, luego de China e India).

Es este el país donde el Presidente Macri mantuvo un encuentro oficial con el Presidente Joko Widodo (nominado familiarmente “Jokowi” por los indonesios) el 26 de junio pasado. En esa oportunidad se firmaron diversos Acuerdos, sugiriendo Widodo la oportunidad de compensar un fuerte superávit comercial argentino con la importación de productos agrícolas tropicales e industriales. Entre estos últimos, aviones fabricados en ese país y ferrocarriles.

Este contexto permite explorar las posibilidades de joint ventures entre empresas de ambos países. Cabe señalar que el intercambio futuro en estos rubros podría ser solo la punta del iceberg. Se presenta un amplio espectro de posibilidades de cooperación y comercio. Por ejemplo, en desarrollo marítimo; acciones económicas conjuntas en la Ruta y el Camino de la Seda y muy particularmente, de asociatividad entre sus Pymes y las nuestras (el 99% de las empresas manufactureras indonesias corresponden a esa categoría), así como en los programas tecnológicos “4.0”. Nuestra visión de Asia aún comienza a despertar....

Carlos Moneta, Director de la Maestría en Economía y Negocios con Asia Pacífico e India, UNTREF.